Cristina Morales. Decidir a qué dedicarse con tan solo 17 años es un hecho que puede llegar a marcar un futuro no deseado. Sin embargo, la premisa de nunca es tarde, se aplica en los estudios, dónde la constancia y el tesón son garantías de éxito. Almudena Fernández Garrido, comenzó la licenciatura en turismo por factores ajenos a ella y a su sentimiento vocacional, pensaba que era la carrera que más salidas podría ofrecerle en ese momento y huyó de sus sueños. La figura de su madre, enfermera de profesión, siempre le había marcado y desde pequeña le había atraído este mundo, asistir y ayudar a los demás eran sus principales fuentes de motivación.
Sin embargo, no fue hasta que dio a luz a su primera hija cuando realmente se dio cuenta de que debía luchar por sus sueños, tenía alguien a quién demostrar que hay que esforzarse y pelear por lo que se quiere. Con 27 años y una niña de 2, Almudena comenzó a cursar el grado en enfermería, precisamente su experiencia en el parto le hizo valorar el trabajo de la matrona y las enfermeras que le atendieron, así como mirar con otros ojos a su madre, enfermera de profesión. Su situación económica cuando comenzó esta segunda carrera no era muy positiva, su pareja se encontraba en desempleo y ahora debía costear una guardería para la pequeña, con el objetivo de poder estudiar y asistir a las clases de la universidad.
El apoyo de su familia fue clave, pero también lo fue encontrar por internet información acerca de las Becas de la Fundación Atlantic Copper. En su segundo año de carrera, en el año 2012, solicitó su primera ayuda, la cual le fue concedida, y ya sería una mecánica anual. Esto precisamente le ayudó a motivarse y esforzarse aún más, para conseguir notas altas que le aseguraran la beca. Tanta motivación le impulsó esta beca que terminó enfermería siendo la mejor de su promoción y obteniendo el Premio Extraordinario Fin de Carrera. Su buen expediente le permitió también acceder a una de las becas de colaboración que ofrece la Universidad de Huelva, lo que le abrió camino en el mundo de la investigación.
Gracias a su esfuerzo y su lucha, hoy en día sigue trabajando para conseguir un empleo estable como enfermera y además continúa en el camino de la investigación, participando en varios proyectos y finalizando su propia tesis, que versa sobre la nutrición en la adolescencia durante el periodo de secundaria. A sus 35 años, Almudena Garrido tiene muy claro lo que quiere, conseguir seguridad y estabilidad y luchar por mejorar el mundo de la enfermería con su trabajo y su labor investigadora. Nos deja la lección de que nunca es tarde para cambiar nuestro futuro, depende únicamente de nosotros. Por ello, hablamos con Almudena Garrido Fernández, quien nos cuenta en primera persona su experiencia vital.
– ¿Almudena, cómo accediste a las Becas de la Fundación Atlantic Copper?
En el segundo año de carrera busqué por internet las diferentes becas y ayudas que podría solicitar, ya que el primer año estudié sin beca, y di con las de Atlantic Cooper. Gracias a ellas estudié desde el segundo año hasta el último durante los años 2012, 2013 y 2014.
– ¿Qué supuso para ti?
Me permitió seguir estudiando, tenía una situación un poco difícil ya que mi niña era muy pequeña y mi pareja estaba en paro. Para poder estudiar tuve que meter a la pequeña en una guardería y eso sumado a los gastos que genera estudiar una carrera me complicaba mucho mi situación. Por lo que estas becas me permitieron que pudiera seguir estudiando sin problemas, gracias a ella pude terminar.
– ¿Qué te permitió conseguir esta ayuda?
Estas becas me permitieron que pudiese seguir estudiando y además me ayudaron a esforzarme y a dar lo mejor de mí. Como tenía que llegar a un requisito de nota para que me la concediesen, siempre lo superaba y saqué durante los 4 años muy buenas notas, de hecho logré el Premio Extraordinario Fin de Carrera, y fui la primera de mi promoción, en el grado de Enfermería en 2014. Conseguir nota para que me concedieran la beca fue una de las principales razones para que estudiara con disciplina y me tomara mis estudios muy en serio, me hizo ser más responsable, fue una motivación y un impulso para seguir hacia delante, a pesar de lo duro que es estudiar con una edad y siendo madre.
– ¿Por qué decidiste estudiar en este ámbito?
Siempre lo he tenido como una vocación, además muchas personas de mi ámbito son sanitarias, como es el caso de mi madre, que es enfermera. Estudié de mayor, con unos 27 años, cuando tuve mis ideas claras, y es que yo ya tenía una carrera, soy licenciada en turismo, pero esa carrera la estudié por inercia, con 17 años no sabía lo que quería. Me costó mucho, no me motivaba, todo lo contrario que con enfermería, a pesar de estudiarla teniendo una niña pequeña. Empecé con 27 años en el 2011, la hice en ese momento porque acababa de ser mama, la vida cambia mucho y quería ser feliz yo para que mi niña pudiera serlo. Cuando tienes una familia quieres darles estabilidad y seguridad, y eso me motivó a estudiar. La experiencia al tener mi niña me hizo también mirar con otros ojos la profesión, el trabajo de la matrona que me trató y todo lo que la rodeaba me hicieron valorar también a mi madre como enfermera y me ayudó a comprender que tenía que dedicarme a ello.
Me decidí por la investigación y comencé con la tesis porque conseguí una beca de colaboración con un equipo de investigación en la Universidad de Huelva. Fue todo un reto y también una fuente de ingresos que me venía muy bien. Me gustó la investigación y creía que debía dar el paso a la tesis.
– ¿Qué estás haciendo ahora?
Ahora mismo trabajo de enfermera cuando me llaman y me dedico a la investigación en la Universidad de Huelva, además estoy finalizando ya mi tesis. Trabajo en verano y navidades como enfermera para la Junta de Andalucía cuando me llaman, pero carezco de estabilidad. Este mismo verano he trabajado en el Hospital Juan Ramón Jiménez y me ha gustado la experiencia. En otras ocasiones he estado en otros centros como la Residencia de Mayores, pero lo negativo de esta profesión es que es muy complicado conseguir una plaza y tener estabilidad, voy rotando de centro y de tareas. Actualmente también me dedico a la investigación científica, una beca de colaboración de la UHU me abrió las puertas de este mundo y me permitió ganar un dinero extra. Como descubrí que es un ámbito que también me gusta, decidí comenzar mi tesis.
– ¿Cómo has logrado obtener lo que te proponías?
Con mucho esfuerzo, con las ideas muy claras, aprovechando el tiempo. Aunque tenga una hija he tenido tiempo, porque ser madre también te enseña a saber aprovechar el tiempo, te hace más responsable. La edad me ha dado más responsabilidad y me ha costado menos esta carrera que la anterior. Mucho esfuerzo y muchas ganas, estaba muy motivada. Lo hice con mucho apoyo de mis padres, que me ayudaron mucho con la niña, fueron un pilar fundamental.
– ¿Cuál es tu sueño?
Me gustaría tener un trabajo con seguridad y en el que me sienta realizada y a gusto. En enfermería es complicado tener estabilidad, me llaman algunos meses y cambio mucho de puesto. Por lo que mi sueño sería que mis títulos me sirvieran para poder sentirme realizada y tener seguridad y estabilidad. Tengo una edad y una familia y necesito más seguridad y trabajar de seguido, no vivir con la incertidumbre. También quisiera poder prosperar en mi profesión, seguir aprendiendo y convertirme en una buena profesional y sobre todo aportar mi granito de arena para conseguir más visibilidad a la enfermería (que no la tenemos aún) a través, no solo de la asistencia, sino también animando a la investigación e incorporando nuevos retos en salud.
– ¿Algún mensaje a los onubenses?
Nunca es tarde para perseguir un sueño, pero hay que tener valor para conseguirlos, abrir los ojos al mundo, creer en uno mismo y mucho esfuerzo y constancia. Con esfuerzo y tesón se consiguen las cosas, hay que pensar en uno mismo y no sucumbir a las presiones sociales, hay que despertar y pensar en lo que le conviene a uno mismo.