La vida ha cambiado, eso es inevitable, en nuestro interior está en aceptarlo o no, pase lo que pase, nada podemos hacer más de lo que ya hacemos, siempre y cuando seamos responsables.
Pero…lo único que me pregunto es ¿por qué me han quitado mis conversaciones a la luz de la luna, esas noches de frío, donde en largos paseos podía verla y preguntarle tantas cosas…
Luna, maravilloso cuerpo celeste que rodeado de estrellas, esas donde están las miradas de quienes partieron y brillan titilando cual canción de cuna, esa que a día de hoy sigo echando de menos, quizás ahora más que nunca, ya que la incertidumbre, el miedo y el recuerdo de aquellos paseos me hacen encontrarme en un mundo desconocido, y ahora te encuentras más sola que nunca.
Aquí no pretendo hablar de política, ni de lo correcto o lo incorrecto, tampoco de si las decisiones tomadas son o no las acertadas…¿quién soy yo para opinar de esas cuestiones?, si soy una simple mortal, a quien le han “robado” lo que antes pensaba que nunca perdería.
¿Nunca habéis conversado con la luna, a la luz de la luna?, en una ocasión me dijeron que era una mentirosa, ya que nunca nos da la cara, yo la sigo viendo majestuosa, quizás un poco juguetona cuando nos guiña su mirada o enigmática cuando puede cambiar hasta de color, pero así y todo es la mejor de las confidentes cuando la soledad es tu compañera de las noches y necesitas contar tus mayores secretos, esos que ni el aire puede enterarse, allí está ella, siempre dispuesta a mirarte cara a cara y escucharte, también vienen momentos en los que te da la repuesta, correcta o no, sin embargo es la que se necesita en ese momento, mientras caen las lágrimas por el rostro y la soledad, esa amiga, te da la mano y no quiere soltarse.
Nunca me había puesto a pensar hasta que han llegado estos momentos, en los que mis paseos bajo la luna han tenido que cesar, lo mucho que hemos perdido, al menos por ahora. ¿Qué será de aquellos amantes, que se escapaban a ratitos y bajo esa cómplice por testigo silencioso, veía como dos cuerpos se amaban y fundían en el mayor de los abrazos, teniendo como música el latido de dos corazones y como luz, la mirada de unos ojos enamorados fijo en otros. ¿Qué pasará de esos principios del primer amor, aquellos que bajo el umbral de un portal o algún banco de un solitario parque, se hablan labio contra labio, esos primeros besos nocturnos que comienzan el camino hacia el descubrimiento del amor, o al menos en esos momentos es lo que se cree, un amor sin el cual “no podremos vivir”. ¿Qué pensarán aquellas personas solitarias donde las calles nocturnas y desnudas son sus amigas, ese momento del día donde se pueden sentir todo y nada, donde preguntarse el ¿por qué…?, ¿por qué no hay trabajo, por qué esa mujer u hombre ya no le hace que brille la mirada, por qué le invade la tristeza mientras no prospera como siempre soñó…tantas, tantas cosas que pueden pasar por la vida y la mente humana y que la noche la acompañaba bajo la luz de la luna…
Y ahora que veo a la luna bajo esta contaminación lumínica y con dificultad, junto a sus acompañantes las estrellas, danzando a su alrededor, me pregunto ¿qué será de nosotros?, quizás tenga ella la respuesta, aunque detrás de una ventana o en un pequeño balcón no me escucha igual que en las calles vacías, donde solamente sus amantes, amantes de su luz y su resguardo obteníamos respuestas calladas a preguntas hechas a gritos de desesperación, mientras los besos furtivos le regalaban momentos donde la intimidad era ocultada bajo su mirada y ¿quién sabe por cuál de sus caras?
Mientras esperamos a que la “tormenta amaine” solo le pido a aquella luna consejera que no olvide que estamos aquí, tanto los que duermen a su arrullo, como los caminantes de la noche que buscamos respuesta a eso que llaman vida.
Muy buenas noches, cuídense, y no olviden mirar al cielo cada noche, en el se esconden cosas maravillosas.