Rosa Mora. Hace apenas dos años el onubense Javier Durón Cortiz reconoce que desconocía la existencia de la ciudad de Lovaina, población que desde marzo de 2017 se ha convertido en su hogar, y que ha sabido conquistarle. A 27 kilómetros de Bruselas, ubicada en la confluencia de los ríos Dijle y Voer, esta urbe estudiantil belga es conocida por albergar una de las universidades más antiguas de occidente así como por ser la sede de InBev, la segunda cervecería más grande más del mundo.
La elección de Javier por Bélgica como destino para desarrollarse profesionalmente no fue premeditada. Aunque nunca había descartado salir al extranjero en busca de mejores oportunidades laborales, el onubense llegó a Lovaina beneficiándose de una beca ERASMUS+ mientras cursaba el Ciclo Formativo de Grado Superior en Mecatrónica Industrial. Tuvo entonces la suerte de que, finalizado su periodo en prácticas, la compañía le ofreció un contrato para encargarse del desarrollo de proyectos de electromecánica para el laboratorio.
Aunque aspira a poder regresar algún día a Andalucía, el onubense se declara muy feliz en Bélgica. En esta línea, aprovechando la posición privilegiada geográficamente hablando del país donde reside, uno de los retos del onubense es el de hacerse pronto con una furgoneta para, junto a su pareja, conocer y descubrir Europa.
– ¿En qué momento y por qué decidiste trasladarte a Bélgica?
– En realidad no entraba en mis planes. De hecho, hace unos dos años no conocía la existencia de la ciudad. En el instituto se nos informó de la posibilidad de realizar el módulo de FCT (Formación en Centros de Trabajo) en el extranjero gracias al programa Erasmus+. Mi tutora Erasmus me recomendó entonces una empresa situada en el Research Park, cerca de Lovaina y acepté. Principalmente, la motivación fue la de poder poner en prácticas lenguas extranjeras e intentar buscar una posibilidad laboral.
– Cuéntanos, ¿Dónde trabajas actualmente?
– Actualmente sigo trabajando en la empresa en la que hice prácticas. Lo curioso es que la división a la que pertenecemos fue adquirida por otra compañía recientemente y aunque no me “he movido” del sitio, ahora trabajamos bajo otro nombre: ‘SUEZ Water Technologies & Solutions’. Mi tarea consiste en diseñar aparatos de laboratorio que permitan realizar simulaciones de procesos químicos de plantas industriales de nuestros clientes, con el fin de que los expertos puedan determinar cómo optimizar su rendimiento y resolver los problemas que se generen. Aún así, también hay que ponerse la bata de cuando en cuando para ayudar a algunos departamentos cuando la carga de trabajo es alta.
– ¿Estaba en tus planes trabajar fuera de España?
– Sinceramente, sí. Sueño con volver a Andalucía y poder ejercer mi profesión con buenas condiciones y en un entorno familiar. Pero parece que eso aún está lejos y he de continuar engrosando mi currículum y adquiriendo nuevas habilidades y competencias.
– Resides en Lovaina, Bélgica ¿Cómo describirías la ciudad?
– Es una ciudad pequeña, muy cómoda. Cuenta con unos 150000 habitantes de los cuales un tercio son estudiantes en la KU Leuven. El ambiente durante el curso podría recordar al de ciudades como Granada o Salamanca. Pero todos los fines de semana y vacaciones la ciudad es ideal para aquellos que buscamos calma y tranquilidad. Es sede de una de las mayores cerveceras de Bélgica, AB Inbev, y en su Mercado Viejo existen multitud de terrazas en los que degustar una buena cerveza. Personalmente recomiendo las trapenses acompañada del producto estrella belga: las patatas fritas.
– ¿Algún rincón favorito?
– El Mercado Viejo (Oude Markt) es un lugar que debe estar en cualquier plan de visita a la ciudad. Las afueras de la ciudad están rodeadas por campos verdes y dos abadías. Un paseo en bicicleta por estas zonas te libran de todo el estrés que puedas acumular durante la semana.
– ¿Cómo es tu día a día?
– Rutinario. No me suelo despertar mucho antes de lo que lo hacía en Huelva. Después de un desayuno y una ducha, me arreglo y marcho al trabajo. De momento uso autobús, pero con la llegada del buen tiempo la bicicleta es una opción mucho más agradable. Después de la jornada laboral hay días que asisto a un curso de holandés y el resto al llegar a casa me dedico a mis hobbies y a mi pareja.
– En referencia a los idiomas, ¿Cómo te manejas?
– Cada día mejor. Al principio pequé de ignorante y creí que aquí podría engrasar y mejorar mi francés, pero en esta parte de Bélgica se habla mayoritariamente holandés. Es impresionante el nivel de inglés medio de los flamencos, como se conocen a los habitantes de Flandes, al no doblar películas, videojuegos… lo tienen interiorizado desde la infancia. Una de las curiosidades relativas al idioma es que cuando tratas de entablar una conversación en holandés con un local, al percibir que eres foráneo, inmediatamente cambian a inglés.
– ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de la vida en Bélgica?
– Principalmente la capacidad de adaptación que muestran y la tolerancia (como norma general) hacia los extranjeros. También me ha llamado la atención la inmensa cantidad de bicicletas que hay por las calles. Es común ver a grupos de hasta unas 30 personas yendo de bares en bici. Y lo que más me ha chocado es que, sin tener la cantidad de horas de sol que tenemos nosotros allí en el sur, se ven muchas más casa con paneles fotovoltaicos que allí.
– ¿Algún aspecto al que te haya sido complicado adaptarte?
– Encontrar alojamiento no es nada fácil. He tenido suerte de poder firmar un contrato por sólo un año, pero lo típico es una fórmula que ellos llaman 3+6+9 (sí, en años). La forma en la que aquí ven el trabajo también es bastante distinta y cuesta un poco adaptarte a su ritmo y su mentalidad, por ejemplo, si acostumbras a quedarte un poco más de las horas que tienes estipuladas es probable que tengan una charla contigo al entender que si necesitas más tiempo para realizar tu trabajo es que algo no va bien.
– Y tu tiempo libre, ¿En qué sueles emplearlo?
– Tengo muchos hobbies: música, electrónica, programación, domótica… Y además, ahora que mi pareja se ha venido aquí, nos gusta salir a tomar unas cervezas o a cenar por el centro. Por lo demás, no tengo mucho tiempo libre. Estamos buscando una furgoneta para aprovechar la posición privilegiada de este lugar en Europa para recorrerla juntos y con nuestra perrita.
– Respecto a tu familia, ¿Qué pensó cuando tomaste la decisión de marcharte?
– No les ha extrañado. Mi padre siempre ha sido un buen ejemplo de ese pensamiento que dice algo así como “la suerte no va a llamar a tu puerta, has de ir a buscarla” con el corolario de “la suerte es para los que no están preparados cuando les llega oportunidad”. Con el paso del tiempo se hace un poco duro no verlos. Pero con la facilidad con la que hoy en día podemos comunicarnos a distancia y lo asequible que están los vuelos, todo eso tiene solución.
– ¿Qué echas más de menos?
– A mis padres, mis abuelos y mis hermanas, y mi perra. Prácticamente me vine ‘con una mano delante y otra detrás’ y no me pude permitir traerla conmigo. Desde aquí le doy las gracias una vez más a los padres de mi pareja por cuidar de ella temporalmente.
– ¿Cuáles son tus aspiraciones?
– Me encantaría estudiar un máster en ingeniería y consolidar un puesto de trabajo para lograr una estabilidad y poder asentarme. Además, tanto mi pareja como yo tenemos la ilusión de emprender y crear una empresa. Y una vez logre esto, viajar, conocer y disfrutar de la vida.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Sólo por aprender o mejorar una lengua extranjera merece la pena salir de tu zona de confort. Además, cuando sales de tu burbuja, te das cuenta de que el refranero castellano no siempre es aplicable. Aprendes de primera mano que sentirse orgulloso de algo que tú no has elegido como es nacer en un sitio concreto es algo que no tiene mucho sentido. Es una sensación reconfortante pero a veces contradictoria: hay veces que siento mi futuro lejos de mis orígenes. Entonces sólo puedo pensar que mientras no los olvide, estaré llevando un pedacito de Andalucía conmigo.“Never forget where you come from”(en su traducción al español, ‘Nunca olvides de dónde vienes’).