S. D. Heroicidad. La palabra que mejor define lo realizado por Carolina Marín en el Open de China, ganado a puro pulso tras ocho meses de calvario por una lesión que le llevó al quirófano. Después de seis días de competición en Changzhou, la de Huelva superó su último escollo, la taiwanesa Tai Tzu Ying, a quien derrotó en tres sets, 14-21, 21-17 y 21-18, en un partido que duró 1 hora y 5 minutos.
Un año menos un día después, Carolina Marín se volvió a ceñir la corona de campeona este Super 1.000, pero que seguro que le ha dejado unas sensaciones mucho mejores. Porque el año pasado la onubense no jugó este torneo después de ocho meses en el dique seco, en el que tuvo que apechugar con una grave lesión de rodilla, y sus secuelas anímicas.
Pero Carolina ha elevado a la enésima potencia su conocido “puedo porque pienso que puedo” estos días en el Olympic Sports Center Gymnasium, donde fue deshojando la margarita del triunfo con victorias sobre Nozomi Okuhara, Beiwen Zhang, He Bing Jiao, Sayaka Takahashi, y la a priori irreductible Tai Tzu Ying, jugadora que le había ganado los seis últimos partidos que habían disputado.
La final fue un partido duro, épico, con drama. Máxime cuando en el primer set, después de un inicio irregular de la de Huelva, la taiwanesa marcó distancias en el marcador sobre todo después del intervalo (8-11). Un parcial adverso (1-5) puso la manga muy a favor de Tai Tzu Ying, que acabó ganando: 14-21.
Similar desarrollo tuvo el segundo set. Otra ves se fueron las jugadoras al intervalo con 8-11 para la asiática. Pero esta vez Carolina fue quien mejor volvió. Sacó a relucir su casta y logró primero equilibrar el marcador (empates a 12, 13 y 15), para a continuación, con un parcial de 5-1, apuntarse el set (21-17) y mandar el partido al tercero.
Quedaba lo mejor, una manga definitiva igualada, con mucha tensión, en la que la de Huelva acabó por imponerse. Carolina se fue al intervalo con una mínima renta (11-10), ventaja que ya no perdió en ningún momento. Con cabeza, buen juego y enormes dosis de casta, la onubense echó el resto en la segunda parte del set, y con un parcial de 5-0, dejó la manga muy a su favor (del 14-13 pasó al 19-13). Aún así, tuvo que aguantar un último arreón de la asiática (19-17, con un parcial de 0-4), que se acabó ahí, porque Carolina finiquitó la contienda por 21-18. Lo que siguió fue el llanto emocionado de la onubense tendida en la pista, era lógico después de ocho meses de calvario.