El ancla de la Carabela Santa María

El Ancla de la Santa María.
El Ancla de la Santa María.

Antonio José Martínez Navarro. La hazaña sin par, el más trascendental de los  hallazgos geográficos y, al mismo tiempo, el hecho más relevante de la humanidad, después del nacimiento de Cristo, se realizó en tres naves españolas, aprestadas, tripuladas y pertrechadas en casi su totalidad por onubenses, al mando de un capitán elevado a la dignidad de Almirante para esta expedición y al que se puede considerar como español, (si acaso no lo fue, ya que para el que escribe era judío y español por numerosos detalles que hemos deducido de sus propis escritos), aunque naciera allende nuestras fronteras.

De esta flotilla la nave capitana, la “Santa María”, ha alcanzado tal celebridad que sólo le sobrepasa en fama el “Arca de Noé”.



Pero, vayamos a los antecedentes: El viernes 3 de agosto de 1492 zarpaban tres navecillas de tierras onubenses (concretamente de la Barra de Saltés) y, tras muchas vicisitudes y pesares, tocaron tierra americana el día 12 de Octubre del citado año. Poco antes del regreso a España portando la buena nueva del Descubrimiento de nuevas tierras se pierde la “Santa María” por un grave error de Cristóbal Colón, aunque bien se encarga éste  de culpar de ello al Capitán de la Nave, el excelente cartógrafo santanderino Juan de la Cosa.

Con las maderas del barco y bastantes pertrechos de la nave ordena Colón construir un fortín donde deja a treinta y ocho españoles que habían gobernado la embarcación.


Puerto de Huelva

De las siete anclas que debió llevar la célebre “Santa María” (cuatro a proa, dos de ellas siempre preparadas para fondear; dos rezones o un anclote y otro rezón, para aproar el barco, y otra ancla mayor situada  en la bodega, llamada de Esperanza o de Salvación), una fue salvada y aquí comienza este relato.

Jacqueline  Charles en un artículo inserto el 8 de junio de 2014 (actualizado el 9 de Septiembre de este mismo año) en la revista “América Latina” aludía a que el gobierno haitiano afirmaba que tenía un ancla de la “Santa María” desde hace siglos con el siguiente texto:

<<Si se confirma que los restos de un barco desaparecido hace mucho tiempo en el fondo del mar, cerca de la costa norte de Haití, pertenecen a la Santa María, una de las tres carabelas de Cristóbal Colón, será una extraordinaria causa de celebración para los exploradores submarinos que la hallaron.

Sin embargo, a pesar de informes recientes y el escándalo armado por los medios de prensa sobre el posible hallazgo, no sería la primera vez que restos de barcos perteneciente a la embarcación que llevó a Colón a su primer viaje a América salgan a la luz.

Durante siglos Haití ha afirmado tener un ancla –que en la actualidad se exhibe en el museo nacional de Puerto Príncipe-, que según literatos y académicos perteneció a la nave de Colon que se hundió  a la medianoche del Día de Navidad de 1492 después de chocar  contra un arrecife en la costa norte de lo que hoy día es Haití.

Del otro lado de la frontera, la República Dominicana también afirma tener una de las anclas del barco en el Faro a Colón, un museo en forma de cruz dedicado al Almirante>>.

La realidad es que  transcurrieran los siglos y éste ancla fue guardada con sumo interés por el Gobierno de la República de Haití.

Carabela Santa María.

En Septiembre y Octubre de 1931 Francia organiza, y ubica en París, la Exposición Colonial, cuya construcción fue modélica en su género y a la que acudieron decenas de miles de visitantes correspondiendo con su atención al noble esfuerzo de los organizadores y como una de las piezas más relevantes que se expusieron se encontraba  el ancla de la célebre carabela.

La onubense doña Elena García de Trianes fue una de las personas que visitó la Exposición, vio el ancla y juzgó, y llevaba razón plena, que el sitio adecuado para solicitarla debía ser el Monasterio de Santa María de la Rábida. Escribió inmediatamente al Excmo. Ayuntamiento de Huelva y los señores concejales onubenses se tomaron tal interés que de inmediato llevaron a cabo las gestiones pertinentes para recabar la adhesión de la Real Sociedad Colombina Onubense para un mejor  logro de sus aspiraciones.

En Noviembre de ese mismo año el Ayuntamiento de Huelva dirige escrito al Sr. Presidente de la República de Haití y, tras larga espera, llega la respuesta que ha quedado fijada en las Actas Capitulares de fecha16 de enero de 1932:

<<Se acordó quedar enterado de oficio del Cónsul General de la Republica de Haití en Barcelona trasladando otro del honorable Señor Secretario de Estado de dicha República expresando su pesar por no poder acceder a la petición de este Ayuntamiento de que sea entregada el ancla de la carabela “Santa María” para el Museo de la Rábida>>.

En resumen, una pieza histórica perteneciente a un bajel español que, por lo tanto, es patrimonio de nuestro país, y que fue recuperada en lo que en aquel tiempo era territorio español la ha hecho suya la República de Haití.

Otro tanto ocurrió cuando se emanciparon  las últimas colonias del Imperio español en 1898. En uno de aquellos países se encontraban loa restos de Cristóbal Colón, que tenían que ser trasladados a España. Tres entidades solicitaron la ubicación de los restos del Almirante en sus propios límites geográficos (el Ayuntamiento de Sevilla, el Panteón de Marinos Ilustres y la Real Sociedad Colombina de Huelva). Los restos se ubican en la Catedral de Sevilla  desde 1899, cuando lo históricamente justo debió ser su instalación en el Monasterio de la Rábida dado que las relaciones del piloto genovés con Sevilla fueron muy tenues.

La última usurpación o robo (sin que no olvidemos las 397 piezas, principalmente armas y adornos griegos y fenicios fechados en el año 1.000 antes de Cristo y que en la actualidad se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional, con la excepción de dos lotes de piezas duplicadas que les cedieron al Museo Provincial de Huelva y a la Autoridad portuaria de Huelva) es tan alevosa como las anteriores. Ocurrió que en 1930 se halló en la ría de Huelva un casco corintio, ejemplar único y que en la actualidad se encuentra en la Academia de la Historia. El que suscribe (aún a sabiendas de que su devolución era misión imposible) lo demandó para el Museo de Huelva no obteniendo, por simple cortesía o norma de educación, ninguna respuesta.

La Ciudad de Huelva cómo siempre ha resultado dañada.

 

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