HBN. En Palos de la Frontera, su pueblo natal, Francisco Cabeza Vázquez es conocido como Francisco ‘Coral’, un apodo que debe al nombre de su madre. Procedente de una familia de agricultores, siempre ha sido un firme defensor del campo onubense, habiendo ostentado con este fin durante una década el cargo de presidente de la Comunidad de Regantes de Palos.
Francisco comenzó a trabajar la tierra con sólo nueve años, algo bastante habitual en los años 50. El agricultor recuerda cómo su padre los llevaba a él y a su hermana a lomos de un mulo para recorrer los cerca de siete kilómetros que separaban Palos de sus terrenos de cultivo. «Hoy hay mucha más comodidad, tenemos los coches y hasta los tractores tienen aire acondicionado. Hoy la agricultura es empresa agrícola y ser agricultor un privilegio«, apostilla ‘Coral’.
Cuando las fábricas comenzaron a instalarse en Huelva y se creó el Polo Químico, muchas de las tierras de su familia, como de tantas otras, fueron expropiadas. «Yo me coloqué primero en Refinería y luego en Aragonesa«, recuerda Cabeza, «tenía un trozo de tierra que me dejó mi padre y cuando salía de la fábrica a las cinco, me iba al campo hasta las ocho o las diez de la noche».
Aquel sacrificio gustoso era una manera más de que entrara dinero en casa, un complemento a su sueldo de la industria. Aunque el sector agrícola de entonces no tenía nada que ver con el actual, «era totalmente distinto, no se conocían los plásticos, eran pequeñas parcelas, y la maquinaria de la que disponíamos era el mulo con un carro y los aperos, poco más», explica Francisco. Los campos onubenses aún no estaban poblados de berries, sólo alguna fresa suelta, pues se sembraban principalmente de guisantes, patatas, pimientos y mucho tomate.
En sus primeros tiempos, la pequeña cosecha que conseguía se la vendía a un representante de Palos de la Frontera, pero cuando nació la Sociedad Cooperativa de Palos, Francisco se hizo socio y se animó a poner en marcha su propio negocio. Así, hace ya 20 años, nacía Frescoral, una empresa familiar que actualmente cuenta con 20 hectáreas en propiedad, entre 25 y 30 en alquiler y una finca en Gibraleón de 25 hectáreas en copropiedad con un socio. «Hoy día nos dedicamos a los frutos rojos, tenemos arándanos, moras, frambuesas, fresas y pequeños ensayos de variedades de kiwi y otras plantas«, explica Cabeza.
A sus 71 años, este palermo mira el futuro del campo con mucha esperanza. Considera que es un sector de valientes, de personas emprendedoras que hacen lo que haga falta para poder seguir labrando. «Hay que echarle valor y ojalá mis nietos fueran peritos agrícolas y vivieran del campo. Es un trabajo muy bonito», reconoce. Además, admite que hay gran interés entre las nuevas generaciones de Palos, Moguer, Lepe… «Hay una juventud a la que sí le va la agricultura. Seguirán los pasos e irán innovando. Yo no me quisiera morir sin que mis nietos estén en la finca con mis hijos», añade el onubense.
La trayectoria de Francisco también ha estado ligada al nacimiento y la primera década de vida de la Comunidad de Regantes de Palos de la Frontera, un órgano constituido en 1999 ante la demanda de los agricultores para regular el uso y abastecimiento de un bien escaso como es el agua. El palermo fue su primer presidente, cargo que mantuvo hasta el año 2010. Como recuerda ‘Coral’, «el empezar, como todos los comienzos, fue malo, pero me gustaba porque yo decía que había que moverse. Hacía tanta falta el agua y la organización y unos pocos nos echamos para delante y fichamos a Fernando Sánchez, un gran gerente, lo mejor que ha podido caer en la Comunidad».
Poner la Comunidad en marcha fue una odisea. Empezaron organizando grandes reuniones en las que explicaban a sus compañeros las ventajas que acarrearía la llegada del agua al campo y la seguridad de la que gozarían. Según reconoce el propio Francisco, «costó mucho trabajo, tuvimos que dar muchas patadas en Sevilla, en Madrid, en Europa para acogernos a las ayudas que había entonces… Además, algunos agricultores eran reacios. Hoy todos se alegran, pero no se acaba de valorar la importancia de esta Comunidad de Regantes, que empezó con unos proyectos de escándalo«.
¡Y tan de escándalo! Consiguieron lo que ninguna otra comunidad de sus características tenía: llevar agua potable a los campos. «Teníamos 14.000 personas extranjeras viviendo en nuestras tierras y pensamos que era la mejor solución. En todas las administraciones nos dijeron que era un disparate, pero lo hicimos y nos alegramos porque ha resultado una bendición», valora en la actualidad el palermo.
Entre los hitos de la Comunidad, Cabeza destaca la inauguración de su sede, de la balsa de regulación y el lograr que el SEPE vendiera a los agricultores de la zona a precios económicos y con facilidades de pago las 400-500 hectáreas de terreno que poseía en la localidad. «Fue una de las mejores obras que se han hecho en Palos. Logramos que los agricultores fueran propietarios, la seguridad de los terrenos y del agua», asegura Francisco.
Y es que desde su origen, el objetivo principal de la Comunidad de Regantes de Palos ha sido preservar este bien imprescindible para los agricultores palermos. De hecho, de su etapa como presidente, la obra para introducir los kilómetros de tuberías que garantizaran el agua a todos los comuneros es de la que más orgulloso se siente Francisco.
Ya jubilado, ‘Coral’ está tranquilo porque ve muy positivo el futuro de la Comunidad. «Hay nuevo presidente, Fernando, y una nueva directiva en la cual hay un hijo mío. Sigo pensando que en los sitios hay que estar y luchar, aunque no se lleve uno nada», reconoce. Además, ve con buenos ojos los proyectos que se trae entre manos esta sabia nueva, como la colocación de placas fotovoltaicas para obtener energía eléctrica para autoconsumo en los campos.
Por último, con el empuje que lo caracteriza, Francisco ha aprovechado para enviar un mensaje a todos los agricultores: «les pido que arrimen el hombro en la Comunidad y que acudan a ella cuando tengan cualquier problema para resolverlos en su seno. La Comunidad tiene que ser un punto de encuentro donde nos entendamos todos. Así seguirá yendo tan bien como hasta ahora».