HBN. Hay muchas líneas de ayuda a las personas necesitadas, pero el alimento es una de las básicas, esenciales para el ser humano. A la sensibilidad de los que están en primera línea de batalla contra la injusticia se une la de los que respaldan este esfuerzo encomiable.
No son pocos los onubenses que pugnan contra la desigualdad en los términos más básicos, a favor de la vida, de aliviar a aquellos que lo están pasando tan mal como para no poder cubrir por si mismos esa necesidad elemental que es el alimentarse.
El Comedor Social Virgen de la Cinta es una entidad onubense entrañable, admirable e imprescindible siempre y más aún en escenarios singulares de crisis, como el actual. Acaba de recibir de nuevo el refrendo de otra institución clave en la economía onubense, el Puerto de Huelva.
La Autoridad Portuaria, a través de su presidenta, Pilar Miranda, ha suscrito el acuerdo de colaboración que le vincula de nuevo al devenir del benéfico comedor del Molino de la Vega. Concretamente en la calle Bollullos del Condado 7 de popular barrio capitalino. Cada jornada abre sus puertas esta llamada a la esperanza que supone el que, al menos, aquellos que tienen serias dificultades puedan subsanar la de la alimentación.
El Puerto de Huelva es uno de los ‘mascarones de proa’ que hace posible culminar la ilusión y el esfuerzo de estos abnegados voluntarios para mitigar el sufrimiento de los demás.
También están apuntalando esta imprescindible iniciativa, entre otros, el ayuntamiento de Huelva, la Fundación Caixa, el ayuntamiento de Palos de la Frontera, el Banco de Alimentos, la comunidad religiosa de los Jesuitas y una notable lista de Hermandades, Colegios, Asociaciones y muchas personas anónimas.
Detrás de estos colectivos que ayudan al Comedor Virgen de la Cinta lo que hay son personas, sin ninguna duda. Pilar Miranda, Carmelo Romero, Gabriel Cruz, Juan Manuel Díaz Cabrera y todos aquellos que comandando sus entidades comprenden la importancia social de la actividad del Virgen de la Cinta.
Casi cuarenta años de trayectoria avalan a esta institución verdaderamente benéfica, que siempre, en tal dilatado recorrido, ha tenido comida suficiente para atender a aquellos que han llamado a su puerta, en situaciones límites. Porque pocas situaciones pueden ser tan límites como para experimentar la necesidad de acudir a un centro de estas características.
Y ahí está el equipo que preside Carmen Vázquez, onubenses comprometidos, dispuesto a seguir aliviando este problema de mucha gente, con una sonrisa y los brazos abiertos.