José Manuel Alfaro/ Sección de ficción ‘El Cuaderno de Muleman’. 9:00 h. Hoy se ha conocido la ganadora de unos de los premios literarios internacionales más prestigiosos, conocido en el mundo literario como el Nobel de los niños. El fallo, que se produjo el viernes coincidiendo con el día de las librerías, ha sido comunicado a primera hora de la mañana a la ganadora. Se trata de una niña del Campillo que se encontraba en ese momento desayunando cuando recibió la llamada del Rey, que le comunico la noticia, acompañado del presidente de la fundación y el jurado al completo, compuesto por un grupo internacional formado por algunos de los mejores escritores y escritoras del mundo.
El cuento, que será editado por una de las editoriales más prestigiosas e impreso por una de las imprentas más punteras, será enviado por una de las más importantes distribuidoras de momento a todas las librerías del mundo y que serán las encargadas de su venta. Un cuento por el que ya se han interesado numerosos centros educativos, bibliotecas y sobre todo grandes lectores que esperan con impaciencia el último trabajo de esta prometedora escritora que, a su corta edad, con este premio podría decir que lo ha ganado todo en el mundo de la literatura.
Aunque al concurso se presentaron miles de manuscritos, el jurado ha destacado que este cuento corto ha ganado porque refleja la radiografía emocional de muchas de las personas que en estos tiempos de incertidumbre y angustia aún ven espacio para el humor y el optimismo. Un cuento que ha sido liberado de sus derechos por su autora, con el objeto de democratizar la literatura y el conocimiento en el estado actual en el que nos encontramos y contribuir así, en la medida de sus posibilidades, a visibilizar la complejidad de un momento del que nadie pare atisbar el final.
La joven, que ya tiene muy claro lo que estudiará, compatibiliza sus estudios primarios con las pruebas de acceso a la carrera de filología hispánica, que podría comenzar el próximo año. Esta hija de un criador de cerdos ibéricos y de una limpiadora, ha querido dejar claro que este premio se lo dedica a sus padres y a todos los niños y niñas del Campillo, porque ellos representan el verdadero futuro y esa luz capaz de iluminar en estos momentos el oscuro presente. A continuación, trascribimos el cuento ganador de esta joven Campillera, que lleva el nombre de ‘El librero de Dios’
El librero de Dios
Hace mucho tiempo, en una Librería de un territorio no muy lejano, vivía uno de los libreros más afamados de momentos. Un librero, que tenía la pericia de buscar y encontrar todos los libros del mundo. Un día, este librero cayó enfermo, víctima de un virus desconocido y muy contagioso, que podía enfermar y causarle la muerte no solo a él sino de todo aquel que se acercara a menos de un metro y medio. Ante el peligro de que la enfermedad se pudiera propagar por todo el territorio, el Consejo de Ciudadanos se reunió, para debatir las medidas que deberían de tomar para preservar la salud del todo el territorio. Una audiencia a la que también asistió el librero enfermo dentro de urna hermética de cristal.
El Consejo comenzó tomando la palabra, uno que decía ser Rey, que tras ponerse de pie con mucha solemnidad y dándose mucha importancia dijo:
– Lo mejor para el pueblo, es que el librero permanezca aislado en su casa hasta que supere la enfermedad y durante un periodo mínimo de 15 días, así de esa forma no podrá contagiar a nadie y la salud de mis siervos no se verá comprometida
Nada más terminar de hablar este Reycillo, que apenas levantaba casi dos metros del suelo, el librero que se encontraba sentado en la urna, se levantó y preguntó:
– ¿Quién cuidará de mi librería y mis libros?
El Jefe del gobierno cogió la palabra y dirigiéndose al librero le dijo:
– Nosotros no somos responsables, de que hayas cogido esa rara enfermedad, pero si somos responsables de lo que le puede ocurrir al resto de los ciudadanos y ciudadanas de este territorio. No obstante, te garantizaremos durante todos esos días, los cuidados sanitarios necesarios para superar la enfermedad, aunque eso sí, no podrá dejar de pagar los impuestos que permitan sustentar sus medicinas.
Nada más terminar el Jefe del gobierno, que listillo y bonito era un rato, el librero que se encontraba sentado en la urna se volvió a levantar y preguntó:
– ¿Quién cuidará de mi librería y mis libros?
Así que el regidor de la Junta, que también se encontraba allí, porque gente había bastante. Cogió la palabra y dijo:
– ¿Qué os parece, si entre todos, con los impuestos que recaudamos de todos los ciudadanos y ciudadanas del territorio, le ponemos un tazón de leche todas las mañanas en la puerta de la librería?
Nada más terminar el Regidor de la Junta que, a lo mejor no era tan listo y guapo como el Jefe del gobierno, pero campechano era un rato. El librero que se encontraba sentado en la urna se volvió a levantar y preguntó:
– ¿Quién cuidará de mi librería y mis libros?
El Alcalde cogió la palabra y dijo:
-No te preocupes amigo librero, gracias a la amistad que nos une, de este pueblo más mío que tuyo. Yo con los impuestos que pagan todos los vecinos y vecinas de mi pueblo, pondré otro tazón de leche para el almuerzo, así que, aunque te acuestes hambriento, amanecerás como siempre, en ayunas.
Nada más terminar el Alcalde, que además de guaperas era tan hábil con la palabra como con los dineros. El librero que se encontraba sentado en la urna se volvió a levantar y preguntó:
– ¿Quién cuidará de mi librería y mis libros?
Ah eso que había un banquero en la sala que se levantó y cogió la palabra y le dijo:
– No te preocupes, nosotros nos haremos cargo de ello. Te prestaremos el dinero para que te quedes en casa, así de esa forma podrás pagar todos tus gastos e impuestos a los que tendrás que hacer frente obligatoriamente, durante todo este tiempo. Y para que te sea más fácil devolver el dinero después, te dejaremos siete años, con sus días y sus noches para que puedas hacerlo sin perder el sueño y a un interés muy competitivo.
Nada más terminar el banquero, que estaba gordo como un tonel, y que feo era un rato. El librero que se encontraba sentado en la urna se volvió a levantar y preguntó:
– ¿Quién cuidará de mi librería y mis libros?
Entonces tomo la palabra un niño que había en Consejo y dijo:
-Yo te llevaré, tres tazones de leche, para que no tengas hambre, tomate todo el tiempo que necesites para curarte, no temas, yo te echaré la manta cuando tengas fiebre, te daré las medicinas que necesitas, cuidaré la librería y tus libros mientras estés enfermo, pagaré tus impuestos, no tendrás que pedir préstamo alguno. A cambio de ello solo te voy a pedir, que renuncies a la insolvencia de las palabras del Rey, a la insustancialidad del Jefe del Gobierno, a la caridad del Regidor de la Junta, a la avaricia del Alcalde y la usura del banquero. Porque yo el único salario que te voy a pedir es que me dejes cuidar y leer todos los libros de tu librería, para que un día, donde hoy están sentados esos ególatras asalariados del poder, mañana haya niños y niñas de hoy, a los que le importen de verdad, los hombres el pan y los libros.
1 comentario en «Una niña del Campillo gana un prestigioso concurso literario internacional con el que podría vivir de la escritura»
Me parece extraordinario y felicito a la autora de corazón, estoy convencida que será en el futuro una gran comunicadora, sigue leyendo y no dejes de escribir. Enhorabuena!!