Juan Carlos Ferré: ‘No nos podemos quedar con lo primero que se nos presenta’

RFB. En la Universidad de Huelva hay un buen plantel de profesores, en su doble vertiente docente e investigadora. Pero siendo satisfactorio el nivel general -avalado por los usuarios más directos, los alumnos-, hay, llamémosle, puntales que permiten avanzar en la reputación de la Onubense, día a día.

Entre ellos se encuentra el catedrático de Derecho Penal, Juan Carlos Ferré Olivé. En la actualidad, además de su intensa actividad como investigador y docente, ocupa la responsabilidad de un cargo tan señalado como el de Decano de la Facultad de Derecho. Ha tenido la amabilidad de concedernos una entrevista en estos tiempos singulares que nos han tocado vivir.


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Ferré es un profesor contundente, con las ideas claras y el conocimiento amplio y profundo, que ha mostrado la generosidad de ‘reincidir‘ -como nos comenta con una sonrisa, utilizando un término de penal- y añadir un segundo mandato a esta más inmediata trayectoria en la facultad onubense.

El catedrático Ferré en un momento de la entrevista.

Inquieto, riguroso, perseverante y muy crítico en todas las facetas de su vida, se autocalifica como incómodo para los rectorados sucesivos, porque reclama cosas, exige cosas, cuestiona cosas, ‘soy muy rebelde‘ -admite-. No acepta ordenes de nadie y esta es una de las razones por las que se ha dedicado a ser profesor universitario, porque le permite ser libre. El día que uno es catedrático es libre, puede tomar las decisiones libremente -asegura-.


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Considera que un buen profesor universitario es aquel que hace razonar a sus alumnos. Hacer pensar.  Aquel que transmite a los estudiantes conocimientos pero también dudas. No nos podemos quedar con lo primero que se nos presenta -destaca-.

Nos recuerda que su implicación en las tareas de gestión tiene intensos antecedentes, ‘desde siempre‘ -como destaca-: decano en una etapa anterior, vicerrector de profesorado en nuestra universidad, director gerente de la Fundación de la Universidad de Salamanca y vicedecano de la Facultad de Derecho de esta última universidad, entre otros variados desempeños.

Afirma que ‘esta dedicación paralela te quita mucho tiempo, sobre todo de la investigación‘, pero cree que está en un momento de su vida en el que puede conciliarlo perfectamente. Antes de la pandemia, a pesar de atender sus obligaciones como decano, ha seguido viajando por todo el mundo prácticamente todos los meses, algo muy característico de su carrera.

Recibiendo uno de sus numerosos reconocimientos,

Realmente -nos dice- encontrándome en México, encontrándome en Miami o en Varsovia podría intervenir‘ gracias a internet, teniendo un contacto permanente. ‘La tecnología ayuda a que esta gestión resulte menos gravosa‘ -resalta-.

Invitado a numerosas universidades europeas y de Iberoamérica, pudo compaginar esta intensa actividad con la tarea de gestión. Hasta tal punto ha sido así que ha seguido con sus investigaciones, con sus sexenios de investigación, con sus publicaciones. ‘He sacado el año pasado, justamente siendo decano -comenta-, el libro más importante de mi vida, 900 páginas sobre defraudación tributaria, que ha sido muy premiado y reconocido‘.

Así, tiene oportunidad además del contacto con sus alumnos y se muestra satisfecho aunque le faltan cosas porque indica que a nuestra universidad le falta impulso, tiene aspectos que aún están por hacer, que se encuentran a medio camino. Admite que es lógico porque aún somos muy jóvenes como institución. ‘No podemos pretender equipararnos con universidades que tienen trescientos, quinientos u ochocientos años de historia y tradición‘ -matiza-.

Le preguntamos como ve a su Facultad de Derecho y Juan Carlos Ferré responde que no se considera conformista sino más bien al contrario, una persona muy crítica que expone lo bueno y también lo malo. Y aún así admite que ‘nuestra facultad en el contexto de la Universidad de Huelva es una de las más destacadas‘.

En su investidura como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Colombia.

Esta apreciación la justifica por la ‘exigencia de los profesores y la exigencia que generamos hacia nuestros estudiantes. De todo ello deriva una buena tasa de éxito posterior en la profesión, como abogados, como jueces, como fiscales, y tenemos egresados que están en todos estos ámbitos‘.

Somos una facultad pequeña, comparada con Sevilla, Granada, Málaga e incluso Jerez, pero nuestros egresados tienen un satisfactorio desempeño en la función pública y también en el ámbito privado‘. Nos dice el profesor Ferré que quieren transmitir a los alumnos esa idea, aún en el marco de la situación covid.

Somos una facultad que lucha por la calidad -afirma-. No todos los profesores tienen el mismo grado de excelencia, los hay mejores, los hay peores, pero eso es un poco fruto de como se estructura la universidad española‘. Entiende Ferré que la insuficiente dotación económica de las universidades es una de las razones de esta problemática.

Hay gente muy buena que no tiene posibilidad de entrar en la universidad, de ser docente, que termina yéndose a otro sitio -lamenta-. Se ve muy claro en la sanidad, en la medicina, que los profesionales no se quedan en la universidad… esto hace que la universidad se esté envejeciendo, y se esté empobreciendo. Lo padece el conjunto de la universidad española y también Huelva y nuestra facultad‘.

La onubense cursa su último año de Derecho. En la foto, durante un almuerzo junto decano de la facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica, Don Alfredo Chirino; el Vicedecano, Don Erick Gatgens; el profesor de Derecho Procesal Penal, Don Javier Llobet; el docente de Penal; Don Carlos Tiffer, y el decano de la facultad de Derecho de la Universidad de Huelva, Don Juan Carlos Ferré.
En un almuerzo con colegas del ámbito académico.

Es una realidad adversa, con ejemplos como el que nos comenta, ‘yo he tenido un discípulo brillantísimo, con un doctorado en Alemania, otro en Italia y otro aquí, que ha tenido que dar clases en la Pablo Olavide por 400 euros. Y como tenía que ir y venir con su coche realmente pagaba para dar clase. Luego se resolvió la situación, pero no bajo un contrato estabilizado, sino temporal’ -añade el profesor-.

Aún las consecuencias de este desajuste no se producen, porque hay todavía profesores ‘de la vieja escuela, según Ferré, pero la vida es limitada y podrán apreciarse, si no se corrige, en un futuro no muy lejano. Esto ocurre fundamentalmente en la universidad publica. En la privada no, pero en esta se da el inconveniente de que no se investiga.

Respecto al covid, el catedrático considera que esta situación tiene un lado positivo y otro negativo. El positivo es que las nuevas tecnologías permiten que se pueda seguir impartiendo docencia, pero se están produciendo muchos problemas para evaluar.A mí me preocupan muchísimo los exámenes on line -asevera- porque está comprobado que son una fuente de fraude‘.

Según Ferré, hay ‘profesionales’ que cobran por presentarse a estos exámenes, al igual que antes los había que realizaban los trabajos fin de grado por cuenta de otros para cobrar una remuneración. ‘Es un fraude completo, a uno mismo -nos dice- ¿qué podemos esperar de un alumno que ha hecho la carrera copiando luego en su etapa profesional?‘.

El profesor Ferré es inconformista en su visión universitaria.

Para Juan Carlos Ferré, que opina lo fundamental de la investigación, esta tiene que derivar en unas clases mejores. Hay investigadores a los que no les interesa el alumno, pero esto es un sinsentido a su juicio. Esta consideración es válida para Derecho pero también para cualquier línea de investigación en la universidad.

La transferencia de los resultados de la investigación a la sociedad no es tan fácil según su opinión pero en el caso de Huelva, que es pequeña, hay mucha sintonía con el Colegio de Abogados,… ‘la ha habido siempre’. El Master de la Abogacía se dicta conjuntamente con el Colegio. ‘Hay una interrelación, hay una fluidez muy interesante’ -califica Ferré-.

En su opinión, la cuestión de las prácticas, que es importante, se encuentra con abogados en ejercicio que pueden admitir practicantes pero ‘siempre suele ser un acto de generosidad. Estos actos de generosidad a veces no se comprenden bien ni por la Universidad ni por las instancias del Estado, estableciendo exigencias retributivas o de cotización que pueden hacer inviable la práctica’. Asegura que ‘esto no es mano de obra encubierta, son estudiantes que van a aprender, con lo que tiene que haber una racionalidad en estas decisiones políticas‘.

El doctor Ferré pronunciando una conferencia en Costa Rica. / Foto: Universidad de Costa Rica.

Cuando le preguntamos al profesor Ferré -aparte de lo comentado antes- el porqué de su dedicación a la universidad se ríe un poco y expresa que es una cuestión interesante. Nacido en Argentina, de origen catalán, también francés y valenciano, realizó sus estudios de Derecho en su país de nacimiento, pero quiso hacer un curso de doctorado en España.

Era una época difícil en la nación sudamericana -la dictadura militar había ‘vaciado’ la universidad, indica- y para avanzar en la formación había que salir, y le surgió una oportunidad con la Universidad de Salamanca, que le facilitó una beca. Trabajaba entonces en un juzgado de Argentina y tuvo que optar, y lo hizo por la vía académica en vez de volver a su país. Y lo académico le atrapó. En 1987 leyó su tesis doctoral, habiendo comenzado como profesor en Salamanca un año antes.

Dado que ha publicado sobre Derecho Penal en distintos países, le preguntamos por la ‘globalización’ del Derecho Penal, por las similitudes y diferencias entre los distintos marcos jurídicos nacionales. Nos dice que hay muchos aspectos que son comunes, idénticos, aunque hay matices que los diferencian.

De hecho nos comenta que ha impartido unas seiscientas conferencias en diecisiete países, y entiende que esto solo es posible porque hay mucho en común. Estima que hay un lenguaje común, con matices. Ahora está trabajando en un libro sobre blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, donde prácticamente las reglas son universales. Hay ámbitos sin embargo, como en Estados Unidos, donde si hay diferencias notables. ‘El mundo anglosajón es muy distinto en casi todo, en formas de razonar, en las reglas de lo jurídico, sistema de casos, precedentes… el resto del mundo sigue más o menos un sistema similar, que proviene de lo romano y de lo germánico’.

Anuncio de una conferencia internacional del Dr. Ferré.

Los romanos, nos dice Ferré, eran brillantísimos, construyeron instituciones del Derecho que prevalecen hoy en día. Nuestro Derecho Civil es Derecho Romano matizado, actualizado.

Le preguntamos que otra especialidad habría elegido si no lo hubiese hecho con Penal. Dice que es difícil, porque desde segundo de carrera -como es común en Argentina- empezó a trabajar en los Tribunales de Justicia como ayudante. Los funcionarios judiciales no existen allí como tales. En realidad son estudiantes de Derecho que cobran un salario, como fue su caso, y que cuando terminan o siguen la carrera funcionarial o pasan a la abogacía.

El estuvo por tanto en la Justicia Penal desde los 19 años, y le apasionó. Le gustan mucho otras ramas del Derecho, con las que está interrelacionado, Mercantil, Tributario, Administrativo, y no le importa profundizar más en ellas.

Comentamos que en el mundo del Derecho, visto desde fuera, podría haber mucho de ‘puesta en escena‘, y parece en lo penal aún más. Le preguntamos como puede conjugar esa hipotética realidad con la formación.

Según nos indica, ‘estamos en una permanente formación, los noveles y también los experimentados. Y no solo es una puesta en escena, los argumentos jurídicos hay que elaborarlos. Hay gente que puede ser muy joven y saber dar con el meollo del asunto, el quid de la cuestión. Los argumentos jurídicos son imprescindibles para el juicio y tiene que haber un manejo del Derecho muy serio‘.

Una de las numerosísimas publicaciones de Juan Carlos Ferré.

La abogacía es para Ferré una profesión difícil. Apunta que se está americanizando. Grandes despachos que dejan poco espacio a los pequeños en el mercado, que cobran cantidades enormes y que no se corresponden luego con el servicio prestado. Firmas con abogados de renombre que ponen en manos de becarios a sus clientes, limitándose ellos a las relaciones públicas. Afortunadamente eso en Huelva no suele suceder, dada su reducida dimensión.

La cuestión de los dilemas morales le parece muy interesante a nuestro entrevistado. Nos dice que, ‘para empezar, todo el mundo tiene derecho a un abogado, aunque sea de oficio. Aunque el resultado de un juicio parezca en ocasiones predeterminado siempre se puede pedir una pena menor, alegar cuestiones que minoren la pena. Todo el mundo tiene  derecho a una defensa.

Los penalistas se suelen encontrar con temas esenciales. Tocan los grandes temas que no suelen ser muy agradables. Son los últimos a los que les toca defender la vida, la salud, el patrimonio. El penalista tiene que decidir -en el plano teórico desde la Universidad y en el práctico desde la Justicia- sobre los grandes temas donde el conflicto está vivo’.

El aborto es un tema que siempre está latente, que siempre tendrá gente a favor y gente en contra por motivos éticos, religiosos, ideológicos, personales y sociales; la eutanasia es lo mismo, son dos temas recurrentes que el penalista tiene que afrontar siempre y se tiene que manifestar racionalmente en ambos. Yo como penalista no puedo hacer un juicio ético sobre el aborto, yo tengo que hacer un juicio jurídico, al igual que con la eutanasia’.

‘¿Qué pasa con el aborto? Hay mucha gente que está en contra del aborto, pero hay mucha gente que está en contra del aborto pero a favor de dar libertad a la mujer para que decida. Yo, Juan Carlos Ferré, personalmente puedo estar en contra del aborto, pero me opondría si mi pareja quiere abortar y se viese sometida a una pena. Lo que yo pienso es que no debería imponérsele una pena a una mujer que quisiese abortar, aunque no apruebe el hecho personalmente‘.

‘Es una cuestión de distinguir entre mantener o imponer criterios. Yo puedo mantener el mío, pero no imponerlo a otros’, afirma Ferré. Lo que vienen defendiendo muchos penalistas, tanto en aborto como en eutanasia, es que hay un conflicto, que no son decisiones que se toman alegremente por parte de las personas afectadas. No hay que hacer apología del aborto o de la eutanasia, pero hay que reconocer que hay un conflicto, y que en ese conflicto entiendo que el Estado no debe entrar con una pena. Todo esto, obviamente, si se dan unas determinadas condiciones’.

En la Facultad de Derecho de Salamanca el profesor Ferré también desarrolló una ingente labor.

Juan Carlos Ferré llegó a Huelva en diciembre de 1995, porque salió convocada la plaza de catedrático que terminó obteniendo. Estuvo en unos primeros años en comisión de servicios en las Universidades de Salamanca y la Carlos III de Madrid, y ya se quedó aquí definitivamente. Tuvo otras opciones de cátedra en otras universidades, pudiéndose haber cambiado de universidad, pero en Huelva admite que se siente muy cómodo. En otros lugares quizá podría haber tenido más proyección pero reconoce que la calidad de vida aquí es muy buena.

Sintiéndose onubense adoptivo considera que hay cosas que mejorar, pero en las últimas décadas se ha avanzado de forma notable y cree que tenemos un futuro prometedor. ‘Hay que abrirse mássegún sus palabras- porque tenemos lo justito para lo justito’.

Antes de 1995 no conocía Huelva. Iba mucho a Cádiz y Jerez, donde tiene muchos amigos, y siempre se preguntaba que como sería Huelva. Y le llamaba mucho la atención porque recuerda que ‘en Argentina la gente habla mucho del Puerto de Palos, de la salida de Colón, y curiosamente en España nadie habla de ello fuera de aquí, ni de Colón, ni de donde sale ni a donde llega‘.

Lamenta que Huelva no es un sitio de peregrinación vinculado a estos temas. Recuerda un amigo de Argentina que quería venir a conocer el Puerto de Palos, pero también los escenarios juanramonianos, la tumba de Platero. Esta, que existe, está campo a través, abandonada, y pudo verla, pero se tuvo que saltar unas alambradas y peligrosamente entrar en una propiedad privada.

Vivir en El Rompido es un privilegio reconocido por el catedrático de la Universidad de Huelva.

El profesor Ferré mantiene sus ilusiones, a pesar de que, como dice, ‘los años van pasando y es difícil ilusionarse con todo’. Vivida la época del covid su deseo es poder seguir viajando. Y es así por lo tanto que le enriquecen los viajes, por lo tanto que señala le enriquece la gente, … los amigos. Los dos últimos viajes que hizo fueron en diciembre de 2019, a Pekin, y en febrero de 2020, a Rusia. Ambos por temas académicos para dar sendas conferencias.

Su ilusión es, por tanto, vivir esta vida que mezcla lo académico con las relaciones personales, la cultura, los idiomas. Vive en El Rompido, que considera un lugar paradisiaco, con una calidad de vida extraordinaria que difícilmente encontraría en otro sitio. Se considera privilegiado en ese sentido y vivir aquí con sus seres queridos, en su matrimonio, le hace feliz.

Enhorabuena, profesor.

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