Miguel Mojarro
Durante veinte años he estado dando clases de Matemática a varios grupos de alumnos de lo que ahora se llama E.S.O.
Durante ese tiempo he estado luchando en mi terreno en favor de usar el término «matemática» en lugar de la estupidez de «matemáticas». No es que los que así lo hacen sean estúpidos, pero el uso irregular de este termino sitúa a la disciplina en un lugar poco airoso.
Este nombre no corresponde a varias asignaturas. Es una sola, como es sola la disciplina de «la Física», «el Leguaje», «la Química», «la Geografía», … etc. Cada una de estas materias está formada por varias ramas o especialidades, según la concreción de sus temas. Así la Física puede ser mecánica, estática, dinámica, electricidad, … La Química se llena de saber con sus aportaciones de orgánica, inorgánica, … La Lengua distribuye sus conceptos en morfología, sintaxis, … Y así todas las disciplinas que son y serán.
La Matemática se reparte entre la aritmética, el cálculo, el álgebra, la geometría, … y más. Pero es solamente una disciplina, asignatura o materia. Sólo UNA: La Matemática. Quede claro y se reflexione.
Mis alumnos de muchos años, usaban correctamente el término y muchos de ellos (30 % según un estudio realizado por mí) cursaron una carrera de ciencias. Llevaron consigo el germen del bien hablar en esto de las disciplinas de la rama de ciencias, según se dice ahora, en una división poco afortunada.
En el Primer Congreso Mundial de Profesores de Matemática, celebrado en Sevilla hace ya 25 años, un matemático español de relieve mundial, afincado en Argentina, Luis Santaló y otro español profesor de la Complutense de Madrid, Miguel de Guzmán, así como el profesor Juan Argüelles Rodríguez, … ya defendieron con vigor el uso del término «Matemática» para designar esta disciplina.
La Matemática es, junto con La Lengua, una disciplina llamada «instrumental. En sí misma no tiene objetivos propios, sino herramientas al servicio de las demás asignaturas, porque todas ellas necesitan de la cuantificación y concreción que aporta la Matemática y la expresión y definición de términos que incorpora la Lengua.
Nada en el mundo ni en la Historia se escapa a la utilización de la Matemática como instrumento de cuantificación y medida. De manera más o menos exigente, pero allí donde haya un concepto, está la Matemática como instrumento de medida, numeración o peso.
Está claro que en la actualidad este hecho se hace enormemente complejo y cargado de una exactitud nunca conocida. Pero el antiguo Oriente, Egipto, Mesopotamia, Grecia, los Mayas y Aztecas, … ya utilizaban la Matemática para su tecnología y comercio primitivos.
Sus nomenclaturas eran peculiares y ancestrales. Pero el cálculo y la aritmética estaban en la «mesa de trabajo» de los artesanos, de los creadores y de los científicos del momento.
Todos ellos usaban signos y marcas para anotar sus cálculos y propuestas. Poco a poco evolucionaron y pasaron por varias etapas de transición, hasta asumir universalmente (o casi) unos elementos muy operativos y versátiles: Las cifras.
Pero no voy a entrar aquí en su definición y defensa. Para eso están «los que saben», que son muchos y sus libros actuales, que son excelentes.
Quiero aportar hoy una propuesta de lectura casinera, que ofrece conocimiento riguroso y ameno sobre ese enigmático y atractivo mundo de las cifras. Quienes se aventuren a colocar este libro en su mesilla de noche, tienen asegurado un sueño lleno de sosiego, porque las cifras ofrecen el sosiego que da el conocimiento sencillo y de rigor, en una disciplina (la matemática) que «parece» complicada y difícil.
La Matemática no es eso, sino todo lo contrario … si es enseñada y aprendida de forma adecuada. No es fácil, pero sí posible y frecuente.
La lectura casinera que hoy proponemos no es única: «Las cifras», de Georges Ifrah. Junto a este libro hay otros que deberían estar en las bibliotecas de los que busquen tener calidad en su casa: «Historia de la matemática», de Juan Argüelles Rodríguez, «De los números y su historia», de Isacc Asimov, … y muchos que hoy (ya) están en las secciones de la materia en las buenas librerías.
Sugiero que nos atrevamos a leer libros de eso (la Matemática) que era tan difícil y complicado. Adelante, que no es verdad. La Matemática es una de las lecturas que ofrecen un interés mas grato y que deja «sabor a bueno».
Sabor es lo que tiene la Matemática. No lo desprecies.
Y, por favor, no confundamos cifra con número, que son cosas muy diferentes. Los números expresan cantidades u orden. Y están formados por cifras.
Las cifras son esos pequeños instrumentos (garabatillos) que tenemos para construir números (cardinales y ordinales): Desde el cero al nueve.
Son muy antiguas. Tanto como la humanidad. Es lo primero que se inventó … pero muy distintas de las que usamos hoy. Tuvieron que pensar mucho y bien los chinos, los mayas, los griegos, los romanos, … los árabes (de los que tantas cosas hemos heredado).
No te prives. Lee el libro que hoy recomendamos. No te arrepentirás. Si no lo lees, el que se lo pierde eres tú.
Si te es posible, en el magnífico casino de Palos de la Frontera, que tiene un rincón especialmente adecuado para estar con uno mismo, tranquilamente y con el sosiego necesario. O en la misma calle, delante del Ayuntamiento, donde hay bancos para admirar el nuevo urbanismo de la localidad.
Pero lee el libro que te recomiendo hoy. Es de los que se empiezan y …
Estamos en vísperas del sorteo, el gran sorteo, en el que los números saltan y las cifras trabajan. Nunca las cifras han sido tan protagonistas como en la lotería.
Suerte. Y, si te toca, compra el libro de «Las Cifras».