Antonio José Martínez Navarro. Barrio de El Higueral. Optimismo, actividad por doquier, niños jugando al fútbol en el Parque de la Luz. Si toda danza o juego parece una ofrenda a alguna divinidad oculta, las niñas con su vigor contenido, con su tranquilo esplendor, parece como si celebraran una geórgica de Virgilio, los beneficios de la riqueza, el amor a la energía fructuosa, el goce la tierra feraz y de la vida fecunda correteando y realizando cien piruetas en las instalaciones que el Ayuntamiento que comanda Gabriel Cruz ha puesto a su disposición en la parte Sur del citado Parque bajo la vigilancia de sus padres que, sentados en los coquetuelos bancos no les pierden de vista. Y es que en verano este Parque atrae a numerosas personas que se acercan a degustar las exquisitas tapas que, con simpatía, sirven los camareros y camareras del Bar Casa Manguara, con su carne picada envuelta en masa de salsa picante; el “Duermevela” con su caldereta de queso; las magníficas gambas del bar “Estás en la Luna” y para que la profusión de bares sea lo más completa “La Nueva Cafetería” presenta a sus numerosos clientes una ensaladilla rusa “que quita las penas del “sentìo”.
Se puede decir, cuando actúa algún grupo musical en las noches de verano, que Huelva, como la Atenas antigua, tiene ya su teatro al aire libre. La música de los diversos conjuntos pasa por nuestra alma como una caricia y el ritmo de sus notas, el gorjeo de los mil y un pájaros se unen y el murmullo de las hojas sacudidas por el leve aire semeja una melodía inefable. El escenario o templete es muy simple. Frente a este pequeño escenario, podemos ver varias largas y copiosas ringleras de sillas, blancas y toscas y sentada en ellas se agrupa la muchedumbre
El que suscribe ha sido testigo a lo largo de más de cuarenta años de esta explosión donde la gracia alcanza la plenitud de la alegría.
La calle que historiamos se sitúa entre el Parque de la Luz y la calle Alanís de la Sierra y fue vía que se formó al levantar los ocho bloques que conforman el citado Parque en 1975 o 1976 tras muchas vicisitudes superadas por Juan Gil Zamora.
El único comercio que se abre en ella es “Calzados Patiño” en el que nos vamos a detener unos renglones. Está regentado por Ángel Patiño Carretero, hijo de la población pacense de Higuera la Real en donde vio la luz primera en 1938, aunque él se considera onubense de hecho y derecho ya que su familia fijó su residencia en Huelva en 1946. Hombre bondadoso, simpático y amable. Este establecimiento, de ochenta y tantos metros cuadrados, abrió sus puertas al unísono que los ocho edificios, cuando todavía no había agua en los bloques citados y un solo contador servía para controlar la electricidad gastada por los propietarios de cada inmueble.
Podemos afirmar que todos los zapatos de esta Casa llevan el sello de elegancia y buena calidad que nos muestra en sus escaparates antes de entrar. En el interior algunas notas simpáticas y ajenas al establecimiento que lo adornan (helicóptero, maquetas, un recio alazán…). Pero vayamos al nomenclátor de esta calle.
Antes que nada debo aclarar que, tras realizar más de mil quinientas páginas a lo largo de treinta años en el diario “Huelva Información” bajo el título de “Historia Menuda de Huelva”, es la segunda vez que el que suscribe se cita porque es inevitable hacerlo así. Veamos por qué: Desde hace años observaba que una de las calles que le daba forma dos de los ocho bloques y la calle Alanís de la Sierra no tenía nombre. Y como una de las dos aceras de la futura calle Frank Romero estuviera destrozada, con el riesgo de que alguien pudiera tropezar y caer, elevé un escrito al Ayuntamiento de Huelva indicándole tal circunstancia que, en caso de cayera un anciano podía tener desagradables consecuencias y, además, que aquella escueta calle no tenía nombre. El escrito en cuestión decía así literalmente:
<<Antonio José Martínez Navarro, vecino de esta capital, con domicilio en Huelva… con el debido respeto, Expone:
Que apartándose por unos instantes de su labor de investigación histórica onubense desea hacerle llegar dos aspectos urbanísticos negativos de la ciudad que podrían mejorarse sin duda:
El primero de ellos se encuentra en una calle innominada del barrio de El Higueral, vía situada entre la calle Alanís de la Sierra y el Parque de la Luz, que tiene su acerado totalmente destrozado. Esta circunstancia entorpece el tránsito de la gente mayor que no puede utilizar el carrito en que se apoyan para poder andar y hace que, en ocasiones, más de un peatón tropiece por lo irregular de su trazado. Para que sepan ustedes con exactitud la calle en cuestión es en la que tiene su sede la “Calzados Patiño”. (Omitimos la segunda petición ya que no nos afecta a la historia de esta calle).
El objetivo de la denuncia de estas dos anómalas situaciones urbanísticas es darlas a conocer a ustedes y, para que en futuros presupuestos municipales aborden su corrección.
Atentamente les saluda…. >>.
En cuestión de semanas, septiembre u octubre de 2018 el Ayuntamiento, con la eficiencia que le caracteriza, arreglaba la acera y el que suscribe esperaba, sin duda, a que a la calle se le pusiese el nombre que considerara oportuno.
El 17 de enero de 2019 se acordó en el Pleno de Honores y Distinciones de la Ciudad de Huelva que la rotulación de la calle innominada llevase el nombre del artista onubense Frank Romero, fallecido el 16 de julio de 2018 y tuviese una calle con su nombre en su barriada. Acertada medida de Gabriel Cruz. Recordemos algunos datos de tan elevado artista a través de una miscelánea biográfica en la que participamos con datos de nuestro propio Archivo, de Paco Morán, de José Luis Camacho Malo, de la periodista Belén S. Oltra del diario “Huelva Información” y, finalmente, de Internet:
Francisco Ruiz Romero nació en la ciudad del Tinto y del Odiel el 22 de mayo de 1971. La geografía de sus juegos se situaba en la Barriada de Fuentepiña o El Higueral. Con once o doce años ya que presentaba, con un tono de graciosa simpatía, a realizar teatros de guiñol o polichinelas. Frank Romero era el tipo ideal para dar la réplica a cualquier dios del mimo de la pantalla. Eso sí, a los niños a los que les cobraban la correspondiente entrada a pesetas y a duros con lo que obtenía doble beneficio: se lo gastaba con sus amigos en cualquiera de los numerosos quioscos que existían por allí, a la misma vez que aprendía los cien trucos ante el público. Fue un onubense muy amante de las costumbres de su patria chica, raíces y familia, con la que mantuvo una relación muy estrecha y cariñosa durante toda la vida.
En el año 2000 seguía triunfando en la música el onubense que nos ocupa: Frank Romero.
La consagración de esta estrella nos la contaba José Luis Camacho Malo en el diario “Huelva Información” del sábado 22 de junio de 2000 con motivo de la grabación de un álbum
<<…Siempre es agradable recibir la noticia de que un paisano anda por toda España triunfando dentro del mundo de la música y haciéndolo a lo grande después de la experiencia en el grupo “Locomía”. Frank Romero bebe de todas las aguas para brindar un coctel fresco y muy especial. Como él mismo dice, es de Huelva, español. Le gusta. El Rocío…pero también Ibiza. ¡Vaya mezcla! Y es que este artista no se quiere encasillar, ni que le encasillen.
Pocos cantantes saben lo que es esperar casi una década para ver cumplido su deseo. Diez años de ir creciendo como artista, sorprendiendo a un público cada vez más amplio, y también a sí mismo. Porque cuando Frank salió de su ciudad natal sabía que llegar hasta aquí no iba a ser fácil. Sus comienzos en Locomía le vinieron casi por sorpresa. Dice la leyenda que se presentó a un casting para un programa de TV y acabó paseando abanicos (y su palmito) por toda la geografía nacional, Después vendría Cañil y con esos escarceos, de los cuales no reniega, buscando su sueño: ser una estrella, con sus propis temas, y lo que es más importante, tomando sus propias decisiones. Y aquí entra en la historia sus dos ángeles de la guarda: los productores Pedro de Moral y David Ferrero. Estos dos veteranos amigos de la música dance en España confiaron en él. Su carrera como remixes e instigadores de Asap y Pm Projet, han cimentado el éxito en nuestro país de algo que parecía imposible en su momento. El triunfo de la música de baile en castellano. Y desde ahora Frank Romero va a tener mucho que decir al respecto. Porque él es la imagen y la voz (que como ya sabéis pocas veces van unidas en este género musical) de la música dance en España para el nuevo milenio.
Pero ahí no queda la cosa. Frank no es ninguna marioneta. Además de bailar y cantar (esa voz tan especial que ya descubríamos en su primer tema (“Wild-salvaje”), las composiciones también son suyas. El artista controla la totalidad del proceso creativo, exceptuando quizás el emblemático “I will survive” de Gloria Gaynor (que en este álbum se llama “Sobrevivir”), aunque sí es suya la adaptación. Por ello, queda claro que Frank sabe cuáles son los temas importantes: la lucha, los sueños, el amor… No podemos olvidar que el álbum tiene también un fuerte componente pop, convirtiendo temas como “Gracias por existir” o “Nadie en el mundo” en joyas musicales de instantáneo atractivo.
Resumiendo: Frank Romero termina aquí su aprendizaje y comienza una carrera como artista a total de dance (o pop dance, se quiera ver). El pasado ya lo conocemos, y el futuro…las canciones de Frank lo auguran fantástico.
Su álbum “Ni historia personal” lo componen diez temas, todos ellos cargados de mucha marcha y con un estilo muy personal que Frank Romero ha sabido imprimir a sus creaciones, donde destacan los temas, aparte de los antes señalados con una gran personal, como “Sobrevivir”, “Mi historia personal”, “Dame tu amor”, “Miro, toco, siento” y “Hazme sentir”, entre otros.
Sin lugar a dudas, un gran disco que esperamos sea del agrado del gran público y que su gran éxito le venga lo antes posible, pues categoría tiene para estar entre los grandes. Enhorabuena a Frank Romero por este trabajo que nos presenta y que estamos convencidos le va a proporcionar muchas satisfacciones>>.
Semanas después, finalizando el siglo XX la periodista onubense Belén S. Oltra le hace una entrevista para el diario “Huelva Información”, cuando Frank Romero, como hemos sabido, quería abrirse paso en solitario:
<<Frank Romero, el onubense del grupo “Locomía”, estuvo estos días por Huelva. Se adelantó al resto del grupo para concretar algunos aspectos de su actuación el sábado-noche en la discoteca “La Luna”, que aún estaban pendientes.
A Frank le tira Huelva, “pero mi trabajo tengo que realizarlo en Madrid, porque también soy actor y tengo mi representante de cine”. Dice que Huelva ocupa en su corazón un lugar sentimental, “aquí está mi gente, mis playas… Madrid es la meta”.
Entonces… ¿De Fuentepiña a Madrid?
No, que va. De Fuentepiña a Hollywood.
Pisa fuerte, este onubense que comenzó aquí, abriendo “El sótano del terror”, “La Breva” y siguió trabajando en Radio Moguer, TV Huelva, y una agencia de modelos de Sevilla. Antes de llegar a Madrid –hace tres años-Frank había pisado, tras cursar 8º de EGB, el Aula de Teatro, donde estudió interpretación, y había hecho de modelo en la Agencia-Escuela Francis Neto.
En solitario. Quiere llegar lejos y por eso se prepara para grabar su primer disco en solitario como Frank Romero. Como también quiere hacer cine en el Centro de Interpretación, toma clase de canto y, cómo no, aprovecha la experiencia que le proporciona actuar con su grupo “Locomía”.
¿Y a tu manager no le molesta que ahora quieras levantar el vuelo?
No, a él no le importa que haga un disco en solitario. Tiene asumido que “Locomía” es el puente. Otros ya lo han pasado.
Pero mientras esto ocurre, ha hecho con el grupo “Party Times, disco en el que ha colaborado un mezclador inglés, y prepara cara al verano un single que se titulará “Move your body” (Mueve tu cuerpo).
El cine tiene la culpa de que este moreno de grandes ojos claros (prototipo de fotografía de mesilla o poster de quinceañeras) haya perdido su acento “güervano”, pero no está dispuesto a perder sus raíces andaluzas y por eso muchas de las canciones que está haciendo ahora tienen sabor andaluz. Después de Semana Santa se meterá de lleno a grabar “y si gusta y cuaje, trabajare para perfilarlo”.
Hasta entonces descansa del ajetreo en “El Rincón”, una urbanización cercana a Punta Umbría en la que viven sus padres. También pasa unos días con su abuela en la calle Celestino Díaz Hernández, de la capital onubense>>.
El lunes 16 de julio de 2018 fallecía en su tierra natal un hombre que había llenado gran parte del mundo musical de Huelva, dotado de un impresionante afán de superación en su constante propósito de enriquecer su arte, cuya primera idea del movimiento de la danza que efectuaba con sus desmesurados abanicos le habían venido seguramente de observar el ritmo de las olas que alcanzaban la orilla en la playa de la Punta del Sebo o crecidas de Punta Umbría, un muchacho que en los años noventa fue uno de los mitos de la juventud española, de un hombre, en definitiva, que formaba parte de un grupo de excepción que se había esforzado por elevar: Frank Romero.
Pasaron los meses y el día 29 de marzo de 2019 numerosas personas del barrio de El Higueral quisimos ser testigos de este tributo de admiración que suponía añadir en el nomenclátor onubense el nombre de Frank Romero. Honor merecido. En este sentido el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, indicaba en una bonita alocución que “con esta calle, en la barriada donde Frank tenía sus raíces, la ciudad de Huelva rinde homenaje a uno de sus artistas, que nos dejó muy joven, con muchas cosas por hacer y por aportar en lo humano y en el mundo del arte. En el acto de hoy queda demostrado el calor y el cariño que despertaba este onubense, cuyo recuerdo tenía que permanecer en el callejero de la ciudad, como una manera de tener presente a alguien de quien nos sentimos orgullosos, por su implicación, su compromiso de Huelva y su forma de ser sencilla, cercana y cariñosa. Frank Romero siempre estará con nosotros aquí en el Parque de la Luz. Una persona muy querida y muy de su barrio”.
Pero terminemos estos renglones con una calle que, por su pequeñez, (apenas se está entrando en ella cuando estamos saliendo de la misma), debe perdonar el amable lector que lo llevemos con mucha lentitud, en la que no se siente un olor comercial (sólo existe en ella el ya citado y acreditado “Calzados Patiño”, ni se alzan edificios notables ni se advierte como una inevitable y sórdida monotonía gris de vida trabajadora, pero añade al rancio y noble callejero onubense la noble ejecutoria de una excelente persona y magnífico artista, Frank Romero.