Mari Paz Díaz. Un voluntario es aquella persona que, por elección propia, dedica una parte de su tiempo a ayudar a los demás de forma altruista, sin recibir remuneración por ello. El voluntariado es un modo de ser, una opción libremente elegida desde el compromiso. Una forma de vida, en definitiva, que genera admiración en una sociedad en la que parecen que priman más otros valores, como el éxito profesional, el enriquecimiento rápido o el contar con muchos likes en las redes sociales. Sin embargo, a pesar de todos esos modelos que parecen haber sido impuestos, resulta loable que haya personas que dediquen parte de lo más preciado que tenemos, que es el tiempo, para mejorar la vida de otras personas. Una actitud que suele mostrarse en muchos perfiles, como sucede con los jóvenes.
Así lo demuestra la joven aljaraqueña de 22 años Natividad Santana Chalé, que ha desarrollado varias acciones de voluntariado a lo largo de su vida. Una trayectoria que, en materia educativa, se afianzó al matricularse en la carrera de Psicología en la Universidad de Huelva, tras estudiar Bachillerato en el IES Diego de Guzmán y Quesada. Y, desde el inicio de estos estudios universitarios, trató de involucrarse de alguna forma con la sociedad. Según nos cuenta, «desde primero de carrera, intenté implicarme con la comunidad realizando distintos voluntariados. Empecé participando en eventos de promoción de la salud y recaudación de fondos en la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), luego probé a formar parte de la delegación de alumnos y, finalmente, entre otros menos destacables, entré a formar parte de la Erasmus Student Network (ESN) de Huelva, desde la que se pretende ayudar a los estudiantes que hayan elegido nuestra ciudad como destino Erasmus a conocer tanto nuestra ciudad como nuestro país y cultura, a la vez que se integran entre ellos y con la comunidad española».
Con esta filosofía, Nati vivió sus años universitarios en la UHU. Y es que esta onubense tenía claro desde los 10 años que quería ser psicóloga. «Desde entonces, no he dudado que quería seguir este camino. Sí elegía “segundas opciones”, pero ninguna sustituyó a esta carrera. Siempre me han llamado la atención las personas, su comportamiento, su historia, el motivo de sus características de personalidad… Comprender mejor a los demás, tanto a las personas de mi entorno como a las que han protagonizado acontecimientos históricos importantes e intervenir en sus vidas para mejorarlas en caso de que sea posible es una motivación que siempre he tenido y que antes de empezar la carrera no siempre sabía hacer. Por eso, cada asignatura y cada curso me han resultado más interesantes y motivadores que los anteriores y he intentado aprender lo máximo posible», nos explica.
Una actitud que le valió para ser elegida Alumna 10C por la Cátedra Cepsa, un reconocimiento que, tal y como afirma, para ella «ha supuesto un antes y un después, ya que, tras haber participado en el programa, en el que se aprendía sobre competencias que bien pueden aplicarse al área de Recursos Humanos, me he planteado seguir esa trayectoria en lugar de la que tenía pensada, que era la Psicología Clínica y Neuropsicología. Además, este galardón me ha servido también para conocer al resto de participantes, que son personas increíbles, y para darme cuenta de que, elegir bien las actividades y la actitud con que se imparten, puede unir a un grupo de desconocidos como si se conocieran desde hace años».
Es más, reconoce que «mi trabajo ideal había sido, hasta hace poco, el de psicóloga de hospital, pero, ahora, no descarto los Recursos Humanos en alguna empresa con la que coincida en valores y objetivos».
Junto a este reconocimiento, en el que se tienen en cuenta cuestiones como el nivel de idiomas, la nota media en la carrera y los voluntariados, con anterioridad, esta aljaraqueña había recibido otros méritos, como sucedía en el Concurso de Premios Literarios que organiza la Fundación Juan Manuel Flores Jimeno, pero éste ha sido el primero a nivel académico.
Ahora, mientras mejora su nivel de idiomas y continúa formando parte del voluntariado para los Erasmus en ESN, tiene claro que, de cara al futuro, quiere seguir formándose en temas relacionados con lo aprendido durante el programa de Alumno 10C, al tiempo que conoce a personas con las que aplicar esas ideas y motivación.
Con todo, para finalizar, anima a los jóvenes universitarios a «que no pasen por la universidad como si fuera algo obligatorio para pasar a la siguiente fase de la vida; que salgan de su zona de confort y descubran personas, gustos, motivaciones, y, para ello, lo mejor es el voluntariado. Es estupendo, aprendes mucho y, sobre todo, a ser un buen profesional, pero lo mejor que te aporta esta etapa es lo que vives mientras intentas “sobrevivir” a ella y mientras ayudas a otros a hacerlo también. Se aprende mucho más a través de los demás que a través de los libros. Además, también le gustaría agradecer que «me hayan dado la oportunidad de participar en este programa. Y también a Inés Garbayo, directora de la Cátedra Cepsa, por su atención e implicación, y al resto de participantes, por hacer de este programa una experiencia completamente distinta a cualquier otra».