José Manuel Alfaro Márquez/ Diario de Muleman. El pasado viernes trascendió a los medios, desde el gabinete de prensa de la localidad serrana, el hallazgo por parte de un conocidísimo vecino de la localidad de lo que podría ser una de las varitas mágicas de Harry Potter. El objeto mágico en cuestión fue encontrado en un castañar cercano a la población durante una labores de vigilancia que el autor del hallazgo realizaba en estos días, en los que son tan numerosos los hurtos de castañas por los amigos de lo ajeno que se desplazan hasta la localidad con la intención de saquear los numerosos castañares de esta localidad, famosa por contar con una de las masas mejor conservadas del sur de país de este apreciado árbol, tanto por su fruto como por su noble madera.
El hallazgo, que se produjo ya entrada la tarde y cuando apenas se veía, vino precedido de un fuerte estruendo provocado por el cierre del maletero de una furgoneta y las numerosas ráfagas de luces efectuadas por los faros de un vehículo todoterreno de alta gama, que dejó por unos instantes ciego a este vecino que en ese momento cayó fulminante presa del miedo y la desorientación, sobre un lecho de hojas y calibios extremadamente punzantes de castaño. Fue en ese momento cuando, después de recuperar la consciencia, se incorporó y descubrió que tenía entre sus manos, una pequeña vara de castaño de unos 28 cm de larga, tallada con una forma extraña, tanto en la base como en el resto de su sección longitudinal, con unos relieves de una belleza extraordinaria.
Este vecino, que prefiere quedar en el anonimato, después de este extrañó suceso se dirigió a la policía local del municipio donde relató lo sucedido y enseñó el objeto mágico encontrado. La policía, tras tomar declaración y hacer numerosas fotos tanto al vecino, que presentaba una extraña marca en la frente en forma rayo, como a la varita que portaba, pudieron comprobar que, efectivamente, aquella varita se encontraba en el catálogo oficial de Harry Potter, dotando de una gran credibilidad la historia sobre el hallazgo de este vecino de Castaño de Robledo, al que este suceso le ha cambiado la vida. En exclusiva para HBN:
– Cuéntenos brevemente cómo sucedió todo.
– Todos los años por estas fechas desde hace muchos, más de los que recuerdo, después de almorzar y descansar y antes de que caiga la noche, me coloco mi mochila y subo al Cerro del Castaño (969 m) para ir a ver un castañar, que antes fue de mi padre y mucho antes de mi abuelo y así desde el siglo XVI. Un castañar que mi padre, que en paz descanse, me dejó a mí y a mis otros tres hermanos en herencia. De los cuatro, el único que ha querido saber algo del mismo he sido yo, ni el abogado que ejerce en la capital, ni mi hermana que da clases en un instituto y ni el pequeño, que desde hace años se dedica al noble oficio de arreglar coches en un taller mecánico de Aracena. Así que estaba yo dejado caer de una de las vallas de la majada, viendo cómo caían las hojas, los erizos de los árboles y cómo robaban las castañas del vecino. Fue en ese momento cuando me dispuse a acercarme para indicarle que aquello era una propiedad privada y salieron corriendo, con varios sacos de 50 Kg de castañas, que metieron en el maletero de un coche, al mismo tiempo que otro encendía las luces y los dos coches salían de allí corriendo como una jauría de perros salvajes. Todo ocurrió tan rápido que, en el momento en el que iba a coger la matrícula, deslumbrado por las luces y asustado por el ruido ensordecedor del capó del coche cerrándose, caí inconsciente al suelo. Estaría como un minuto tirado en el suelo sobre una alfombra “faquiriana” de erizos y hojas de castaños, hasta que desperté desorientado y con un extraño objeto entre mis manos, que resultó ser una varita preciosa de castaño tallada.
– ¿En qué momento se dio cuenta de que lo que le había sucedido era algo especial e irrepetible?
– Al principio no le di importancia a lo sucedido, en esta época son demasiado frecuentes los hurtos de castañas. Lo especial vino después, cuando me levanté con aquella varita en la mano y, mientas la tocaba y la giraba, me brillaban los ojos como si portara un objeto mágico. Pero fue en el momento de alzarla y agitarla sobre uno de los coches que huían a los que se les abrió el portón y se les cayeron cuatro sacos de castañas, cuando verdaderamente tomé conciencia del poder que tenía entre mis manos.
– ¿Qué pensó la policía cuando entro en la comisaría y le contó lo sucedido?
– Cuando llegué a la oficina de la policía local, los agentes estaban sentados jugando al ajedrez. Pero nada más verme entrar con los ojos brillantes y abiertos como los de un búho, como si hubiera tomado alguna sustancia psicoactiva, me tomaron inmediatamente declaración, me hicieron fotos de los daños que había sufrido, sobre todo en la frente, porque al caer se ve que me tuve que dar con una vara de castaño y me he hecho un siete en la frente para toda la vida. Después sacaron fotos de la varita, los agentes no salían de su asombro ya que jamás habían visto un trozo de madera de castaño tan bien labrado. Mira que en el pueblo hay gente que se dedica a coger varas de castaño y hacer bonitos bastones, cucharas o figuritas, pero varitas mágicas ninguna que yo recuerde. Nadie en este pueblo había logrado hasta ahora hacer un objeto tallado tan bello como el que aquellos agentes fotografiaban con tanto cuidado, mientras miraban en internet objetos similares, hasta que comprobaron asombrados que se trataba de una auténtica varita de Harry Potter.
– ¿Qué dicen los vecinos del pueblo sobre lo sucedido?
– Los vecinos están alucinando, no dejan de ir a casa para que se las enseñe, de hecho la he colocado en una vitrina donde antes estaba la vajilla de cuando me casé. Incluso muchos vecinos me han comentado que si no me importaba que le hicieran fotos y tallaran réplicas de la varita con trozos de varas de castaños, porque muchos de ellos quieren tener también una en su casa para que les de suerte o les quite los dolores del reuma, incluso hay un vecino que ya piensa en montar una “startup” para convertirlas en uno de los souvenir estrella de este pueblo, que pronto será famoso por sus varitas mágicas.
– ¿Qué cambios ha notado desde que tiene la varita?
– Yo no sé si tiene algo que ver o no pero, desde que llegó a mi casa, la felicidad parece haberse instalado en ella. A mi mujer y a mí nos ha dado vida, lo mismo la agitamos cuando queremos recoger la mesa, que cuando cocinamos los garbanzos y asamos la carne, que lo mismo lo convertimos en un juguete sexual. Además, los nietos están súper contentos. Cuando llegan a casa, la cogen y juegan con ella a hacer magia, son capaces incluso de dejar a un lado el teléfono y la tablet mientras inventan mil historias recorriendo la Plaza del Álamo, el barrio del Calvario, las fuentes públicas situados en los ensanches de la calle de La Mazorca o la del Barrio, la plaza de toros abandonada, las iglesias de Santiago el Mayor o Apóstol, donde dicen que se te puede aparecer el humanista Benito Arias Montano o corriendo entre los muros de la iglesia inacabada, en cuyas ruinas viven hasta fantasmas. En fin, esto de tener una varita mágica de Harry Potter «Made in Castaño del Robledo», creo que ha sido un regalo que me ha hecho la vida y que posiblemente acompañe a este hombre de 74 años hasta el último día de sus vidas, incluso espero que me entierren con ella.