Carlos Arroyo. Plaza de Toros de la Merced, cuarta de abono de las Fiestas Colombinas, con tres cuartos de entrada en los tendidos, se lidiaron toros de Los Espartales, bien presentados, colaboradores en líneas generales, destacan 6º y 1º, complicado el 3º, el resto más parados, para los rejoneadores,
Andy Cartagena, rejón, ovación; pinchazo y rejón, oreja
Diego Ventura, cinco pinchazos, rejón y descabello, ovación; pinchazo y rejón, oreja
Andrés Romero, dos pinchazos y rejón, ovación; rejón, dos orejas
La tarde fue claramente de menos a más, con una primera parte con un guion plano y, a partir del ecuador del festejo, fue in crescendo hasta la traca final de Andrés Romero en el sexto de la tarde. Bien es verdad, que si los aceros hubieran viajado más certeros, tanto Cartagena como Ventura podrían haber acompañado al escaceño por la puerta grande, pero no acertaron, y el resultado fue oreja por caballero.
La corrida fue entipada en el encaste Murube-Urquijo del que proviene esta ganadería de Los Espartales, una de las predilectas para los caballeros en los últimos años. Pero sobre todo el sexto de la tarde, el de más peso con 585 kilos, pero un toro armónico y bajo y con prominente morrillo. Andrés lo recibe en el centro del anillo, colocando el rejón de castigo de salida nada más aparecer el toro por los chiqueros, a porta gayola, una suerte de mucho riesgo. El toro sangra mucho porque este cae algo bajo, y lo nota el toro en el resto de la faena, pues se queda más parado, aunque con clase y calidad en los cites de Andrés. Destacan las banderillas colocadas montando a Guajiro, en pares al quiebro tomando el toro muy en corto. El rejón de muerte viaja certero y de efecto fulminante, siendo concedidas las dos orejas.
Su primer oponente es el más complicado, porque se le cruza en los cites y le tapa la salida, además de mostrar poco celo por lo que hay que llegarle mucho. Faena muy técnica de Andrés, que coloca pares de banderillas con riesgo. El fallo con el rejón de muerte deriva en la ovación del público.
Andy Cartagena lidió los dos toros más templados de la corrida, aunque les faltó transmitir más en el tercio de banderillas. El que abría plaza, siguió con celo al caballo en el primer tercio, aunque se fue apagando demasiado pronto. Además se contagiaba la frialdad del caballero a los tendidos, en faena pulcra y aseada, pero sin pasión. Lo mata de rejón en buen sitio, siendo ovacionado tras la petición sin insistencia. Sí se mostró más entregado Cartagena en el cuarto de la tarde, mejor en los adornos que en la colocación de los rehiletes. Conectó con el público con Banderas y Luminoso. Consigue enterrar el rejón al segundo intento, y se le piden las dos orejas no concedidas por el palco presidencial, con la consabida bronca del público.
Diego Ventura no pudo repetir los triunfos que venía consiguiendo en los últimos años en el coso mercedario. Su primero se quedó muy parado, y Diego se inventó la faena. Llegándole mucho a los terrenos de toro, fue capaz de conseguir una faena meritoria. Calamitoso con la espada, con hasta cinco pinchazos, quedó el plebiscito en una ovación. Sí quemó las naves en el quinto de la tarde, un toro noble, pero sin excesivo celo, lo que permitió una faena con altibajos sin llegar a redondear. En la faena, monta a las estrellas de la cuadra, Nazarí y Dólar. Con este último, en su famoso par sin cabezada para controlar al caballo, monta un auténtico lío. Mata al segundo intento, y el público pide la oreja que es concedida por el palco presidencial.