Cristina Morales. Uno de los ámbitos más vocacionales es, sin duda, la sanidad. Esa idea de curar al enfermo y sanar sus heridas es el componente romántico de disciplinas como la enfermería o la medicina. Una ocupación en la que reinan valores como la solidaridad y el sentimiento sanador, una lucha por contentar al paciente y mejorar la calidad y esperanza de vida del ser humano. De los típicos trabajos que nos planteamos de pequeños es ser médico o enfermero, incluso es uno de los disfraces más recurrentes cada carnaval. Está claro que entraña un gran atractivo aunque se trata de carreras duras, técnicas y que requieren mucho esfuerzo.
A pesar de ser un empleo muy necesario para la sociedad, en concreto vital, a veces se encuentra con grandes dificultades. La precariedad laboral es una de ellas, además de la dificultad de entrar en las bolsas de empleo o la casi imposible conciliación familiar. Esta situación hace que muchos sanitarios tomen la decisión de emigrar en busca de un futuro laboral mejor a lugares en los que se valora mucho más su esfuerzo y formación. Es el caso de la moguereña María Garrido Piosa.
Enfermera por vocación, a sus 29 años lleva desde 2014 residiendo en París, donde ha conseguido estabilidad laborar y mejores condiciones que en su tierra. Desde siempre se había sentido atraída por la idea de ayudar a los que lo necesitan, de sanar al enfermo y contribuir a salvar vidas. Por ello, estudió la diplomatura de Enfermería y, más tarde, un máster en Ciencias de la Enfermería. Precisamente, para costearse sus estudios de posgrado, contó con una gran ayuda, que consiguió una de las becas que otorga la Fundación Atlantic Copper. Su buen expediente académico hizo que pudiese disfrutar de este incentivo, del cual supo que existía gracias a una compañera también becaria.
Conocer la existencia de ayudas privadas le abrió la posibilidad de especializarse, algo que fue clave para encontrar trabajo. La situación de precariedad laboral de su sector en España hizo que se planteara poner rumbo a tierras francesas. En la capital gala desempeña su vocación aunque añora su tierra y espera poder volver pronto. La sanidad es su misión en el mundo y siempre lleva por bandera una frase de Virginia Henderson que descubrió en la carrera: «Si puedes curar, cura. Si no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar, consuela. Y si no puedes consolar, acompaña».
Para conocer mejor su historia, hablamos con la moguereña María Garrido Piosa, quien trabaja de enfermera en la capital francesa de París.
– ¿Cómo accediste a las Becas de la Fundación Atlantic Copper?
Accedí a la beca gracias a la información proporcionada por una alumna del Máster que yo estaba cursando. Ella estaba realizando el segundo curso y nos dijo que había obtenido la beca gracias a las calificaciones obtenidas en el curso anterior. Así que ese año busqué en internet la información y los requisitos para comprobar si tenía la posibilidad de obtener la beca para el curso siguiente.
– ¿Qué supuso para ti obtener esta beca?
Supuso una gran ayuda económica ya que en ese momento no trabajaba. La Fundación Atlantic Copper me reembolsó el coste íntegro de la matrícula del segundo año de Máster, así como el trasporte y la ayuda para el material.
– ¿Cómo supiste de la existencia de estas becas?
Lo supe por terceras personas. Como he mencionado anteriormente, fue gracias a una alumna de un curso posterior que la había obtenido ese mismo año
– ¿Por qué decidiste cursar tu carrera o máster? ¿Qué has conseguido con ello?
Decidí cursar el Máster en Ciencias de la enfermería porque después de acabar la Diplomatura de Enfermería sentía la necesidad de profundizar en mis estudios. Dentro de la oferta de postgrado, el que más me atrajo fue este, debido a las competencias que otorgaba.
– ¿Qué valor crees que tienen las ayudas de entidades privadas para la formación de jóvenes como tú?
Los requisitos pedidos por Atlantic Cooper para la obtención de la beca eran la calificación académica obtenida en el curso anterior. Había que tener un buen expediente para que te otorgasen la beca. Así que desde mi punto de vista, el mayor valor que otorgan es el reconocimiento al esfuerzo y al trabajo del día a día. Y es que como decía el político ingles Winston Churchill, el esfuerzo constante –no la fuerza o la inteligencia- es la clave para liberar nuestro potencial.
– ¿En qué consiste la beca, tuviste que cumplir algún requisito?
La beca consistía en el reembolso de la matricula (si no eras becario del MEC), el pago del desplazamiento en transporte hacia la universidad y el pago del material escolar. El requisito fue el expediente académico del curso anterior
– ¿Qué estás haciendo en estos momentos?
En estos momentos estoy trabajando en Paris desde el año 2014 como enfermera. Desafortunadamente, después de cursar mis estudios de postgrado, me vi obligada a emigrar, al igual que muchos de mis otros compañeros, por la precariedad laboral en España
– ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? ¿La mayor satisfacción?
Lo que más me gusta de mi trabajo es el trato humano con los pacientes. A menudo, la gente de mi entorno o conocidos me dicen que no podrían dedicarse a esta profesión. Es verdad que es difícil de explicar por qué te sientes atraída por una profesión tan ligada al sufrimiento, al dolor o incluso a la muerte. Sin embargo, también existe el otro lado de la moneda, también existen momentos de alegrías y de logros obtenidos. No hay mayor satisfacción que saber que estas ayudando a otra persona a tener una mejor calidad de vida. Me encanta una frase que todos estudiamos en la carrera de la célebre Virginia Henderson y que dice «Si puedes curar, cura. Si no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar, consuela. Y si no puedes consolar, acompaña». Creo que esta es la frase más acertada que resume el trabajo de enfermería, y es que ser enfermera es algo más que una profesión, es una fusión de ciencia, corazón, fortaleza y humanidad.
– ¿Cuál es tu sueño?
Mi sueño es poder regresar pronto a España con mi familia y trabajar como enfermera en mi país. Espero que esto pueda ocurrir durante este año 2019.
– ¿Algún mensaje a los onubenses?
Si, les diría que luchen por sus sueños, que no se rindan ante las adversidades y que todo con esfuerzo, constancia y dedicación se consigue a largo plazo, no hay que perder la esperanza.