Plataforma Asociación Amigos del Parque Moret. La condena a los Cabezos, testigos de nuestra historia, ya es conocida a la espera del fallo fatal: su desaparición bajo la piqueta. Sin embargo, las posturas intransigentes, la sinrazón y la insensibilidad manifiestas, que contribuyen a agudizar los sentidos, nos han llevado a evocar un hecho significativo:
En el anuncio de la jornada ‘Dibujemos nuestra ciudad. Aportaciones al nuevo Plan General de Ordenación Urbanística de Huelva’ en su etapa exploratoria, que tuvo lugar el jueves 10 de diciembre de 2020, organizado por el Ayuntamiento y la Universidad de Huelva, pudimos comprobar con asombro la contradicción por la que transita el gobierno municipal en el tema de la planificación urbanística que afecta, al parecer inexorablemente, a los Cabezos de nuestra ciudad, señas de identidad milenaria. La información venía acompañada de una ilustración en la que es fácil distinguir al fondo unas sombras oscuras elevadas inconfundibles: los Cabezos de Huelva. Dicha estampa data del siglo XVIII, Huelva vista desde la Ría.
Y en la misma, aparte de la silueta del sistema montañoso, podía leerse en primer plano una leyenda que decía: «El futuro de la ciudad de Huelva», ¡qué curioso! ¡Recurren a una vista de la ciudad en la que los cabezos destacan como elemento definitorio cuando se han propuesto destruirlos! ¡Absolutamente incongruente!. Diríase que el subconsciente traiciona a los responsables de esta amenaza que, de espaldas a la ciudadanía, persisten en llevar adelante el plan trazado, despojar a una ciudad de los monumentos naturales que constituyen su historia más antigua y lo que es más grave aún, hurtar a las generaciones venideras la Huelva de nuestros antepasados.
No importa el peso de las razones y argumentos esgrimidos para que se respeten los cabezos. Por citar algunas de las instituciones, el Defensor del Pueblo Andaluz, que pide que se garantice su protección, conservación y puesta en valor; la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que se define abiertamente también en defensa de los Cabezos, la consideración del concepto de patrimonio reflejado en el Convenio Europeo del Paisaje, el informe multidisciplinar de la Universidad de Huelva y el respaldo expreso de más de 160 especialistas de 40 Centros de Investigación nacionales y extranjeros, alegaciones ciudadanas, la encomiable y reconocida labor de la asociación Huelva Te Mira y otros colectivos, …, por la recuperación y conservación de nuestro patrimonio natural y cultural,… Y podríamos continuar con multitud de apoyos expresos acerca de la importancia de la preservación de estas singulares elevaciones de la geografía onubense, tantos, que resulta inconcebible la actitud tan cerril del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Huelva.
¿Ha sido estéril tanto esfuerzo? La explicación para tamaña monstruosidad, que nosotros sepamos, ha sido de lo más simple y absurdo, un argumento jamás empleado por unos gobernantes municipales conscientes de sus responsabilidades: “que para tener los cabezos y laderas sucios, con basura y escombros, (cuya limpieza y cuidados depende de ellos directa o indirectamente), mejor echarlos abajo”. Son solo solares olvidados. Este razonamiento responde indudablemente a un plan preconcebido hace largo tiempo con el fin de neutralizar, manteniéndolos abandonados, las reivindicaciones ciudadanas que se pudieran suscitar.
En absoluto está reñido la recuperación, cuidados y disfrute de nuestro patrimonio natural y cultural con la Huelva actual; muy al contrario, los vestigios que a duras penas se van recuperando, reviviendo su existencia, como por ejemplo la Fuente Vieja, nos permitirá conocer la riqueza de una parte de nuestra civilización. Y se está avanzando con el Proyecto EDUSI. ¿Por qué los cabezos, con sus secretos guardados durante siglos no pueden dar luz al pasado, al presente y al futuro de una sociedad que quiere vivir al ritmo de los tiempos, con la práctica de un urbanismo distinto, creativo y en contacto estrecho con la naturaleza en el interior de nuestra ciudad?
Intereses inadmisibles obstruyen lo que debería ser la apuesta decidida por una ciudad con sus monumentos naturales integrados en la fisonomía urbanística. Opciones para evitar el destino al que nos oponemos rotundamente, han sido expuestas innumerables veces, y el futuro dejará al descubierto la incompetencia e insensatez en este controvertido y al mismo tiempo clarísimo asunto. Nuestra elección es firme: respeto estricto a los cabezos, sin construcciones anexas ni soluciones intermedias.