Rosa Mora. La constancia y el esfuerzo han llevado a Inmaculada Iglesias Villarán a alcanzar con resultados brillantes todo aquello cuanto se ha propuesto a nivel académico y profesional. Llegado el momento de decantarse por una carrera universitaria, esta profesional de Bollullos del Condado tenía entonces claro que Relaciones Laborales le ofrecía las salidas que mejores se ajustaban a sus expectativas. Ya durante su paso por estos estudios universitarios la onubense comenzó a destacar por su extraordinaria valía. En esta línea, fue reconocida con el premio extraordinario de fin de carrera, al tiempo que el Colegio Oficial de Graduados Sociales de Huelva la distinguía por obtener el mejor expediente académico a nivel provincial.
Su primer contacto con el ámbito de la educación, al cual sigue ligado, fue, tras finalizar Relaciones Labores, la realización del Máster en Formación del Profesorado en la especialidad de Formación y Orientación Laboral. La docencia le conquistó, deseando desde aquel momento especializarse en el área educativo.
Presentada su tesis doctoral en 2017, ‘Los sonidos del silencio: jóvenes españoles con VIH. Un análisis cultural con fines socioeducativos’, los nuevos reconocimientos no se hicieron esperar. Para su propia satisfacción y el orgullo de toda su familia, Inmaculada Iglesias Villarán recibía recientemente por parte de la Universidad de Huelva uno de los premios extraordinarios de doctorado. Con anterioridad, en primavera, esta profesional era distinguida en su pueblo natal con el Premio Bollullos Joven en la modalidad de Trayectoria Académica e Investigación. Una trayectoria marcada por la excelencia, sobre la que hemos conversado con Inmaculada Iglesias.
– Éxito sobresaliente en toda su trayectoria académica. El trabajo y la constancia han debido estar muy presentes en su vida, ¿No es así?
– Así es. Siempre me han tachado de ser un “coco” y siempre he respondido lo mismo, que se trataba de trabajo y constancia. No he tenido la suerte de leer y saberme algo, nunca. Cuando algunos compañeros se estudiaban un tema en una hora, yo necesitaba una tarde. Eso sí, tenía la ventaja de dedicar las horas que fueran necesarias al estudio, sin ningún esfuerzo. Para mí era mi trabajo y lo daba todo de mí.
– ¿Por qué se decantó por la carrera de Relaciones Laborales?
– Consideraba que las salidas profesionales que podía brindarme esta carrera, merecían el esfuerzo y la dedicación que requería, pese a tener gran parte de sus asignaturas centras en el ámbito de la Economía y el Derecho.
– Se diplomó consiguiendo ser el número 1 de su promoción, ¿Cómo vivió ese logro?
– Con mucha satisfacción y como una recompensa a todo aquello que había dejado de hacer en mi vida personal a cambio de dedicarme a mis estudios. Me perdí muchos fines de semana, fiestas del pueblo y fechas importantes por los libros, pero obtuve muy buenas recompensas en forma de buenas notas y reconocimientos que tuve el orgullo de dedicar siempre a mi familia y esto era lo que más feliz me hacía.
– Tras diplomarse en Relaciones Laborales comenzó a interesarse por el mundo de la educación, ¿Por qué de su interés por ese campo?
-Tras terminar la carrera me decanté por un primer Máster en Formación del Profesorado, pero en mi especialidad, Formación y Orientación Laboral. A través del mismo, pude tener contacto con el ámbito docente y terminé enganchándome a él. Ese año decidí que quería dar un giro a mi formación y seguir por el camino de la educación, consiguiendo acceder el siguiente curso a un Máster Interuniversitario en Educación Multicultural, que posteriormente me daría acceso a mi Doctorado, también en educación, y a un Título de Experta en Docencia Universitaria. Tengo 3 años de formación como Graduada Social, frente a 8 en Educación.
– En 2017 defendió su tesis doctoral: ‘Los sonidos del silencio: jóvenes españoles con VIH. Un análisis cultural con fines socioeducativos’, ¿Por qué de su interés por ese campo de estudio y qué conclusiones obtuvo?
– Mis inicios en este campo comenzaron como técnico de un proyecto I+D+i de ámbito nacional, sobre menores y VIH, en el que tuve el placer de trabajar. Tras ese proyecto, se me ofreció la oportunidad de centrar mi tesis en el colectivo en el que se estaban produciendo repuntes de nuevos casos, los jóvenes, y me pareció todo un reto. Como conclusión, podría destacar muchos aspectos pero creo que el fundamental es que el VIH sigue siendo un estigma y motivo de discriminación para quienes lo padecen y que esta sociedad aún debe avanzar mucho en la integración social y educativa de estas personas.
– Una tesis por la que ha recibido recientemente, coincidiendo con el acto del 25 aniversario de la UHU, ha recibido el premio extraordinario de doctorado, ¿Qué ha supuesto para usted?
-Recibir un premio así es un verdadero honor después de haber trabajado duro durante cuatro años en tu tesis doctoral. Es el mayor reconocimiento que un doctor novel puede recibir. Pero si por algún motivo este premio me ha hecho feliz, ha sido por la satisfacción que han sentido mis padres al verme recoger el premio togada. En 2010, cuando recibí el Premio Extraordinario de carrera, en el mismo acto se dieron los premios a los doctores con mejores tesis. Cuando acabó el acto, mi madre me dijo que algún día me vería con una de esas togas, recogiendo un premio aún mayor que el de ese día. Y así ha sido 8 años después, en la celebración del 25 aniversario de la Universidad de Huelva ha podido verme con una de esas togas, ya como Doctora, recogiendo el premio que un día predijo que recogería. La confianza que mis padres han depositado en mí nunca ha tenido límites y eso, a su vez, ha hecho que yo nunca haya dejado de luchar por mí y por ellos.
– Durante estos años ha tenido la oportunidad de realizar varias estancias de investigación en el extranjero, ¿Qué destacaría de ellas?
-La riqueza que han aportado a mi vida. He tenido la oportunidad de vivir en cinco países en los que he realizado cursos de idiomas, intercambios culturales o estancias de investigación propiamente dichas, para uno de los másteres y para mi tesis doctoral. Cada país me ha permitido enriquecerme no sólo académica o culturalmente, sino también a título personal. La aceptación de la diversidad, el trabajo en equipo o la capacidad de superación, han sido algunos de los valores que me han transmitido y de los que estoy muy orgullosa.
– Sin dejar de lado su perfil investigador, en la actualidad imparte clases en la Universidad de Huelva, la Universidad Internacional de la Rioja y el CEIP ‘Miguel Hernández’ de Manzanilla, ¿Qué le aporta la docencia?
-Para mí la docencia es un reto a la vez que una satisfacción. Me aporta, principalmente, la oportunidad de contribuir al conocimiento de estudiantes de cualquier edad, desde una perspectiva ajustada a sus necesidades, considerándoles siempre el centro de mi profesión. Me permite improvisar, probar diferentes metodologías, acertar y también errar, aprendiendo más si cabe de lo último que de lo primero. Al impartir docencia en ámbitos tan diferentes, que van de lo público a lo privado, he tenido la oportunidad de empatizar con todo tipo de perfiles de estudiantes, desde adolescentes que cursan una secundaria obligatoria, hasta adultos que están buscando una mejora laboral. Sus necesidades, sus expectativas y su predisposición son diferentes y esto hace que tú tengas que desarrollar un amplio abanico de competencias y habilidad para adaptarte a cada uno de ellos y dar respuesta a todos, a la vez. Creo que soy realmente afortunada por las oportunidades laborales que tengo en la actualidad.
– En relación a su experiencia investigadora ha participado en multitud de publicaciones: artículos, libros… ¿Cuáles destacaría por su impacto o relevancia?
– Para mí, el impacto o la relevancia está en el aprendizaje que he adquirido a lo largo de la elaboración de la publicación en sí. He podido llegar a aprender muchísimo con algunas de menor repercusión científica y no tanto con otras que para el campo científico son más destacables. Si tuviera que quedarme con una sería el artículo: “Living with HIV from a transcultural perspective. A comparative study between Spanish and Swedish Young” (Viviendo con VIH desde una perspectiva transcultural. Un estudio comparativo entre jóvenes españoles y suecos). Fue fruto de mi estancia predoctoral en Suecia, estancia que marcó un antes y un después en mi vida y que me permitió hacer un estudio comparativo sobre cómo era vivir con VIH siendo un joven sueco y un joven español. Sus resultados demostraron que el VIH no tiene fronteras y que “marca” por igual a un joven sea del país que sea. Y aunque supuso un duro trabajo de revisión bibliográfica y traducción del sueco al español y del español al inglés, dio sus resultados, siendo mi primera publicación como única autora en una revista de impacto tras ser seleccionada como una de las mejores comunicaciones en un congreso internacional.
– ¿Cuáles son los retos de Inmaculada Iglesias?
– Creo que hasta ahora, en mayor o menor medida, la vida me ha permitido alcanzar muchos retos académicos. Ahora es el momento de alcanzarlos como profesional. Mi principal reto es desarrollar mi carrera docente. Aún me queda mucho camino por recorrer, pero me sobran las ganas y espero que nunca me fallen las fuerzas.
– A todos los éxitos de su carrera, esta primavera ha sumado un galardón, el Premios Bollullos Joven en la modalidad de Trayectoria Académica e Investigación, ¿Qué ha significado para usted?
– No ha sido el primer premio, pero sí el más compartido, en el que más arropada he estado y eso es algo que le hace grande. El compartir un poco de tu vida más allá de tus padres o hermana y cuñado, compartirlo con toda la familia, con los amigos… Mirar al público y ver que tenía allí a las personas más importantes de mi vida, los abrazos y felicitaciones que recibí al acabar el acto, todo eso valió mucho más que muchos de mis títulos. Esa es la riqueza de este premio, el poder compartirlo con los tuyos y eso, lo hace único.
– ¿Qué mensaje le mandaría a aquellos jóvenes que se planteen dedicarse al mundo de la investigación?
– Que crean en sí mismos, en que pueden conseguir lo que se propongan y si eso no ocurre, es porque tienen que luchar por algo aún mejor. La vida nos pone demasiados límites, como para ponérnoslo nosotros también. El mundo de la investigación es tan fascinante como duro, es una carrera de fondo, pero en nosotros está la posibilidad de ser un buen corredor y llegar a la meta que nos fijemos. Como siempre digo, es cuestión de trabajo y esfuerzo, que algún día miren atrás y hasta ellos mismos se sorprendan de lo que hayan conseguido. Eso sí, siempre desde la humildad y la sencillez, brillando con luz propia y sin necesidad de oscurecer a nadie.