Mari Paz Díaz. La Banda Sinfónica de Córdoba ofrece este fin de semana, 2 y 3 de febrero, un concierto titulado ‘Al Estilo Vienés’, que contará con la dirección de J. Lluís Tur Gómez, que se ha encargado de realizar su propia transcripción de la 5ª de Gustav Mahler. Una importante cita cultural que se desarrollará en el CPM ‘Música Ziryab’ de Córdoba y en el Teatro Carmelo de Montilla, y que tendrá a un onubense como parte protagonista, puesto que el fragotista triguereño Antonio Abad López Cáceres tocará como solista.
Estudiante del Grado Superior de Música en el Conservatorio ‘Rafael Orozco’ de Córdoba, este concierto ha llenado de ilusión a este joven onubense de 21 años, dado que se trata de un gran paso en su carrera profesional. Una trayectoria musical que inició con 7 años en la Escuela de Música de la Banda de Trigueros. Un año después, a los 8 años, comenzó el Grado Elemental en el Conservatorio Profesional de Música ‘Javier Perianes’ de Huelva, una etapa de cuatro años tras la que continuó con el Grado Medio en el mismo centro, con Adolfo Sanjuán como profesor.
Estos estudios los desarrolló durante diez años, hasta que en 2015 se marchó a Córdoba para ingresar en el Conservatorio Superior de Música (CSM) ‘Rafael Orozco’, centro en el que continúa. En concreto, Antonio Abad se encuentra en 4º, el último curso de las enseñanzas artísticas superiores, con la profesora Celia Víllora Martínez. Una formación que le ha permitido enfrentarse este fin de semana a este nuevo reto. Dos citas que le han llenado de ilusión, tal y como nos cuenta en esta entrevista.
-Antonio Abad, ¿qué actuaciones tenéis previstas para este fin de semana?
-Los conciertos fijados para este proyecto titulado ‘Al estilo vienés’ serán este sábado en el Auditorio del Conservatorio Profesional de Música ‘Músico Ziryab’ de Córdoba, mientras que el domingo estaremos en el Teatro Garnelo de Montilla (Córdoba). Además del concierto de solista, mis compañeros interpretarán ‘Wiener Philarmoniker Fanfare’, de R. Strauss, en la primera parte, y la espectacular 5ª sinfonía de G. Mahler en la segunda parte, transcrita por J. Lluís Tur, director invitado en este encuentro, que será el encargado de dirigir la sinfonía.
-¿Cómo te iniciaste en la música?
-Trigueros es un pueblo con una amplia cultura musical, con dos agrupaciones con decenas de años de antigüedad, como son la Coral Polifónica Gaudeamus y la Banda de Música de la A. M-C José del Toro, banda de la que soy componente desde hace 10 años y que me ha ayudado a crecer como músico desde mis inicios hasta ahora. Pese a que mis padres no son músicos, sí es cierto que en mi familia ha habido cierta tradición musical. A mis abuelos les gustaba mucho la música. De hecho, mi abuelo paterno, Antonio López, fue quien compuso el pasodoble ‘Trigueros’ a finales de los años 50. Además, soy el pequeño de tres hermanos y mis hermanos mayores han estado en el conservatorio, con el clarinete y el saxofón. Ninguno de los dos se ha dedicado a la música profesionalmente, pero sí es cierto que el hecho de que mis hermanos estudiaran en el mismo conservatorio fue un aliciente importante para mí.
-¿Cómo llegaste al fagot?
-Confieso, -y no lo suelo decir mucho-, que, cuando llegué con 7 años a la escuela de música de mi pueblo, empecé con el saxofón, con un grandísimo profesional y paisano como docente, con Ildefonso Moreno Martín, actual clarinete bajo de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Él fue quien me enseñó lo que para mí, por aquel entonces, no existía: el fagot. Me enseñaba grabaciones en un Walkman de sinfonías y obras en las que el fagot era protagonista. Y me decía que, si elegía el fagot, no me arrepentiría en un futuro. ¡Qué razón tenía! Además, tuvo que convencer a mis padres, ya que la inversión para comprar un fagot era mayor que la de comprar un saxofón. Ilde, como se le conoce, sabe que le estaré eternamente agradecido por empujarme a elegir este instrumento que, a día de hoy, es imprescindible en mi vida. Pero también he de decir que, sin el esfuerzo económico de mis padres y de mi abuelo Pablo, que en paz descanse, no hubiera sido posible conseguirlo.
–¿Qué supone para ti tocar como solista con la Banda Sinfónica de Córdoba?
-Para mí, tocar de solista con la Banda Sinfónica de Córdoba es un reto y, a la vez, un enorme placer. Tocar junto a mis compañeros, y siendo dirigido por el director titular de la banda, Juan Manuel Morat, a quien le tengo un aprecio enorme, es una sensación increíble, que espero disfrutar al máximo en los conciertos.
-¿Cómo te has preparado para estas dos importantes citas?
-El concierto que voy a interpretar, Concierto para fagot y orquesta en Si bemol Mayor K191/186e de W. A. Mozart, adaptado para versión fagot y banda, es un concierto que a los fagotistas nos acompaña el resto de nuestras vidas, pero, afrontarlo para tocarlo como solista, ha hecho que le de una visión totalmente nueva. De alguna manera, hay que prepararse, además del propio concierto en sí, la manera de acometerlo, por lo que intento prepararme mentalmente también, poniéndome en situación antes de los ensayos y conciertos.
-¿Qué proyectos se abren ante a ti a partir de ahora?
-Este curso está siendo bastante satisfactorio en lo personal. En octubre fui admitido en la Academia de Estudios Orquestales de la Fundación Baremboin Said, donde recibo clases individuales del profesor Javier Aragó, fagot solista de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), y clases de cámara por profesores de la misma orquesta. Además, en diciembre, tras unas audiciones en Badajoz, fui admitido en la plantilla de la Orquesta Joven de Extremadura.
En cuanto a proyectos a destacar a corto plazo, debo nombrar la colaboración que haremos los miembros de la Orquesta Joven de Córdoba, orquesta de la que formo parte desde finales de 2015, el próximo mes de abril junto a la Orquesta de Córdoba, donde se interpretará la Consagración de la Primavera de I. Stravinsky, con el maestro Carlos Domínguez Nieto a la batuta. Aunque 2019 será un año lleno de música, destaco este proyecto por el hecho de tocar junto a una orquesta profesional.
-De los lugares que has tocado, ¿alguno que recuerdes de forma especial?
-He tenido la suerte de poder tocar en auditorios de reconocido prestigio nacional, pero destacaría dos. En Andalucía, el más reciente y especial, fue esta Navidad en el Teatro de la Maestranza, junto a la Orquesta Joven de Andalucía y la Orquesta de la Fundación Baremboin Said, con el Maestro Juanjo Mena y el onubense Javier Perianes al piano. Fuera de Andalucía, destaco el Auditorio Nacional, donde, si no ocurre nada, volveré a tocar en junio de este año, junto a la Orquesta Sinfónica JMJ (Madrid), orquesta donde, desde el primer día que fui, en verano de 2016, he descubierto a grandes músicos y personas.
-¿Tienes alguna otra idea para el futuro?
-Ahora mismo estoy centrado en los proyectos que tengo este curso. Acabo la carrera este año y estoy preparando el TFE, trabajo de fin de estudios, que defenderé en junio y con el que pondré punto y final o, mejor dicho, punto y seguido a 14 años de estudio, ya que siento que es ahora cuando más puedo y debo aprender. Aunque es cierto que aún no sé dónde estaré el curso que viene, lo que sí sé es que quiero seguir formándome.
-¿Algún sueño que te gustaría conseguir?
-El sueño de gran parte de los estudiantes de música es poder trabajar el día de mañana en una orquesta profesional, cosa que a mí me encantaría, pero la docencia como profesor de conservatorio también me llama mucho la atención. La música es algo que me apasiona y trabajaré duro para poder llegar lo más lejos posible.
-A nivel personal, ¿qué es lo que más echas de menos de tu tierra viviendo en Córdoba?
-Las comidas de mi madre y a mi familia. Con 17 años, irte fuera de casa cuesta, sobre todo al principio, pero también te hace madurar. Con el paso del tiempo, te vas adaptando a estar lejos de los que te quieren, pero, por suerte, Huelva y Córdoba están separados sólo por 250 kilómetros y tienen buena combinación, sin olvidar que aquí he ido encontrando a una nueva familia, la que no es de sangre pero sí se elige.
-¿Qué supone para ti Trigueros?
-Mucho. Es el pueblo donde he nacido y me he criado, por lo que intento siempre llevarlo por bandera a cada sitio que voy. Me siento orgulloso de haber nacido allí. Los ensayos preparatorios de estos conciertos han coincidido con las fiestas patronales de mi pueblo, las fiestas patronales de San Antonio Abad, y ha sido el primer año que he estado lejos de mi pueblo gran parte de la fiesta, pero ha merecido la pena. Mi pueblo siempre estará ahí, pero hay trenes que solo pasan una vez en la vida y hay que subirse.
-¿Algún mensaje final a los onubenses?
-Tenemos la suerte de ser onubenses. Huelva es cuna de artistas y rebosa talento por todos lados. Debemos cuidar lo que tenemos y luchar para que las instituciones apoyen siempre a la música y a la cultura en sí. Como diría Nietzsche, «sin música, la vida sería un error», y, a la vista está, que no se equivocó cuando lo dijo.
También me gustaría agradecer a Juan Manuel Morat, director de la Banda Sinfónica de Córdoba, por la oportunidad que me ha brindado, a toda la Junta de la Banda por su trabajo incansable para sacar adelante tal proyecto sin apenas recursos. A mi familia, a mi novia y a mis amigos por el apoyo, y cómo no, agradecer también a mis profesores Celia, Marian, Javi y José por ayudarme a preparar el concierto de la mejor manera posible.