Redacción. Una nueva amenaza se cierne sobre el patrimonio arquitectónico onubense. Esta madrugada ha salido ardiendo uno de los vehículos que habitualmente se aparcan en los jardines de La Casona. Este incendio ha puesto en grave riesgo el edificio, un ejemplo magnífico de la arquitectura residencial burguesa de finales del siglo XIX, y el colindante Museo de Huelva. Afortunadamente ha estado lloviendo estos días y la húmeda y abandonada vegetación no ha ayudado a propagar el fuego. Si llega a ser en verano tendríamos una verdadera y doble desgracia.
Lo que está pasando en La Casona es un ejemplo más de actuación ilegal por parte de la propiedad que no no sólo incumple su deber de conservación del inmueble y su jardín, ambos catalogados con un nivel alto de protección, P1, sino que favorece su deterioro dejando las ventanas abierta a todas horas y en cualquier periodo del año, llueva o no, como podemos comprobar en las fotos que adjuntamos, de esta misma mañana.
Huelva te mira denunció en el Ayuntamiento y por escrito esta circunstancia hace más de un año. Y se lo comentó personalmente a Manuel Gómez en las dos reuniones mantenidas por el colectivo con el concejal. Lamentablemente comprobamos que ha servido para muy poco la acción subsidiaria del Ayuntamiento. Tampoco está garantizando la adecuada preservación de este elemento del patrimonio onubense. Denunciamos que esté pasando con este edificio lo mismo que apreciamos en la Escuela de Ferroviarios. Por total desidia. Nos surge la duda si estos sucesos tienen otras intenciones.
Aunque sean edificios de propiedad privada, el Ayuntamiento tiene la obligación de exigir su adecuada conservación. Exigimos su pronta, imperativa y definitiva actuación como responsable último del patrimonio local. No vamos a admitir que ante la dejadez y la mala praxis se produzca en el tiempo una declaración de ruina que pueda ser antecedente de la pérdida de La Casona. Pedimos a la sociedad onubense que reaccione ante los ataques continuos contra nuestro patrimonio natural y cultural, contra nuestro paisaje cultural. Aunque se trate de propiedad privada estamos hablando del patrimonio colectivo que ningún particular tiene derecho a deteriorar ni a hacer desaparecer.