HBN. En la noche mágica, en el patio de la Casa Grande de Ayamonte, volvió denuevo esa sensación que se tiene cuando las cosas van a su ritmo hacia la desembocadura, hacia el mismo centro del corazón después de tanto tiempo de silencio y ausencias. Hacía unos días que se habían presentado poemarios nuevos y aun se escuchaba algún poema andar buscando su sitio por entre las distancias recomendadas, pero en esa noche, volvían los amigos venidos desde muchos puntos para compartir la nueva presentación de un libro que olía a ilusiones y mucho sentimiento.
“ Erase una vez un patio”, como una canción de cuna se dejó escuchar con las melodías inconfundibles de Javier Yatapapuani. Temas de los años 80 que hasta los mas jóvenes reconocen. Juan Galán en el otro pico del patio definiendo con su calma habitual los verdes de un patio cualquiera. José Luis Rua haciendo de mantenedor y de padre de la criatura. Pedro Ojeda, prologuista y enamorado del proyecto, lanzando sus teorías de la complicidad, el cariño y buen hacer de los 45 cuadros de Galán y los 45 poemas de 23 escritores sin reserva alguna.
El patio con el aforo lleno y respirando una complicidad que solo suele darse en estos casos especiales. Los medios de comunicación haciendo de notarios de lo que allí sucedía. Los flashes anunciando su intención de inmortalizar cada uno de los minutos que se consumían lentamente entre esas cuatro paredes blancas salpicadas del verde de las macetas. Y siguiendo un orden desorganizado Cinta Concepción, Raul Vela, Monserrat Yzard, Ana Lechuga, Dominguez Monge, Pedro Ojeda, Eladio Orta, Augusto Thasio, Pedro Ojeda, José Luis Rúa y la propia concejala de cultura del Ayuntamiento de Ayamonte, Remedios Sánchez, leyeron sus poemas.
Fueron momentos dulces y nostálgicos, momentos de mantener las distancias y de recordar las cosas desde mas allá de las sillas. Pero al final de todo, junto a la foto de familia, la satisfacción de la noche y de la sencillez del poemario nuevo, quedó el cuerpo bañado en sentimientos y lleno de deseos de volver a una normalidad que aun no siendo la misma nos dé algo de libertad para el abrazo y la sonrisa desnuda.
Ha quedado presentado al publico el ultimo trabajo conjunto de un pintor y un escritor repletos de inquietudes y sueños, que de vez en cuando toman cuerpo para emborrachar, una vez más, el alma de aventureros sin fronteras.