Redacción. La compañía minera Atalaya prosigue el avance de los trabajos arqueológicos en la corta minera de Cerro Colorado, un importante compromiso con la investigación, conservación y puesta en valor del patrimonio histórico presente en las instalaciones mineras. Así, se ha producido recientemente el hallazgo de dos hornos utilizados por los antiguos mineros romanos para fundir mineral y obtener la plata que financió las campañas militares que consolidaron el Imperio.
El descubrimiento de los hornos se produce en la excavación del yacimiento llamado «Look-Out». Estos trabajos, que se han desarrollado en los últimos dos años, están incluidos en el programa de excavaciones arqueológicas que realiza la empresa operadora de la mina de Riotinto en varios enclaves situados en áreas mineras operativas. Son dos piezas de gran valor por su singularidad e interés científico, que ayudarán a profundizar en el conocimiento de los procesos metalúrgicos de la época, cuya datación se estima entre los siglos I a.C y I d.C.
Una vez identificadas ambas estructuras de transformación del mineral, bajo la coordinación científica del profesor Juan Aurelio Pérez Macías, de la Universidad de Huelva, y siguiendo las directrices de la Delegación Territorial competente en materia de Patrimonio, se procedió a la consolidación y extracción de estos elementos para su conservación y futura puesta en valor.
El trabajo de recuperación de los hornos, identificados como UE-554 y UE-701, ha requerido de una precisión casi quirúrgica. Un importante esfuerzo técnico y económico, liderado por los arqueólogos del Departamento de Medio Ambiente de Atalaya y cuya complejidad ha requerido la participación de varias empresas especializadas. El diseño del proyecto de extracción ha estado marcado por la futura musealización de los elementos, priorizando la imagen final que el público disfrutará cuando se expongan.
El proceso comenzó con una limpieza meticulosa de los hornos, eliminando restos de tierra o suciedad. Seguidamente, tras su engasado y consolidación, se construyó un encofrado de madera y se reforzaron los restos arqueológicos con espuma de poliuretano. Finalmente se excavó el entorno de las piezas, perforando su base para alojar el emparrillado de sustentación y proceder a su extracción.
De especial dificultad resultó la extracción del horno UE-554; este conserva parte del suelo y la cámara de combustión por lo que se decidió extraerlo en una única pieza y mantenerlo íntegro. Su gran volumen y peso, de 16 toneladas frente a las 3,5 del UE-701, precisó de una estructura a modo de jaula, montada y soldada in situ, que permitiera un reparto de cargas uniforme en el izado. El encofrado de madera fue fijado a la estructura metálica con eslingas y estibado en madera. Esta inmovilización evitó comprometer el proceso de extracción, carga y transporte, realizados con grúa autopropulsada y un camión góndola.
Enrique Delgado, director general de la mina, declaró: «Es un honor custodiar y profundizar en el legado que dejaron los mineros que nos procedieron. Felicito a nuestro equipo de arqueólogos y más de cuarenta auxiliares por los excelentes resultados. Los hallazgos que estamos haciendo están contribuyendo al conocimiento científico que se tiene del mundo romano, su capacidad de procesar metales que sirvieron para convertir a Roma en un gran Imperio. Y Riotinto fue clave para ello«. Luis Iglesias, arqueólogo en Atalaya Riotinto Minera, ha destacado el enorme esfuerzo realizado por el equipo y las entidades que han participado: «En primer lugar Paula Alcalde, arqueóloga de Atalaya, que ha dirigido la intervención, con el apoyo de Dédalo Bienes Culturales, claves en la definición y ejecución del proyecto de intervención arqueológica, y también a Fundación Río Tinto, Terratec Geotecnia y Sondeos, Mimese, Grupo Resa y Transportes Fco. Castellano.»