Mari Paz Díaz. Los gestos de solidaridad afloran entre las personas en las que nacen sentimientos dirigidos a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Al menos, no reciben por ello nada material. Porque, sin embargo, son muchas las satisfacciones personales que adquiere la persona voluntaria, sin olvidar los lazos que se generan entre el benefactor y el beneficiario. Es una forma de actuar que se conoce muy bien en Huelva, caracterizada por ser una tierra solidaria. Tanto que hoy hemos querido ponerle cara a una de esas personas que, desde la provincia onubense, desde Moguer, viene trabajando por los demás, sin importar las fronteras ni las recompensas.
Su nombre es Rocío Maury López, una moguereña de 39 años que, después de trabajar durante 12 años como abogada en el Despacho Majan Abogados de Huelva, ha decidido dar un paso adelante y cumplir su sueño: el fundar la asociación M-Solidaria, una entidad dirigida a fomentar la convivencia pacífica intercultural entre los onubenses y la población inmigrante, favoreciendo la integración de las personas que residan en un mismo territorio, con independencia del lugar de procedencia y su nacionalidad, y velando por el respeto y protección de los derechos humanos. Una organización de la que es presidenta y en la que trabaja junto a un grupo de personas con inquietudes por lograr una sociedad inclusiva, más justa y solidaria.
Un sueño que es el resultado de una trayectoria que se inició en el CEIP ‘Virgen de Montemayor’ de Moguer, centro desde el que se trasladó en 6º de Primaria al colegio de las Madres Agustinas de Huelva. Posteriormente, Rocío realizó BUP en el Colegio Santo Ángel y COU en el IES Tres Carabelas de Palos de la Frontera. Una etapa en la que, especialmente, le marcó su paso por el Santo Ángel, donde mantiene contacto aún con sus profesores y compañeras, entre las que tiene muchas amigas íntimas.
Tras finalizar el instituto, la joven decidió estudiar la Licenciatura de Derecho en la Universidad de Huelva, carrera que complementó con los títulos de Experto en Mediación Familiar por la Onubense y Experto en Mediación Intercultural por Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Además, en la actualidad, cursa el Máster en Derecho de Extranjería por la Universidad de Cádiz.
Una formación académica que siempre ha compaginado con diversas actividades de voluntariado, una sensibilidad que conoce muy bien su familia, puesto que, como ella misma comentó el día de la presentación de M-Solidaria, «tengo una tía abuela misionera en Argentina desde hace más de sesenta años y un primo jesuita, Javi, que se encuentra en Cuba (…) Él me abrió las puertas a los campos de trabajo». Unas experiencias que, realmente, le han cambiado, no sólo la forma de ver la vida, sino también su propia vida, en primera persona.
En concreto, Rocío Maury ha participado en un campo de trabajo, organizado por los Jesuitas, con jóvenes de la calle en Tánger, así como en otro campo de trabajo, de la asociación Elin, en Ceuta. Dos destinos con los que ha conocido la realidad del norte de Marruecos y, especialmente, su frontera sur con la ciudad ceutí. Circunstancias que ponen de manifiesto su interés, desde siempre, por la cultura árabe.
Fue precisamente en este último campo de trabajo, en Ceuta, donde Rocío conoció al que hoy es su marido, el camerunés Bertrand Sop, con el que ha viajado a Camerún, conociendo la realidad de este país y su gente. En Ceuta, también hizo grandes amigos, como sucedió con Elisa García, que ha sido un gran apoyo a la hora de poner en marcha la asociación, siendo, además, la moderadora de la mesa redonda de presentación de la entidad en Moguer, donde participaron, entre otros, representantes del sector de los berries en la provincia, miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y el ex defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, entre otros.
«Durante mi estancia en Camerún, pude conocer la situación del África Subsahariana, qué es lo que le motivan para salir de sus casas, dejando a sus seres queridos, buscando una oportunidad en la vida, arriesgándose a perderla, cruzando tantos países hasta llegar a Europa. Por suerte, muchos de ellos llegan a lugares donde son acogidos, respetados y pueden prosperar económicamente, que es sólo a lo que aspiran, igual que todos nosotros», comentaba Maury.
A nivel personal, Rocío ha formado una familia junto a Bertrand, con quien tiene una preciosa niña de 2 años, llamada Berta. Pero, además, todas estas vivencias le han ayudado a ser una persona con una mentalidad abierta, que cree firmemente en que es posible una sociedad inclusiva, donde las personas extranjeras se integren junto con la población autóctona. Es más, en la actualidad, esta moguereña es voluntaria de ‘Entreculturas’, entidad con la que colabora de forma activa en la organización de actividades en su Delegación de Huelva.
Junto a todo ello, Rocío Maury es una persona que vive intensamente las tradiciones de su tierra, puesto que es una enamorada del flamenco y profesa una gran fe rociera desde muy pequeña, perteneciendo desde adolescente al Grupo Joven de la Hermandad del Rocío de Moguer y siendo Mayordoma, junto a sus primos, el pasado año 2018, consiguiendo así otro de sus sueños desde niña.
Una mujer que sus amigas definen como «inquieta, humilde, sencilla, conciliadora, responsable con lo que se compromete, siempre atenta de sus amigas, que, de manera incondicional, le presta su apoyo. Y, sobre todo, si destaca por algo es por su humanidad y empatía con los demás». Es más, su amiga Aurora Ruiz, que la conoce muy bien, afirma que “Rocío es de esas personas que se entregan por entero con los demás. Y, aunque se considere racional, yo me inclino por afirmar que es muy emocional, siendo una persona muy valiente, tomando las principales decisiones de su vida desde el palpito de su corazón».
Con todo ello, ahora, desde M-Solidaria, tiene previsto la planificación y ejecución de proyectos sociales en la provincia de Huelva, mediante la sensibilización social para la integración de la población extranjera y autóctona, al tiempo que, a largo plazo, espera acometer proyectos de cooperación internacional al desarrollo, principalmente en África. Inquietudes que desarrolla con entusiasmo y mucha ilusión, la misma que contagia a todo su equipo, formado por personas como Carmen, Paqui, Tere, Ana Mari, Valle o Xiomara, entre otras, junto a otras muchas que han hecho posible que esta idea se hiciera realidad.
Con sede en el antiguo Colegio Pedro Alonso Niño de Moguer, la asociación trabajará por la integración de la población extranjera con la población local, por ejemplo, diseñando campañas de sensibilización, en un municipio como Moguer, donde, desde hace años, conviven muchas nacionalidades, puesto que la población extranjera alcanza, en la actualidad, casi el 30% del padrón municipal, siendo fundamental esa mano de obra para la recogida de los frutos rojos.
Al mismo tiempo, desde el punto de vista profesional, como abogada, su objetivo es especializarse en Derecho de Extranjería y, posteriormente, en Derecho Internacional Privado.
En definitiva, una persona que pone de manifiesto cómo la solidaridad no sólo logra la mejora de las personas a las que se ayuda, sino que, al mismo tiempo, ser solidarios nos permite alcanzar la felicidad. Mucha suerte.
1 comentario en «La abogada moguereña Rocío Maury, cuando la solidaridad y la felicidad van de la mano»
No le faltará ayuda porque ella va sembrando a lo largo de su vida y eso da sus frutos