El teletrabajo, secuela circunstancial de la Covid convertida en definitiva

Teletrabajo
Teletrabajo

Fran Oliva. La pandemia de la Covid-19 ha dejado muchas secuelas en muchos ámbitos. Algunas temporales pero otras fijas, perpetuas y con gran implantación. Y una de estas últimas es el trabajo a distancia o más conocido como ‘teletrabajo’.

ALCANCE DEL TELETRABAJO

Desde el inicio de la pandemia, el número de personas que teletrabajan se ha duplicado. Antes de la pandemia, según datos del Instituto Nacional de Estadística, 950.000 españoles tenían esta forma de trabajo en 2019, muy por debajo de otros países de Europa. Actualmente, esa cifra está rondando muy cerca los dos millones.

En Huelva, nos relata Sebastian Donaire, secretario general de UGT Huelva, «no hay datos concretos». Sin embargo, apunta a que «antes de la pandemia era raro que en la administración como en empresas tuvieran a sus trabajadores teletrabajando».

«Durante la pandemia, en la administración publicabanca o en las grandes corporaciones empresariales se ha extendido mucho. Ahora, los teletrabajadores han supuesto el 60% del total de la plantilla en esos sectores. En otros es muy complicado como en el sector agrario, en la construcción.. el sector servicios, en general».



Lo que si deja claro que el alcance y la penetración del teletrabajo ha sido tan importante que ha venido para quedarse. «En la administración, el teletrabajo ha venido para quedarse porque se ha demostrado que no ha bajado la productividad ni la atención ciudadana. Ha costado entender que el teletrabajo es una fórmula que viene para quedarse. Al principio hubo disfunciones pero era lógico porque las empresas y la administración no estaban preparadas. Con el paso del tiempo se han adecuado las herramientas. Ahora mismo el porcentaje es bastante alto sobre todo en la administración, banca y grandes corporaciones empresariales».

PROS Y CONTRAS

Una forma de trabajo que presenta varias caras para los especialistas. En el lado positivo, reduce el absentismo, mejora la huella ambiental y fomenta la conciliación. Sin embargo, el teletrabajo también, de forma negativa, aumenta la sensación de aislamiento, el sedentarismo y el estrés.

Aquí, Donaire nos señala que «al no estar acostumbrados a teletrabajar se puede venir el mundo encima porque hemos estado acostumbrados a socializar en el lugar de trabajo. Vernos aislados en casa ha podido hacer que algunos trabajadores hayan tenido estrés laboral. Se han dado, también, casos de no saber desconectar. Situaciones de empezar a trabajar por la mañana hasta por la noche y echar muchas más horas de la jornada habitual que teníamos antes. La casa de los trabajadores no estaban adecuadas para teletrabajar porque no tenían las herramientas adecuadas, las cuales tienen que darlas la empresas. Muchos teletrabajadores han tenido síntomas, en materia de salud laboral, de cierto estrés por esa causa».

Situaciones que se han corregido y que llevan a Donaire a la siguiente reflexión. «Si el trabajador y la empresa entienden que el teletrabajador debe tener la misma jornada que lo presencial, sin abusos, será muy positivo para ambas partes en cuanto a conciliación, productividad, etc.»

El ímpetu inicial -y cierta obligación- de los trabajadores por teletrabajar también ha tenido sus consecuencias positivas en el ámbito de la productividad. Así, el 66% de las empresas españolas aumentaron su productividad durante el tercer trimestre de 2020, según un estudio de la consultora tecnológica Capgemini.

LEY DEL TELETRABAJO

Y esto ha originado que en España se haya aprobado, el pasado 22 de Septiembre, la primera Ley del Teletrabajo. Una regulación surgida en el dialogo social entre el Ministerio de Trabajo y Economía Social, los sindicatos y la patronal.

Una ley que «tiene aspectos mejorables» pero que «incrementa mucho la protección y los derechos de los teletrabajadores. Algo fácil en comparación con la pasada regulación, inexistente. Nos situamos con esta regulación legal del trabajo a distancia, del teletrabajo, en uno de los países con la regulación más proteccionista y avanzada.

Una regulación, la del teletrabajo, que presenta seis aspectos fundamentales. El primero es que se considera teletrabajo a que las horas trabajadas en remoto sean el 30% de la jornada durante tres meses -un día y medio a la semana-. Además, esta ley establece que trabajar media jornada desde casa o un día entero ocasionalmente no será teletrabajo sino un elemento de flexibilidad.

Además, la empresa debe encargarse de la dotación y del mantenimiento de los medios y de los equipos que necesita el trabajador para ejercer su actividad a distancia.

Para aplicar el teletrabajo, habrá que formalizar un acuerdo escrito entre trabajador y empresa para determinar estos gastos y cómo se abonan. Un acuerdo que la empresa tiene que entregar en 10 días a los representantes de los trabajadores y remitir a la Oficina de Empleo. Por último, la nueva ley del teletrabajo garantiza el derecho a la desconexión digital.

LEY POSITIVA Y CON MARGEN DE MEJORA

«Refuerza el principio de igualdad y convierte en esencial la voluntariedad del acceso al trabajo a distancia como la modificación de las condiciones. La ley deja claro la distinción entre el teletrabajo y la conciliación. También impedirá despidos o modificaciones sustanciales amparadas en la negativa del trabajador a trabajar a distancia. Se ha hecho un gran esfuerzo aunque siempre es mejorable. No estábamos acostumbrados, tanto trabajadores como empresarios, a esta forma de trabajar. Ha costado sacar la ley y hacer un marco regulatorio», apunta Sebastian Donaire.

Prosigue señalando Donaire que «hay más aspectos claves también en la ley como el derecho a la desconexión digital fuera del horario laboral, el reconocimiento de los derechos de los teletrabajadores, a la inmunidad y protección de datos de los trabajadores y a que la empresa debe proporcione los equipos, medios y herramientas para el desarrollo del trabajo a distancia. Tambien es fundamental el derecho al abono o la compensación de los gastos derivados del teletrabajo, los costes asociados como el incremento del gasto de luz, agua, telecomunicaciones, calefacción o limpieza» .

«Queda mucho camino por andar pero es un paso muy importante», reconoce Donaire que pide a los trabajadores que, «con esta ley, le pedimos que si tienen una situación de presión o amenaza de empresarios o empresas que les obliguen al trabajador a no desconectar digitalmente fuera de su horario laboral o a trabajar mas horas que la que les corresponden por su convenio colectivo, estamos abiertos a presentar demandas y actuaciones contra los empresarios que vulneren los derechos de los trabajadores». 

«Seguiremos trabajando en la ley porque se puede mejorar y porque esto ha venido para quedarse. Tenemos que seguir mejorando las condiciones de los teletrabajadores. Además, el teletrabajo es una forma también de minimizar contagios o la expansión de la pandemia. Lo que esta claro es que cuando pase la pandemia, esto seguirá. Muchas empresas han visto que los teletrabajadores producen igual que en su puesto de trabajo. Además, hacemos también que se pueda conciliar la vida laboral y familiar»

HUELVA, POCO HALAGUEÑA EN CUANTO AL TELETRABAJO

La plataforma de trabajo Fiverr establece que el 76% de las pymes mantendrá este modelo tras la crisis. Los beneficios son múltiples: reducción del coste de los alquileres y de los gastos de viajes, incremento de la productividad

Un teletrabajo que también ha acelerado la digitalización de la economía, uno de los retos del futuro. Según Fiverr, el 55% de las pymes reconoce haber acudido a profesionales para que les ayudasen a digitalizarse.

Huelva, recuerda Donaire, no es un territorio proclive a la implantación extendida del teletrabajo. Esto es así porque «la provincia depende del sector servicios, agrario, turístico, de la restauración y de la construcción. Huelva no tiene grandes industrias para aplicar el teletrabajo y la administración llega hasta donde llega». 

LAS ZONAS RURALES, LA BRECHA DIGITAL Y EL MODELO PRODUCTIVO, GRANDES AFECTADOS POR EL TELETRABAJO

«Aquel que pueda trabajar desde su casa puede contribuir a que se incremente la población en esos pueblos de la España vaciada. Esto en Huelva puede afectar positivamente a la Sierra donde la despoblación es acuciante. El teletrabajo puede permitir que muchas personas sigan en sus localidades».

Y en el aspecto de la despoblación, Donaire recuerda la brecha digital. «Hay mucho territorio dentro de Huelva con problemas de conexión a internet y esto no facilita la implantación del teletrabajo en ciertos territorios. Esto es una oportunidad para que las administraciones inviertan en materia de redes en los territorios que no tienen cobertura de internet ni de telefonía móvil»

Finalmente, señala Donaire que el teletrabajo será un elemento fundamental en el cambio del modelo productivo y de las relaciones laborales. «Estamos abocados a la industria 4.0, a la digitalización, a la robótica, a la inteligencia digital. Eso se permitirá en aquellos territorios con capacidad para aplicarlo o que la industria y la administración tenga un valor del PIB importante. Pero, como digo, el modelo productivo de Huelva se basa en el sector primario y el sector servicios. Algo que hace complicado el teletrabajo porque son trabajos físicos y presenciales aunque creo que podemos caminar en esa senda. Huelva tiene que avanzar en esa linea y las administraciones tienen que poner las herramientas necesarias para poder tratar de que el ciudadano vuelva a esas zonas deshabitadas de la provincia, a su pueblo y el teletrabajo lo permite». 


Puerto de Huelva

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