Laura Cebrino. Cumplidos sus 34, la joven lo tiene más claro que nunca «la buena comunicación contribuye a que este mundo sea mejor». Licenciada en Comunicación Audiovisual en 2007 y también en Periodismo pocos años después, la onubense Jezabel Martínez Fábregas defendió en 2014 su Tesis Doctoral en Historia de la Comunicación y Comunicación Estratégica en la Universidad de Sevilla, gracias en parte a la concesión de una beca de Formación de Personal Docente e Investigador que la joven obtuvo tras finalizar con excelentes expedientes ambas licenciaturas.
Pocas horas antes de recibir al 2015, Jezabel decidió contactar por email con un profesor del European Institute for Security and Justice en Dundee (Escocia) sobre el que había estado leyendo sus últimas publicaciones acerca de comunicación estratégica y nacionalismos. En el correo, Jezabel le solicitaba poder realizar una investigación postdoctoral en su departamento; Kautner respondió a su petición casi al instante, ofreciéndole la posibilidad de hacer el postdoctoral allí a la par que da clases en la universidad como profesora asociada. Sin pensárselo dos veces, Jezabel partió entusiasmada a Escocia en febrero de 2015.
Actualmente, Jezábel vive en Bruselas y trabaja como asesora de comunicacion senior en lo relativo a las comunicaciones estratégicas entre los estados miembros en la unidad de Interoperabilidad de la Dirección General de Informática de la Comisión Europea. Su función se centra en establecer planes de comunicación que potencien la interoperabilidad a través de un marco común para que se permita el intercambio de datos e información entre los estados miembros.
Aparte de su trabajo, la joven apoya en temas de comunicación a ONGs trabajando en la integración de mujeres africanas en el mundo de las tecnolgías digitales, como por ejemplo en Digital African Woman; «me siento orgullosa de poner mi pequeño granito de arena haciendo visibles las voces que no tienen eco».
-¿Qué tal en Bruselas, Jezabel?
–Aunque es verdad que Bruselas es una ciudad gris, hay rincones que realmente descubren la gran belleza de este rincón del mundo: El Parque del Cincuentenario y su historia, la mezquita de Bruselas, La Puerta de Halle, los canales de Molenbeek, Saint Catherine, los parques de Josaphat, Tenbosch o Groot Bijgaarden, la Grand-Place…
La luz y el color no faltan gracias a sus puntos verdes localizados y al calor de sus ciudadanos. Además, a una hora de viaje dirección norte se llega a la costa, concretamente a Knokke Heist, conocida por los nativos como «El Puerto Banús belga».
-¿Cómo es vivir allí? ¿Es muy diferente a España?
-Es otro mundo; aunque no una ciudad grande, Bruselas es una ciudad cosmopolita y abierta. Si se quiere buscar un homólogo en relación a España, yo la compararía con Barcelona. Lo diferente de Bruselas es que tiene reconocida la religión musulmana; es por ello que las mezquitas están completamente aceptadas y el islam es algo totalmente normalizado en la vida diaria. Hay mujeres musulmanas con burkha y no pasa nada, nadie mira mal a nadie, pues precisamente lo que prima en Bruselas es su riqueza cultural.
En mi opinión, que las personas sean completamente libres es lo realmente apasionante de esta ciudad. La gente está tan ocupada disfrutando de su vida, que no se preocupa por la de los demás. Bruselas, además, es una ciudad muy intensa a nivel social, hay eventos de toda índole todos los días y sus ciudadanos priorizan mucho el ejercitarse y el llevar una dieta saludable.
-¿Y sus habitantes, cómo son?
-¡Sus habitantes son pura mezcla! En Bruselas hay habitantes venidos de todas partes del mundio; es muy común ver a personas con padres de nacionalidades muy diferentes: chinos y belgas, noruegos y egipcios o suecos y franceses. Aunque suene raro, aquí te puedes encontrar a alguien rubio con piel oscura y ojos claros ¡Apenas hay belgas de «pura raza»!
-¿Cuál es la imagen que tienen de España?
-Lamentablemente, la que dan los medios de comunicación y los políticos con sus comentarios, además de calificarnos como vagos, fiesteros, amantes del cante, el baile y los toros; no obstante, esos estereotipos no son excluyentes a la hora de hacerles pensar ideas contrarias sobre los españoles.
-¿Qué tal con los idiomas?
–Antes de ir a Escocia, ya tenía el C1 de inglés por Cambridge, lo que tras años de trabajo y estancia en Escocia ha dado como resultado un mayor y mejor nivel de inglés. El vivir en Bélgica me ha permitido mejorar también mi nivel de francés, aunque también es cierto que aunque es el idioma nacional del país, casi todo el mundo habla inglés, lo que hace bastante complicado la práctica del idioma. También, al codearme con personas de otros países, he podido aprender algo de italiano, portugués y checo.
-¿Cuál es tu balance de la experiencia?
–Vivir fuera de casa te cambia por completo; en ocasiones diría que hasta demasiado. ¿Habéis escuchado alguna vez eso de que cuando vives fuera y regresas a casa te sientes como un extranjero? ¡Pues es totalmente verdad! Salir de casa una temporada te cura todos los prejuicios, te abre la mente, te enseña a ver lo verdaderamente importante. Cuando estás tan lejos de los tuyos, aprendes a valorar de otra forma los problemas, no pierdes el tiempo en cosas triviales y ves al otro de una forma menos distinta. El término diferente gana una connotación muy positiva.
-¿Te has marcado algún nuevo objetivo o reto a corto o medio plazo?
–Hace ocho años me prometí a mí misma que dejaría de soñar para creer que podría conseguirlo. Cuando marché de Huelva, lo último que imaginé sería que entrevistaría a altos cargos de las administraciones públicas europeas ¡Y aquí estoy!
A día de hoy, soy consciente y estoy feliz por lo conseguido, pero aún estoy en el camino, que espero sea largo. Supongo que en algún momento, algun chip cambiará en mi cabeza y me dirá «¡Para! Tómate un respiro!», y cuando llegue ese momento, pensaré cuál será el siguiente objetivo. Así que de momento, a seguir viajando, a seguir aprendiendo y a seguir creciendo como persona y como profesional ¡Y a vivir! Que debería ser el mayor objetivo de cualquier ser humano y a veces se nos olvida.
-¿Qué piensa tu familia de la aventura? ¿Y tus amigos?
-¡Pregunta a la fibra sensible! Mi familia se siente súper orgullosa de mí, al igual que mis amigos. Te alegra ver el orgullo con el que tus padres te presentan a sus amigos, enseñan tus fotos y tus videos a sus compañeros de trabajo o tus amigos te presentan a otros amigos que han hecho en tu ausencia.
En ciertos momentos incluso te sonrojas porque parecen conocerse mejor tu currículum que tú mismo. Hay veces que me emociono cuando mis amigos, (Manu, Noemi, Luisa, Ana o Gema), empiezan a decirle a los suyos «mi amiga trabaja en la Comision Europea» con la boca llena de orgullo, a la par que veo en sus ojos el cariño con el que lo dicen. Darme cuenta de que aunque pase poco tiempo con ellos sigo teniendo un lugar en sus vidas, me encanta.
Sin embargo, nada quita la pena que siente tu familia en cada despedida en el aeropuerto o en cada «hasta mañana» en las videollamadas. Cada uno de esos momentos es un ramo de puñales que va directo al corazón ¡Y vaya si duelen! Duele estar lejos de la familia. Lo bueno es que al final sabes que por mucho que cambien las calles de Huelva, cuando vuelves tienes los brazos cálidos de tu familia y de tus amigos esperándote como siempre.
-¿Qué es lo que más extrañas de Huelva?
–A mis padres. Despertar cada mañana y correr a su cama para darles un beso es algo que echo de menos cada mañana. Y después de mis padres a mis amigos, por supuesto. Pero, si hablamos de alguna cosa, la playa. Ese mágico lugar que limpia todos tus miedos y tus tristezas. Cada vez que voy a España voy allí, da igual si es verano o invierno, camino descalza por la arena y entro al agua para sentir de nuevo que soy parte de esa tierra hermosa que me vió nacer.
-¿Cuáles son tus planes futuros?
–Hace tiempo aprendí que el futuro debe ser mirado y pensado con cierta apertura. Digamos que en vez de planes, yo veo alternativas. Una de ellas, sería volver a España, con la condición de trabajar dentro del modelo europeo, es decir, en un ambiente multicultural y hablando en inglés. Otra alternativa sería retomar la universidad. Recuerdo mis tiempos allí, a pesar de la dureza de la etapa, y reconozco que estoy muy agradecida con mis alumnos, pues ellos me enseñaron el verdadero valor de la empatía.
-¿Por qué recomendarías a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
-Definitivamente sí. Salir de casa te enseña a ver las cosas de una forma completamente diferente. Aunque tiene sus «desventajas», como el estar lejos de tu familia y amigos, el valor de redescubrirte a ti misma sin olvidar tus raíces es incalculable.
-Para terminar: deja un mensaje a los onubenses
–¡Es tu turno! Ahora os toca a vosotros. No dejéis que nadie os diga hasta dónde podéis llegar. El verdadero viaje comienza cuando digáis ¡Allá voy!