Juan Carlos León Brázquez. El viaje a América tras Zenobia hizo que Juan Ramón Jiménez encontrase un nuevo mundo, muy diferente al de la España inicial del siglo XX. Es por eso, que el Diario de un Poeta Recién Casado, publicado en abril de 1917, no solo es el sentimiento de un hombre enamorado tras su amada al otro lado del ancho mar, sino el libro de un sensible observador viajero de cada instante, plasmado en una inusitada prosa poética y en versos de ida y vuelta. Ahora, en este extraño 2020, el Otoño Cultural Iberoamericano recibe en Huelva la doble muestra de Mar de Pintor. Todas las ediciones del Diario de un Poeta Recién Casado de mi propia Biblioteca-Colección y las obras homenaje a Juan Ramón de una veintena de artistas onubenses.
Decía Juan Ramón que su “Diario” era el libro que él soñaba. Un libro excepcional, en personal combinación de prosa y verso, a través del viaje de amor y mar, en el que el poeta moguereño cruza el Atlántico para casarse con “la americanita”, Zenobia Camprubí, quien lo va a acompañar por siempre en la aventura de la poesía y de la vida, hasta que la muerte le sorprendió en Puerto Rico, en los días en los que la Academia sueca reconoció con el Premio Nobel a uno de los grandes poetas del siglo XX. Y allí, en la Isla de la Simpatía, quedó huérfano de su otro yo, a la espera del momento en el que iba a ser llamado para, esta vez sí, acompañar definitivamente a Zenobia.
Un Diario que, en expresión de Juan Ramón, “determinó el mar” y que va a influir en nuevas y sucesivas generaciones de poetas hasta la actualidad. En realidad, es en el Diario cuando aparece un Juan Ramón nuevo, fortalecido por el amor encontrado. Y es, además, el libro que va a cambiar nuestro sentir poético, con el que, en palabras del propio poeta, “empieza el simbolismo moderno de la poesía española”. ‘Marinero en tierra’ (1924) de Rafael Alberti o ‘Poeta en Nueva York’ (1929-1930) de Federico García Lorca, son dos claros ejemplos de la influencia que dejó aquel Diario de Juan Ramón.
Decía Gilbert Azam, que “un libro como el diario resulta inimitable. Puede uno inspirarse en él, pero no puede volverse a hacer”. Y eso es porque el Diario interioriza un momento muy especial y único de la vida del poeta. Una búsqueda y un encuentro con el amor que va a ser para siempre, para lo que tendrá que salvar obstáculos, entre ellos a Isabel Aymar, la madre de Zenobia, que trata de alejarla del `pobre poeta´. Pero Juan Ramón sigue su estela, cruza el océano y la encuentra en Nueva York.
Allí se casan, el dos de marzo de 1916, y descubre una América de la que solo tenía referencias. El poeta no volverá a estar solo, en adelante ya será `otro´ Juan Ramón. Sus letras también cambiarán. Descubre el mar, descubre América y descubre el amor pleno. Habrá más encuentros con América, pero será con el dolor de la guerra española y del exilio. Si entre 1916 y 1936 fue España el hogar del matrimonio, de 1936 a 1956 cambiarán a América. La estancia en Cuba, sus años otra vez en Estados Unidos, su exitoso viaje a Argentina y ya los últimos años de vida en Puerto Rico, la terminal morada de ambos. Juan Ramón también moriría allí, en 1958.
Este `Mar de Pintor´ lo dibujó en letras Juan Ramón el 8 de junio de 1916, cuando en el retorno, en su vuelta a España, nos hace de cronista de su propia jornada, de la propia vivencia, de su sentir:
“Cuatro de la madrugada: Mar azul Prusia,
Cielo verde malaquita. –Emociones–.
Seis de la mañana. Mar morado. Cielo gris. –Sports–.
Nueve de la mañana: –Lectura–.
Una de la tarde: Mar ocre. Cielo blanco. –Desamor–.
Cuatro de la tarde: Mar de plata. Cielo rosa. –Nostalgia–.
Ocho de la tarde: Mar de Hierro. Cielo gris. –Pensamientos—“.
Y así todo, como la veintena de artistas presentes en esta muestra onubense, cada uno con su mar, con su cielo, con su color, con su técnica, con su interpretación del alma del poeta envuelta en los rincones de tan singular libro. Es el arte que fluye sin esperar nada. “Con ellos si está mi corazón”, podría también repetir hoy Juan Ramón. Y también podría ver qué fue de su libro, con todas las ediciones que de él se han hecho en estos más de cien años.
Fue en Moguer, cuando en 2017 los artistas del norte de Huelva, se reunieron en singular homenaje a Juan Ramón y a su centenario libro. Después Rociana, Nerva, Aracena y ahora Huelva. En este tiempo, algunos de ellos – Granados Valdés, Eugenio León, Mario León y Vicente Toti- se han reunido con Juan Ramón y Zenobia, pero siguen muy presentes con sus obras en esta muestra artística que llega a Huelva, desde hoy 12 de noviembre hasta el 18 de diciembre, en la Sala del Rectorado de la Universidad onubense.
“Con una cantidad inmensa de pintura nueva, un escobón mágico pinta francamente, como anuncio del espectáculo del día, la aurora, decoración sencilla; arriba, un gran oro, casi sin amarillo, solo luz; abajo, un único azul, exuberante, derramado en si mismo; debajo del sol -que no se pinta-, un vaivén -de izquierda a derecha- de ancha plata transparente”. J.R.J.