Redacción. La Romería de Clarines apuró ayer sus últimas horas con una gran afluencia de romeros y romeras en la aldea. En esta ocasión, además de caminantes y amazonas, el recorrido ha sido seguido por más de 100 carros acreditados desde la comitiva de salida.
Esto hizo que el camino se alargase más de lo previsto. En este sentido, el trayecto de ida que separa las localidades de Beas y Clarines, se realizó en seis horas y media, desde las 9:00 y las 15:30 horas. La Virgen de Beas llegó a la ermita a las 14:00 mientras que el último peregrino lo hizo, pasadas las tres y media de la tarde.
La misa de romeros contó con un gran número de fieles y de Hermandades invitadas de otros pueblos de la provincia, que acudieron al acto a las 12 de la mañana, en el llano del recinto. Por su parte, laprocesión del día 15 por la noche se desarrolló por el recorrido correspondiente alrededor de la ermita, dentro de los tres itinerarios que están establecidos por la hermandad para cada año.
En cuanto al camino de vuelta, que se celebra cada 5 años, no ha estado tan masificado como el de ida, y, apremiados por las estrictas normas establecidas en el Plan Romero para el corte de carreteras, tuvo que realizarse en escasas tres horas, culminando con la entrada de la Virgen en la plaza de España de la localidad y el desfile de ‘vivas’ tradicionales de romeros a caballo y en carroza.
En esta ocasión se puede destacar la gran labor de los costaleros, que portan a hombros a la Virgen en un paso de grandes dimensiones durante los tres días que dura el evento sufriendo, en ocasiones, importantes lesiones. Es por ello que la Hermana mayor de Clarines, Paqui Sánchez, en el acto de despedida, agradeció su gran esfuerzo, al igual que reconoció la gran labor del Ayuntamiento, la Diputación, los servicios médicos y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en el buen desarrollo de la Romería.