Mari Paz Díaz. Marineros, aventureros e, incluso, piratas los han utilizado durante siglos. Porque la luz de los faros ilumina de forma incansable las aguas de la Costa, lugares que forman parte de las rutas de navegación, siendo una guía inigualable que ha sabido permanecer impasible al paso del tiempo. Huelva, tierra marinera por excelencia, es tierra de faros.
De origen griego, los faros suelen estar dotados con las llamadas lentes de Fresnel, que emite haces de luz que giran en 360 grados. Su función no es otra que advertir a los barcos que se encuentran próximos a una zona de costa, aunque con un simple reflejo pueden dar otro tipo de datos de interés, como reconocer frente a qué punto de la costa se encuentran.
Es cierto que desde la proliferación de los sistemas de navegación por satélite como el GPS muchos faros han caído en desuso o se les ha restado importancia, pero, a pesar de ello, siguen siendo una fuente de información fiable y muy valiosa para comprobar la posición de una embarcación en la carta de navegación.
La historia del faro como elemento de seguridad marítima ha estado ligada a la navegación desde la Antigüedad, siempre tomando como referencia el célebre faro de Alejandría, que fue erigido por Ptolomeo II. A lo largo de la historia, la forma de avisar a los navegantes continuó asemejándose a las altas torres que diseñaron los romanos con grandes hogueras, edificios rudimentarios que fueron evolucionando hasta bien entrado el siglo XVIII, con las linternas metálicas, y el XIX, cuando se introducen las lentes de Fresnel, lo que permitió que se impulsara la construcción de faros en toda Europa, incluida España. No en vano, el siglo XIX está considerado como la Edad de Oro de los Faros.
Luego llegarían otros avances como la electricidad, que se generalizó a mediados del siglo XX. Otro cambio se introduje a finales del pasado siglo XX, cuando desaparece la figura de los guardafaros o fareros, que debían ocuparse del mantenimiento y de la limpieza del faro, mientras que hoy funcionan de forma automática.
En Andalucía, la visión de los faros como una seña de identidad del patrimonio andaluz no se produce hasta los años ochenta, cuando se aprueba el Plan de Señales Marítimas. Por este motivo, no es extraño que con los años haya sido objeto de estudio por parte de los investigadores, como sucede con Teodoro Falcón Márquez, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, que ha analizado la historia de los faros de la zona occidental andaluza.
En concreto, la Costa de Huelva cuenta con tres faros, situados en El Rompido, Mazagón y La Higuera, si bien Huelva también tiene uno, considerado por las autoridades como baliza, ya que su alcance no sobrepasa las 10 millas y sirve para indicar la entrada de una ría. Todos ellos están bajo la jurisdicción de la Autoridad Portuaria de Huelva. En concreto, desde el año 1992 el funcionamiento de los faros de la provincia depende de la Autoridad Portuaria de Huelva, que se encarga de su mantenimiento y gestión para velar por la seguridad en el tráfico portuario.
Además, tampoco se pueden olvidar otras construcciones tan peculiares como el Faro del Cantil de Isla Cristina.
De hecho, entre los 15 faros de la costa andaluza integrados por el Gobierno en el proyecto ‘Faros de España’, están los tres de Huelva: el faro de El Rompido, equipado como centro cultural; el del Picacho de Mazagón, como centro de formación y conferencias; y el de Torre de la Higuera, en Matalascañas, como estación SIVE (Sistema Integral de Vigilancia Electrónica). Es decir, nuevos usos para nuevos tiempos, pero manteniendo unas construcciones que identifican la zona en la que se encuentran.
Así sucede con el faro de El Rompido, un emplazamiento que tiene la particularidad de contar con dos faros, situados en el término municipal de Cartaya. En concreto, están en en la margen izquierda de la desembocadura del río Piedras y muy cerca del puerto.
El más antiguo, hoy en desuso, se construyó en el año 1861. Su óptica se encuentra expuesta en el Centro de Recepción y Documentación del Puerto de Huelva. Este es de menor altura que el nuevo y su estilo se enmarca dentro de la arquitectura industrial del siglo XIX. En su construcción parece que se utilizaron materiales procedentes del desaparecido Castillo de San Miguel de Cartaya. Actualmente el edificio se reutiliza como biblioteca y centro cultural.
El proyecto del antiguo faro, tal y como explica el profesor Teodoro Falcón, lo realizó Ángel Mayo y venía a balizar la desembocadura del río Piedras a la altura donde en la fecha se encontraba la Punta del Gato. Su forma troncocónica y linterna decagonal lo asemeja al faro de Mesa Roldán (Almería). A partir de 1930 -y debido al mayor alcance que va adquiriendo el faro de Mazagón- va perdiendo importancia, por lo que se sustituye su alumbrado por uno permanente de acetileno. Deja de funcionar 1976, cuando empieza a operar el nuevo faro.
Sí, este faro fue sustituido por el actual faro de El Rompido, edificado en el año 1976. Cuenta con un alcance de 24 millas y consta de 50 metros de altura sobre el nivel del mar (29 metros desde tierra). En la actualidad el fuste es blanco, con una franja roja en la parte superior. Esta particularidad hace de los dos faros de El Rompido una de las imágenes más reconocibles del litoral atlántico onubense.
La construcción de un nuevo faro se debió a que se necesitaba un faro de mayor altura (31 metros ) que permitiera completar el arco de navegación desde Ayamonte a Huelva. De forma cilíndrica y de hormigón armado, es semejante al faro que se encuentra a la entrada del puerto de Huelva.
Otro faro muy conocido por estar integrado en el núcleo urbano en el que se circunscribe es el de Mazagón, que data de 1884, si bien fue reformado en 1941 y 1958. Su alcance es de 29 millas náuticas y dispone de una altura media sobre el nivel del mar de 52 metros (24 metros desde su base en tierra). Se iluminó en 1901 y tras diversas reformas en 1925 y 1930, se le dota de alumbrado de incandescencia que le permite alcanzar 30 millas. En 1949 se electrifica alcanzando 42 millas.
Según describe el propio Falcón Márquez, este faro está situado dentro del término municipal de Moguer sobre la punta de El Picacho, de la que toma su segunda denominación, a 600 metros del mar. Es de sillería encalada con bandas de ladrillo. En sus inicios se construyó como balizamiento al canal de entrada al puerto de Huelva.
Entre sus curiosidades se encuentra el hecho de que el Faro de Mazagón es el único de la provincia que utiliza la lente de Fresnel, además de que en su inauguración contó con un aparato del viejo faro de Cádiz, mandado derribar por el Duque de Nájera durante la guerra con Estados Unidos.
Frente al faro de Mazagón se encuentra el faro erigido en 1981 en el Dique Juan Carlos I, conocido como ‘El Espigón’. Este faro o baliza se sitúa en el morro del dique de entrada al puerto de Huelva sobre torre de hormigón de 26 metros de altura. Es de forma cilíndrica y se ilumina con paneles fotovoltaicos alimentados por energía solar. Ambos faros balizan la entrada al puerto de Huelva. El alcance del faro es de 12 millas.
Su proyecto fue realizado en 1981 por el ingeniero Juan Gonzalo y Vara,
director del Puerto Autónomo. Las obras se iniciaron en octubre de ese año, concluyéndose en junio del año siguiente. Se inauguró el 3 de octubre de 1983.
Y, por último, el faro de Matalascañas es el de más reciente construcción. Fue edificado en el año 1994 con un alcance de 20 millas. Su longitud es de 47 metros desde el nivel del mar (24 metros desde tierra). Con su forma de triángulo equilátero, sus peculiaridades llevaron a Correos a dedicarle un sello al faro de Matalascañas.
De hecho, el diseño de la torre responde al ‘Concurso de Ideas para la construcción de faros’ abierta a Ingenieros de Caminos y Arquitectos, convocado en 1988 por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. El proyecto de este faro se debe a Ismael Guarner y José Fernández.
Está situado en la playa de Matalascañas, en el municipio de Almonte, dentro del Parque Nacional de Doñana y en las cercanías de Torre de la Higuera, torre de almenara construida en el siglo XVI para la defensa militar de la costa. Su construcción, como recoge Falcón, se realizó para iluminar el amplio tramo de navegación existente entre Huelva y la desembocadura del Guadalquivir. El edificio es un prisma triangular blanco con cúpula de 23 metros de altura y un alcance de luz de 20 millas náuticas.
Por último, en este recorrido por los faros de Huelva debemos mencionar el Faro del Cantil de Isla Cristina, situado frente a la playa de Cantil, muy cercano al puerto deportivo. A día de hoy ha sido reutilizado para viviendas y sus locales de abajo como bares y cafetería con una amplia terraza. Desde este lugar se puede disfrutar de la ría y los bonitos atardeceres de la isla. Su silueta ofrece una de las imágenes que identifican a la localidad isleña.
En cualquier caso, para terminar este recorrido por el litoral onubense a través de sus faros podemos afirmar que Huelva ha seguido la tónica general del resto del país en este ámbito, siempre imprimiéndole una personalidad propia, que hacen de estas construcciones una seña de identidad del litoral de Huelva. Construcciones más que reconocibles de la Costa, que todos sentimos como algo propio.
5 comentarios en «Los faros del litoral de Huelva, la luz que guía a una tierra marinera por excelencia»
MARI PAZ, OTRO ARTICULO DE DIVULGACIÓN ¡ GENIAL !
DA GUSTO LEERTE. UN BESO, Fernando
Mari Paz, tu articulo fantastico como siempre.gracias
Mari Paz tu constante puesta en valor del Patrimonio Arquitectónico onubense es inestimable. Desde el Colegio de Arquitectos de Huelva, como siempre, os damos las gracias.
Desde la Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía te felicitamos sinceramente por tan estupendo trabajo y te agradecemos que, con este artículo, acerques un poquito parte de los faros andaluces a nuestros paisanos. Son un patrimonio histórico, cultural y arquitectónico tan valioso como desconocido, por eso trabajos como éste tuyo tienen un gran valor. Ojalá fuésemos muchos más los enamorados de los faros, nosotros, en este tema, nos aplicamos un poco los versos de Machado:
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Soy una amante de los faros y hoy he visitado el faro de Higueras en Huelva. Tanto el faro por su peculiar estructura como su entorno me han gustado mucho.