S. D. “¡Te quiero papi!”. Fue el colofón digno a un torneo excelso. Carolina Marín recordó a su padre fallecido en 2020 instantes después de adjudicarse, y de qué manera, el Open de Tailandia, primer Super 1.000 que se disputa en enero en Bangkok, y en el que la de Huelva ha arrasado, cerrándolo sin perder un set y con una exhibición de juego ante la número 1 del mundo, la taiwanesa Tzu Ying Tai.
En dos sets (21-9 y 21-16), 42 minutos, Carolina Marín resolvió a su favor la final del torneo, en la que expuso sobre la pista lo mejor de su juego, agresivo, tenso y demoledor. Sin duda, única forma de deshacerse la manera como lo hizo de la taiwanesa, que como antes Qi Xuefei, Pornpawee Chochuwong, Supanida Katethong y Se Young An comprobaron, comprobó que la de Huelva ha entrado en 2021 muy enchufada.
El 7-2 de salida que ‘regaló’ Carolina a su oponente fue una declaración de intenciones, que tuvo su continuidad tras el intervalo (11-6), en el que una jugadora onubense sin fisuras endosó un parcial de 10-3 para cerrar la manga por 21-9.
El segundo set tuvo un inicio similar (11-7 al intervalo), con el desenlace esperado en favor de Carolina, que sólo en el tramo final vio como Tzu Ying Tai le replicaba. Las ganas de acabar el partido y que la número 1 del mundo lo es por algo -en semifinales levantó hasta cinco volantes de set con la danesa Blichfeldt- hicieron que al final se apretara el marcador hasta el definitivo 21-16, que daba el triunfo a Carolina Marín.
La alegría y las lágrimas se apoderó de la onubense nada más concluir el choque, fue cuando recordó a su padre -seguro que durante el partido también lo tuvo presente-, para luego esbozar la sonrisa cuando se dirigía al podio y en el mismo… desde lo más alto.
Pero el circuito no para, y esta misma semana de nuevo en Bangkok otro Super 1.000 -Toyota Open de Tailandia-, antesala de lo que se vivirá en el mismo escenario en la última de enero con las finales del World Tour de bádminton. Carolina ya ha avisado.