P. Gamero. Lo catalogan como ‘el entrenador del siglo’. No en vano ha dirigido en categoría profesional todas las temporadas desde el año 2000. Se trata de Luis Lucas Alcaraz González (21 de junio de 1966, Granada), que precisamente se abrazó al futbol profesional una noche de Colombinas en 2000.
Los números dicen que Lucas Alcaraz, que comenzó a como entrenador en Segunda B con sólo 29 años, ha dirigido 792 partidos hasta la fecha, de ellos 373 partidos en la Primera División en el Recre, Racing, Murcia, Granada y Levante. Asimismo dirigió otros 165 en Segunda (Recreativo, Xerez, Murcia, Córdoba, Almería, Zaragoza y ahora el Albacete), amén de ser seleccionador de Argelia y entrenador del Aris de Salónica.
Todo este bagaje tuvo un origen, esa noche de Colombinas (31 de julio de 2000) en la que la historia reciente del Recreativo de Huelva sufrió un vuelco para mejor: se confirmaba la permanencia en Segunda División, después que el Mérida y el Logroñés no pudieron pagar las deudas con sus jugadores y fueran descendidos. “Esa noche no dormí nada… imagina, un entrenador de treinta y pocos años en Segunda, estaba en una nube”, reconoció Lucas Alcaraz hablando de lo que vivió en el momento del ascenso administrativo.
Lucas había firmado por el Recre poco después de descender el Decano a Segunda B tras perder en Pamplona. Su misión, rearmar el equipo para, en la medida de lo posible, pelear por el retorno más rápido a la categoría de plata. Ni el más optimista de los aficionados pudo diseñar un paisaje tan favorable y tan positivo.
El equipo comenzó la pretemporada con una concentración en Isla Canela, a la que ya no fue Curro Torres que, en el último momento, se marcharía al Tenerife y que dos años después fue mundialista en Corea y Japón. Allí el equipo trabaja pensando en una dura campaña en Segunda B, pero sucede lo nadie esperaba…
El 31 de julio, a las doce de la noche, es el momento en el que todos los clubes profesionales deben tener saldadas las deudas con sus jugadores. Ya se había producido el primer condicionante, que el Atlético de Madrid había descendido a Segunda y, por lo tanto, su filial, el Atlético B, perdía la categoría sin estar en puestos de descenso. En ese caso el Getafe fue el beneficiado.
Pero el Mérida tenía problemas para pagar y pendía de un hilo su continuidad en Segunda, por lo que el Logroñés podía salvarse. Pero tampoco pagaba el cuadro riojano, y la permanencia podía corresponder al Recre.
“Ese día estaba tranquilo, ya que por la mañana me enteré que el Mérida había traspasado a César al Rayo por unos 80 millones, y creí que con ese dinero pagarían”, señaló Lucas Alcaraz de ese día tan intenso. “A media tarde me dicen que tanto Quino Maján como Emilio de la Riva se han ido a Madrid a la Liga, porque algo podía pasar”, recalcó.
“En la cena estaba algo inquieto, pero conociendo el dinero que el Mérida iba a recibir del Rayo pensaba que al final pagaban. Del Logroñés tenía menos información, aunque me dijeron que tenían menos opciones de pagar”, indicó el granadino que, por fin, supo la buena nueva: Poco después de las doce, cuando iba para la habitación recibió una llamada de un jugador que era un gran oyente de José María García… “entonces cuando vi quien era le dije a Peguero: Julio, jugamos en Segunda”. “Cuando contesté me felicitó y me dio la enhorabuena, efectivamente había escuchado a García que nos daba como equipo de Segunda”, indicó.
Alcaraz no durmió esa noche, que vivió en una nube, incluso le llegó a dudar de la identidad de una persona que le llamó por teléfono: “A eso de las dos de la mañana recibo una llamada que dice ser Pedro Rodríguez, alcalde de Huelva, y que me felicitaba. Creía que era una broma de un amigo, pero no, no era broma. Menos mal que con el ruido de las Colombinas no escuchó lo que dije al principio”.
El día después fue de alegría: “Teniamos entrenamiento a la mañana siguiente, a las ocho. Ya los jugadores conocieron en el desayuno que se había ascendido. Había decidido dar dos o tres días de descanso, pero con esto se suspendió. Los jugadores lo asimilaron bien, y eso que algunos podían tener la duda de si en Segunda iban a seguir contando”.
Con un equipo diseñado para la Segunda B había que ponerse manos a la obra para modificar su configuración para la nueva categoría. Así lo vivió Lucas: “Fueron día de mucho trabajo, recuerdo a Pepe Rivera en el teléfono fijo de la habitación hablando con jugadores, había que hacer un equipo casi nuevo. Hicimos diez u once fichaje, y el acierto en su mayoría fue alto”.
Antes habían llegado Juanito, Gallardo, Pablo Niño, Iban Espada, Abel, Espínola y Dorado, además de incorporarse del filial Benítez, Cheli; y tras la permanencia se enrolaron Óscar, Xisco, Jaime Quesada, Gallego, Juanjo Camacho, Mariano, Alfonso Barajas, David Fernández, Juanmi, Luque y Marcelino. “La verdad es que acertamos en las operaciones que se hicieron tras el ascenso, y eso que los jugadores que vinieron o eran chavales con futuro, o eran jugadores que no habían triunfado en sus equipos”, destacó.
Aunque ese instante fue emotivo, Alcaraz reconoció que el primer impacto en el Recre fue “el de la presentación de equipo. Estaba acostumbrado a hacerlo con poca gente, en un acto rutinario. Pero en Huelva fue diferente, me impresionó ver a más de 5.000 personas en el campo. Me dije, esto es diferente a lo que había vivido”.
Otro recuerdo fue el Colombino de ese año: “Lo ganamos y cuando pasamos por la fuente de los bomberos, la gente se estaba bañando. Era un ambiente formidable, de efervescencia que nos sirvió de mucho en esa temporada”. De hecho esa motivación se transmitió al equipo, y en Navidad iba tercero, si bien en la segunda vuelta “no tuvimos suerte con algunos arbitrajes, y el equipo lo acusó”. Con todo reconoció que “nunca imaginé que al año siguiente, después de acariciar el ascenso en esa temporada, se iba a lograr”.
Y en esa campaña mágica llegó el ascenso, que se produjo después de configurar un plantel con pocos ‘nombres’: “Vinieron jugadores que llamaron poco la atención, que entiendo que generaran dudas. Pero la cosa salió mejor de lo esperado porque se firmó muy bien. Además en Navidad incorporamos a un futbolista que venía de Tercera División, como Antoñito, y otro de Segunda B, Iker Begoña”.
“Pero para mí ganar al Salamanca (2-0) fue el paso definitivo. Jugamos sabiendo que el Xerez había perdido en Tarragona, y que ganando dependíamos de nosotros mismos para ascender”, apostilló.
En Primera “el Recre tuvo el equipo que pudo tener, pues se priorizó pagar lo pendiente, reduciendo la deuda sobre el plantel. Aún así, hubo momentos de la temporada en que no tuvimos la suerte necesaria”.
Pero fue el año del hito de la final de la Copa, que “jugamos sin presión y llegamos muy lejos”. Recuerda lo mal que lo pasó en Pamplona, en la vuelta de las semifinales: “Entramos mal al partido y al descanso ya perdíamos por 2-0, y con sensaciones peores. Pero en el descanso hablamos, se hicieron alguno retoques y la segunda parte ya fue otra cosa. Marcamos pronto y eso lo acusaron, mucho más el segundo gol que llegó muy rápido”.
Y llegó la final, que para Lucas “la ganó el mejor, y el equipo que tenía el futbolista más desequilibrante al que me he enfrentado, Eto’o. Pero no sólo era este jugador, el Mallorca tenía un equipazo”. Aún así “tuvimos nuestros momentos, como la oportunidad al principio de Raúl Molina, y sobre todo el gol anulado a Xisco antes del descanso. Para mí fue gol legal, que nos hubiera llevado al descanso con 1-1 y con todo por hacer”.
Lucas Alcaraz no siguió en el Recre en la temporada siguiente, aunque sus caminos se reencontraron temporadas más tarde. Antes y después, el granadino continuó en el fútbol profesional, y en la actualidad dirige al Albacete. Son 20 años en la élite… aunque todo empezó una noche de Colombinas.