Gabriel López.
Arquitecto técnico.
Grupo Azoteas.
Hay un personaje, Alexander Von Humboldt (1769-1859), pionero en una nueva forma de entender la Naturaleza y, curiosamente, precursor de las teorías más evolucionadas y actuales sobre ese tema tan en boga.
Explorador del mundo, científico multidisciplinar y ensayista político, descubrió similitudes entre distintas zonas climáticas y previó el peligro de alterarlas por acción de la actividad humana, realizó un estudio comparativo de las zonas del mundo y describió la Naturaleza como una fuerza global interconectada.
Ahora muchos hablamos de esto mientras otros actúan, pero este contemporáneo de Beethoven germinó el pensamiento de lo que hoy sigue siendo un problema y la asignatura pendiente de la Humanidad.
Su influencia en posteriores teorías científicas, en la futura ecología, y en la literatura, permiten situarlo como inspirador de personajes tan relevantes (coetáneos o posteriores) como Darwin, Goethe, Bolivar, …. Convirtió la observación científica en narrativa poética.
Humboldt fue un científico global que también cultivó amistades con humanistas contemporáneos y que supo ver, de forma novedosa, la importancia de la visión humanística en la formación de todo científico.
Es de suponer que Carl Sagan conociera la monumental obra «Cosmos» de Humboldt, para la realización del documental televisivo del mismo nombre, en el que se hace evidente la huella de la concepción holística de la Tierra por parte de Humboldt.
Así, José Manuel Sánchez Ron (catedrático de Historia de la Ciencia y miembro de la RAE) establece la similitud de ambas obras («Cosmos»), en su trabajo «El sueño de Humboldt y Sagan». O Jorge Olcina, en la Revista «Métode» («Los dos Cosmos, Humboldt y Sagan. Similitudes»). Incluso en la Biblioteca Nacional se celebró en 2018 una exposición sobre la obra de ambos científicos y divulgadores.
Humboldt fue el primer científico que percibió el planeta como una entidad global en la que todo se relaciona y ninguna disciplina (climatología, zoología, botánica, geología, geografía, astronomía…) puede estudiarse aisladamente, obviando su influencia en el resto.
Fue primer «ecologista» (aunque entonces no existiera ese término), que verificó como toda actividad humana orientada a la expansión, explotación y extracción, tenía consecuencias directas e irreversibles en la alteración de los ecosistemas naturales.
Las ideas que se le revelaron en el primero de sus viajes han tardado 170 años en ser aceptadas (excepto por negacionistas e intereses corporativos) y ahora sorprende su visión a largo plazo y comprendemos por qué haya podido ser silenciada la importancia de su legado, tan actual.
Humboldt nos enseñó que la investigación científica no debe centrase en el nuevo avance tecnológico con beneficio inmediato, sino que tendría que orientarse hacia el estudio global (mediante el uso colaborativo de conocimiento compartido) del planeta, como un sistema ecológico único e interdependiente.
La británica (nacida en India) Andrea Wulf (1972), joven y muy bien dotada para estudiar y comunicar. Su libro «La invención de la Naturaleza. El nuevo mundo de Alexander Von Humboldt», es una joya por tres motivos: porque «va» de Humboldt (y todo lo que se acerque a este científico es para colocar en nuestro altar de admirables); porque es libro que está muy bien escrito, ameno y bien documentado, y es la mejor antesala para conocer la obra de Humboldt antes de leerlo directamente; y en tercer lugar, porque es la biografía de Humboldt definitiva hasta ahora.
Quizá sea innecesariamente extenso el tramo central del libro (aunque nunca pesa su lectura) en el que se detiene demasiado en los largos años entre el primer y segundo viaje de Humboldt, periodo de esperas e incertidumbres por falta de financiación para sus proyectos (gastó toda su fortuna en la Ciencia).
Son de enorme interés los últimos capítulos, semblanzas emocionantes de todas aquellos personajes (Darwin, Thoreau, Marsh, Haeckel y Muir) que siguiendo la estela de Humboldt, conectaron su legado con el mundo contemporáneo.
La autora, en esta época de tanta incertidumbre climatológica, ha acertado en resaltar al científico que ahora, más que nunca, tendría que ser el faro de todos los científicos actuales, empujados a la hiperespecialización por un mercado tecnológico, ajeno a todo lo que no genere beneficio económico inmediato.
Humboldt y su herencia tienen en este libro de Wulf la mejor antesala para disfrutar de la obra enciclopédica, actual y magnífica de un visionario que recorrió el mundo para dejarnos un legado que debería ser la referencia de futuros comportamientos
La propuesta de hoy en nuestra serie de Lecturas casineras, no es, obviamente, una obra de Humboldt, sino sobre él. Como hemos hecho en otras ocasiones (Pérez Galdós), sugerimos un libro SOBRE Humboldt, que consideramos de lectura previa para mejor aprovechamiento y gozo de la propia obra del científico, que las tiene muy interesantes, aunque pocas editadas en español. Su monumental «Cosmos» de 1.000 páginas fue editado en 2011 por la editorial «La catarata», y la editorial Herder ha editado en 2020 el primer volumen de sus escritos.
Parece recomendable afrontar la obra de Humboldt tras un buen trabajo que presente y favorezca su lectura. Este es el caso de «La invención de la Naturaleza. El nuevo mundo de Alexander Von Humboldt», el mejor libro hasta la fecha escrito sobre el personaje y su magnífica obra de divulgación científica y geopolítica.
Hay un lugar donde se puede disfrutar de una lectura tan grata como interesante. Es el Casino Mercantil, de Nerva, donde la cultura descansa en su historia y cuelga de sus paredes. Allí hemos leído en varias ocasiones libros de esta serie casinera, porque pocos sitios hay tan adecuados y motivadores como este magnífico salón nervense.
Pero lo importante es estar a solas con este libro de Andrea Wulf porque su lectura será bastante mas grata de lo que aquí se promete.
Humboldt será desde entonces el mejor descubrimiento.
Grupo Azoteas
