Mari Paz Díaz. Huelva es una ciudad privilegiada en materia arqueológica. Un verdadero paraíso para los amantes de los restos dejados por las civilizaciones que residieron en este territorio con anterioridad. Vestigios que, por otra parte, demuestran su gran antigüedad. Y es que toda la ciudad forma parte de un único y gran yacimiento, dado que, a diferencia de otros emplazamientos tan conocidos en la provincia como Tejada la Vieja y Tejada la Nueva, que son yacimientos diferentes, el origen de los restos que podemos encontrar en la Plaza de las Monjas, La Palmera o la Plaza de la Soledad de Huelva pertenecen a una misma unidad, resultado de la evolución o desarrollo de la capital. Un único yacimiento creado de manera natural desde hace 5.500 años hasta hoy.
Es en este rico contexto para la historia y el patrimonio onubense donde cobra sentido recordar la relevancia que tiene el yacimiento de La Joya, que ha vuelto a la actualidad en las últimas semanas. Y es que los restos que se encuentran en el Cabezo de la Joya corresponden a una necrópolis de la época tartésica, de ahí que esté considerado como uno de los enclaves arqueológicos más llamativos de la Península Ibérica, un hito arqueológico del llamado periodo orientalizante.
Situado en pleno corazón del centro urbano de Huelva, este conjunto arqueológico abarca una etapa cronológica situada entre finales del siglo VIII y la segunda mitad del siglo VI a. C. Un espacio que, debido a la profusión de elementos hallados, está considerado como uno de los lugares más importantes para el estudio del mundo tartésico, siendo el mejor ejemplo del proceso de mestizaje entre el mundo indígena tartesio y la posterior aportación de los fenicios, que se asentaron desde el siglo IX a. C. en este solar y cuyos restos son testimonio de la temprana presencia de los pueblos mediterráneos en el suroeste peninsular.
En esta necrópolis apareció un conjunto de tumbas, que fueron excavadas a finales de los años sesenta y setenta por Juan Pedro Garrido Roiz. Unos trabajos que dieron como resultado una numerosa colección de objetos rituales de bronce, oro, plata, marfil, alabastro y cerámica, destacando varias ‘tumbas principescas’, en las que se encontraron numerosos elementos, en su mayoría de raigambre oriental, que conviven con materiales de origen indígena, como es el caso de cerámicas a mano.
En total, en la necrópolis de La Joya fueron excavadas 19 tumbas, entre las que destaca la número 17 por su riqueza. Un conjunto que presenta materiales únicos, evidencia de la próspera economía onubense de la época, basada en las relaciones entre Iberia y el Próximo Oriente mediterráneo, teniendo como focos principales la isla de Chipre y la ciudad de Tiro. En cuanto a las características de las tumbas, predominan las incineraciones sobre las inhumaciones, donde llama la atención, como decimos, la calidad de los ajuares funerarios recuperados.
Piezas que se conservan y custodian en el Museo de Huelva, exponiéndose en cuatro vitrinas de la sala permanente del centro museístico onubense, dada su relevancia. Algunas de estas piezas fueron restauradas en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) de Sevilla, dependiente, al igual que el Museo de Huelva, de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
De este conjunto de piezas, dos jarros de bronce, datados entre los siglos VIII y VII a. C., fueron expuestos en el Metropolitan de Nueva York. Se trata del jarro zoomorfo de la tumba nº 18 y el jarro con decoración floral de la tumba nº 17.
Ambas piezas, el jarro lotiforme y el jarro zoomorfo, permanecieron durante cuatro meses en el Metropolitan de Nueva York en concepto de préstamo temporal con motivo de la exposición ‘De Asiria a Iberia en los albores de la Era Clásica’, una de las más importantes muestras arqueológicas en el mundo, que trataba la evolución de las principales civilizaciones en el I Milenio a. C., en cuyo discurso los dos jarros de Huelva jugaron un papel determinante, junto con otras piezas de los museos andaluces de Cádiz, Granada y Sevilla. El éxito de este evento fue extraordinario, ya que fue visitado por un total de 143.641 personas de todo el mundo, según los datos oficiales facilitados al Museo de Huelva por el museo neoyorkino. La muestra se desarrolló entre el 15 de septiembre de 2014 y el 4 de enero de 2015.
En definitiva, por todo ello, tanto la profusión de elementos arqueológicos encontrados en este yacimiento como la relevancia de sus restos, hacen de La Joya uno de los enclaves más importantes para el estudio del mundo tartésico. Uno de los yacimientos más espectaculares e importantes de la Protohistoria peninsular. Y está aquí, en Huelva.
3 comentarios en «¿Por qué es tan relevante el yacimiento de La Joya para Huelva?»
Los primeros en excavar La Joya fueron Juan Pedro Garrido y Elena Orta. Es importante no olvidar que Elena fue, al menos, el 50% del equipo. Por ello debe ser nombrada siempre que se hable de La Joya.
Buenos días Guillermo, estoy totalmente de acuerdo contigo. Soy arqueóloga y hace varios meses que busco información sobre Elena Orta y practicamente no hay nada, cuando ella fue como bien dices «la mitad» imprescindible en el trabajo que se realizó en este yacimiento. ¿Tienes alguna información sobre la profesora Orta?
Buenas noches, yo me la encontré este verano en Punta Umbría y está al tanto y decidida a la defensa del yacimiento de La Joya que ella junto a su marido descubrieron o pusieron en valor. Esta mayor, pero con fuerza y ganas.