José Manuel Alfaro / Sección de ficción ‘El Cuaderno de Muleman’. Después de miles de años de búsqueda incansable, la Atlántida podría encontrarse en las marismas y escarpes de La Ribera de Moguer. Y todo gracias a unas obras no autorizadas, realizadas con maquinaria pesada, en una zona de La Ribera en la que habrían aflorado unos restos que podrían pertenecer a esta antigua civilización que vivía en lo que se conocía también como la “isla mítica”, isla mencionada y descrita en los diálogos Timeo y Critias, de los textos del filósofo griego Platón. Una ciudad que existió hace 9.000 años y que estaba ubicada más allá de las Columnas de Hércules.
Lo relevante de este hallazgo es que, ya en 2005, un equipo multidisciplinar de investigadores del CSIC y de la Universidad de Huelva, en el marco del denominado Proyecto «Contrastación de la hipótesis de Wickboldt-Kühne», estudiaron sobre el terreno si unas formas geométricas del Espacio Natural de Doñana obtenidas desde el satélite indio IRS y señaladas por los investigadores alemanes Werner Wickboldt y Rainer W. Kühne podían corresponder a la Atlántida o Tartessos.
Pero los resultados de las pruebas realizadas mediante georradar, tomografía, sondeos y catas sedimentológicas entre 2005 y 2010 indicaron que bajo Doñana, «hasta 12 metros de profundidad, no había absolutamente nada”. Una circunstancia que podría dar solidez a la hipótesis actual de que los restos encontrados en La Ribera de Moguer podrían pertenecer a esa mítica ciudad, que podría albergar, además de grandes tesoros, información suficiente para conocer una civilización que, según los relatos que se conocen de la misma, era una de las más avanzadas de todos los tiempos.
Dada la importancia del descubrimiento, en los próximos días se podría desplazar a la ciudad uno de los egiptólogos españoles más importantes del mundo para verificar este hallazgo pues, de confirmarse, estaríamos ante uno de los descubrimientos más importantes del milenio. Un descubrimiento que compartiría protagonismo con la recién descubierta “ciudad dorada perdida de Luxor”, donde se encuentra actualmente este egiptólogo, tal como nos cuenta a este ‘Cuaderno de Muleman’ en la siguiente entrevista por videoconferencia.
-¿Qué relación especial le une a Moguer?
-Llevo años unido a Moguer gracias a la poesía y a la prosa de Juan Ramón, de la que soy un enamorado. Leí Platero y yo con diez años. Y, desde ese día, quedé maravillado con esa riqueza de la palabra, el lenguaje y la belleza de su construcción. De hecho, es uno de los libros que siempre llevo en mis viajes y al que recurro muchas veces cuando quiero hallar algo. Es más, le podría decir que la arqueología y la egiptología están íntimamente relacionadas con esta obra única de la prosa. Igual que no hay día de trabajo en el desierto de Egipto, en las excavaciones más importantes, que no se descubra algo nuevo, como ha sido el caso del hallazgo de la ciudad dorada perdida de Luxor, cada vez que vuelvo a leer un capítulo de Platero y yo, no hay una sola vez que no halle un tesoro entre sus líneas.
-¿Qué es lo que ha hecho posible poder encontrar lo que podrían ser los restos de esta ‘Isla mítica’?
-Pues, como en muchos de los grandes hallazgos de la historia, el azar ha sido de alguna forma el motor de ello. Por lo que me ha comentado un gran amigo poeta de la zona, La Ribera de Moguer es de un territorio de gran belleza que durante años ha quedado fuera del expolio intensivo humano, apenas unas pequeñas construcciones rudimentarias humanas formaban parte del paisaje. Pero, en los últimos años, se ha producido un fenómeno de antropización humana y de transformación de algunas zonas de La Ribera, que han terminado rompiendo el frágil equilibrio natural y paisajístico de la zona. De hecho, ha sido una actuación llevada a cabo con maquinaria pesada que ha destrozado este frágil equilibrio, la que ha hecho aflorar lo que podrían ser los restos de la Atlántida después de mover miles de metros cúbicos de tierra.
A la vista de lo ocurrido, ahora tendremos que elegir entre seguir modificando el perfil existente para hacer aflorar más restos o preservar el perfil existente y toda la belleza que lo caracteriza. Una decisión, esta última, que nos obligaría a obviar uno de los descubrimientos arqueológicos del milenio. Una decisión que será difícil y que tendrán que tomar los servidores públicos, que deberán anteponer el interés general y público por encima de cualquier interés privado.
-¿Por qué no han sido descubiertos estos restos hasta ahora?
-Por lo que conozco de esta cuenca baja del río Tinto, le puedo decir que este sistema de escarpes o barrancas posee unas características muy singulares. Al mismo tiempo, es extremadamente rico desde el punto de vista medioambiental, gracias al cauce de los meandros anastomosados, la intensidad y las extensas mareas, sus islas, pero, sobre todo, sus escarpes. Un territorio que, actualmente, está protegido por el POTAD y que se encuentra dentro del Plan Especial de Conservación de la Red Natura 2000 de la Unión Europea. Una zona de especial y máxima protección en la que no está permitida ningún tipo de actuación urbanística, ni de interés público, así como ninguna transformación del uso forestal u otro usos y donde solo está permitido el uso agrícola no intensivo y naturalisticos. Esta singularidad medioambiental y la protección ambiental a la que está sometida ha hecho posible que estos singulares y bellos escarpes de La Ribera de Moguer hayan permanecido intactos durante todos estos siglos y que los restos de Atlántida hayan podido permanecer intactos y protegidos de la codicia colonizadora del hombre a la que sí han sido sometido otros territorios del término municipal.
-¿Cuáles son los pasos a seguir ahora?
-Lo primero, como en todo proceso de investigación, será evidenciar si los restos que se han encontrado pertenecen a la ciudad milenaria de la Atlántida o simplemente se trata de un pozo de registro de una conducción de saneamiento. Si una vez analizados los restos hubiera cierta evidencia de que podrían pertenecer a la Atlántida, habría que tomar la decisión, como dije anteriormente, de crear uno de los complejos arqueológicos más importantes del mundo. Eso implicaría la intervención en cientos de hectáreas, incluso se podría dar la circunstancia de que, a medida que se fueran haciendo excavaciones, estas se fueran acercando al núcleo urbano, lo que podría hacer incluso que alguna de las zonas como la calle Ribera o la urbanización de Los Puntales se vieran afectadas, lo que podría implicar, incluso, un desalojo temporal.
Pero, si por el contrario. los restos encontrados fueran parte de una canalización de saneamiento relativamente moderna, está claro que el propietario del terreno se vería en la obligación de restituir el perfil del terreno al estado natural anterior, así como restaurar la zona y dejarla en el estado primitivo. Y, si no fuera así, podría ser denunciado, algo que podría llevar consigo una multa económica y penas de prisión. Pero bueno, eso ya se verá cuando se analicen los restos, ahora no debemos adelantarnos a los acontecimientos.
-¿Qué similitud guardan la Atlántida de Moguer y la Ciudad dorada perdida de Luxor?
-Yo diría que muchas, más de lo que se piensa la gente. En ambos casos, las excavaciones nos permitirán conocer por qué en ambas ciudades se abandonaron la vida cotidiana, su tejido productivo, la cultura, sus costumbres, los ritos funerarios… Además, las dos son ciudades que se creían perdidas, las dos están cerca de ciudades muy importantes: la Ciudad dorada cerca de Luxor y la Atlántida de Moguer, que es una de las ciudades más importantes de la costa de la provincia. No me extrañaría que descubriéramos durante las excavaciones que ambas ciudades tuvieron un nexo de unión que va más allá de nuestra capacidad de raciocinio. Incluso, por decir algún disparate, que los extraterrestres que construyeron la Atlántida, después de terminarla se desplazaron a Egipto a construir las pirámides.
– ¿Cuándo se sabrán los resultados del estudio?
-Pronto se empezaran los análisis de los restos y se estudiará la composición y estructura de los materiales encontrados para determinar la edad de los mismos. Creo que quedan años de estudio antes de que podamos acometer una excavación importante, más allá de la que pueda hacer con su azadón para quitar las malas hierbas algunos de los lugareños que tiene un huerto de patatas y habas para distraerse los fines de semana. Así que lo que lo que yo recomiendo es que se restaure el terreno y se siga disfrutando hasta entonces de la incalculable belleza de los escarpes del Tinto, las marismas y La Ribera de Moguer. Al menos, esa es mi opinión como egiptólogo.