Redacción. Las parroquias y otros lugares de culto de nuestra diócesis celebraron el Miércoles de Ceniza, según las medidas establecidas a causa de la pandemia por la Santa Sede, iniciando así una nueva Cuaresma. Por su parte, nuestro obispo, D. Santiago Gómez, presidió la Misa de Imposición de Cenizas en la Santa Iglesia Catedral.
En su homilía, el Obispo invitó a los fieles «a entrar dentro de nosotros, hurgando en nuestra vida y conciencia personal para ver si verdaderamente tenemos un sentido del pecado». De este modo el Obispo se refirió a «una cultura que en gran medida ha perdido la cultura de pecado, con una forma de pensar y costumbres en las que procedemos como si ya Dios no existiera, creyendo que el pecado es solo contra el hombre, como un pecado de humanismo, y nunca una ofensa a Dios y creando en nosotros una conciencia lasa en la que importa más el ‘qué dirán’ que hacer verdaderamente el bien y regirse con una conciencia moral recta delante de Dios». Así, exhortó a recuperar esa conciencia de pecado frente al relativismo moral que vivimos «para poder clamar con sinceridad: ¡Misericordia, Señor, hemos pecado!».
Con esta celebración daba comienzo una nueva cuaresma, el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Tiempo especial de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las «armas de la penitencia cristiana», como son la oración, el ayuno y la limosna (cf. Mt 6,1-6.16-18).