José Miguel Jiménez / Zalamea la Real. En la presentación, Marcos Toti, encargado de la maquetación, aseguró que el libro, publicado por la Editorial «Non Plus Zalamea» , en colaboración con la Asociación «Lope de Vega» , el Ayuntamiento de Zalamea la Real y los propios autores es una obra imprescindible para empaparse de esta etapa de la historia de la Cuenca Minera y muy especialmente de Zalamea, minucioso en detalles y actualizado con las últimas investigaciones.
Para el Concejal de Cultura, Antonio Conejo, «Zalamea Romana» es una publicación que debe de ocupar un importante en las bibliotecas particulares, junto a las numerosas obras de temática local existentes hasta ahora, algunas de las cuales, son obra del propio Adriano Gómez, como Zalamea, Cofradías y Tradiciones, Calles de Zalamea o Fuentes y Pilares de Zalamea, escritas junto al recordado Vicente Toti , al que está dedicado la publicación recién presentada.Conejo, afirmó que Adriano Gómez es todo un personaje digno de conocer por su prolífica trayectoria de investigación, tanto de la historia local, como de diferentes lugares de toda España, donde Adriano ha participado en tareas de estudio o investigación. Un amplio currículum también atesora el coautor del libro, Aquilino Delgado, actual director del Museo Minero de Riotinto y en los últimos tiempos, al frente de los trabajos de investigación en los terrenos de la Mina de Río Tinto, que cada día ofrece nuevos hallazgos.
El trabajo que han realizado estos investigadores se inicia refutando los bulos extendidos por lo que hay quien califica de pseudointelectuales de la primera mitad del siglo XX acerca de los orígenes de Zalamea, sus inventados fundadores y, sobretodo, las diversas denominaciones de la villa por personajes casi mitológicos. Sin ningún rigor histórico basaron los orígenes de Zalamea en la toponimia que reflejaban en sus escritos autores antiguos y falsificadores apologistas religiosos, empeñados en «demostrar» la veracidad de la Biblia, adaptando interesadamente e inventando la dudosa etimología de autores clásicos a lugares geográficos de la actualidad, para entrelazar el Viejo Testamento judeocristiano a los intereses (nunca altruistas) de la iglesia contrarreformista y belicosa, en pugna con cualquier ideario ajeno a las «verdades eternas» propagadas por una Roma ecuménica.
Adriano y Aquilino analizan con seriedad la veracidad o la burda falsedad de los diferentes topónimos atribuidos a Zalamea basándose, con crítica científica, en recientes estudios realizados por profesionales actuales, procurando destruir leyendas que no por ser halagadoras y atractivas son ciertas.
Los autores del presente trabajo, profesionales en Arqueología y la cultura grecolatina, licenciados en Historia, dedican un segundo apartado a investigar y situar todos los vestigios arqueológicos romanos aparecidos en el actual término zalameño, tomando, además de sus experiencias personales, las citas y las publicaciones anteriores realizadas por historiadores contemporáneos.
Tanto Aquilino Delgado como Adriano Gómez, califican la publicación como una recopilación de los datos que se conocen en la actualidad de este periodo histórico en Zalamea, restos arqueológicos en el actual término municipal y toda información verificable , huyendo de tradiciones y teorías erróneas surgidas en los últimos doscientos años. Para Aquilino Delgado, la Zalamea de entonces, era un lugar subsidiario de la Mina de Riotinto. Se calcula que en las minas, durante el periodo de esplendor de las explotaciones en el periodo romano, se pudo alcanzar la cifra de cuarenta mil personas trabajando en la zona.. Sería Zalamea, un núcleo alejado de la explotación donde era posible trabajar la agricultura y la ganadería, para surtir de alimentos a la masa de personas que participaban en la extracción de minerales.
Sobre los nombres atribuidos, a Zalamea, Aquilino aseguró que los autores que , sobre todo en el siglo XIX, afirmaban que Cotinae o Callenses Aenanici , fueron términos que nombraban a la Zalamea romana, carecen de fundamento, ya que las modernas investigaciones, no logran establecer la toponímia que pudo ostentar a población de manera contrastada. Ningún resto arqueológico, ni prueba documental, puede ofrecer algún dato fidedigno en este sentido.
Para Adriano Gómez, de los numerosos restos de época romana existentes en el término zalameño, la actual iglesia parroquial, se ubica en el lugar que pudo ocupar un importante edificio, por el numeroso material de construcciones romanas utilizados en las diferentes reconstrucciones en distintos periodos históricos. Seguramente, la iglesia fue en sus inicios un «Castelum» , tanto la base de la torre como la cabecera del templo presentan sillares de gossan, el principal material empleado en las construcciones romanas de la comarca y visibles en la actualidad. Un lugar que para Adriano, en el periodo de dominación musulmana, debió acoger una mezquita y posteriormente, la primera iglesia en tiempos de la reconquista cristiana.
En la presentación, se refirió como otro lugar importante de la Zalamea romana el denominado «Cabezo de la Cebada», donde existió un poblamiento de relativa importancia que ha arrojado gran cantidad de restos, siendo las más conocidas una serie de estatuillas que parecen representar a niños, halladas hace más de cuarenta años. Y que posteriormente, han sido localizados elementos de similares características en otros yacimientos de la Bética.
Finalizado el acto, los autores respondieron a diferentes preguntas de los asistentes y procedieron a firmar los libros adquiridos en la propia presentación. «Zalamea Romana» estará a la venta en diferentes establecimientos de Zalamea, estando por confirmar la realización de otras presentaciones fuera de la localidad.