Ana Rodríguez. De naturaleza viajera. Así es Cristina Pomares Grávalos, una onubense de 24 años que por cuarta vez en su vida se ha instalado en una ciudad extranjera para disfrutar la experiencia de conocer nuevas gentes y culturas.
Actualmente se halla en Manhattan, Nueva York, donde se instaló a principios de septiembre de 2017. Su estancia, inicialmente de nueve meses, se debe a la posibilidad de hacer unas prácticas de empresa en la ciudad de los rascacielos, una oportunidad única que no pudo rechazar.
Cristina, que fue al colegio de las Agustinas de la capital onubense y al Instituto Femenino, terminó el año pasado el doble grado de Administración y Dirección de Empresas y Turismo en la Universidad de Huelva, una carrera que le venía como anillo al dedo dado su gran interés por el inglés y los viajes. «Supongo que también me venía un poco de familia, por mis padres, pues los dos son profesores en la Facultad de Ciencias Empresariales y estudiaron lo mismo», afirma la joven.
Tras varias estancias en el extranjero durante su etapa universitaria, Cristina estaba de nuevo asentada en Huelva cuando, a través de una amiga, descubrió el programa de Becas Faro, destinado a estudiantes que están finalizando o acaban de terminar la carrera y desean realizar prácticas en empresas fuera de España. Como recuerda Pomares, «un día me decidí a echar esta beca y, después de varias ofertas en Europa no tan tentadoras, me llegó la de venir a Nueva York y no me lo pensé dos veces».
Tras varios meses de papeleo y entrevistas, Cristina fue la elegida para la plaza a la que optaba. «No podía creerlo, pensaba que sería casi imposible, pues competía para una única vacante con toda España«, reconoce la onubense.
Desde el centro de Manhattan, la joven nos cuenta cómo están siendo estos meses en Estados Unidos:
– ¿Cómo son las prácticas que estás haciendo en nueva York?
– Las practicas las estoy realizando en una DMC (Destination Management Company), es una empresa con base en Nueva York, aunque también tiene otra oficina en Barcelona. Se dedica a realizar viajes corporativos e incentivos de empresas que vienen aquí, a Estados Unidos. En ella estoy muy contenta pues, aunque sea una empresa pequeña, estoy aprendiendo muchísimo y me gusta el tipo de trabajo que hago, por lo que no me importaría trabajar en ello en un futuro. Además, tengo una relación muy buena con mis compañeras, lo cual ayuda mucho.
– ¿Es tu primera estancia en el extranjero?
– Por suerte no es la primera ve que vivo fuera. Ya estuve dos años viviendo en Alemania, uno de Erasmus y otro con estancia de estudio Free Mover en la misma universidad y trabajando en Volkswagen. Nada más volver estuve otros seis meses con un programa de intercambio de la Universidad de Wilmington, en North Carolina, por lo que no es mi primera vez en los Estados Unidos. Volví un año a Huelva para terminar mis estudios de la Universidad y ya es cuando me vine a Nueva York. Por lo que, en total, llevo ya un poco más de tres años fuera de casa.
– ¿Cómo fueron tus primeros días en Manhattan?
– Al principio me costó un poco porque, aunque tenía experiencia en el extranjero, nunca había vivido en una ciudad tan grande. Ya había estado dos veces en Nueva York, pero de turista y no es lo mismo venir de vacaciones que vivir aquí. Como dicen, Nueva York no se puede comparar con nada. El ritmo de la ciudad es mucho más rápido, pero al cabo de dos o tres semanas ya me sabía mover bien por la ciudad y sentía como que llevaba toda la vida en ella.
– Aparte de las prácticas, ¿qué otras actividades realizas?
– Pues la verdad que no hago otra cosa, solo tengo el trabajo de las prácticas y el tiempo libre me lo guardo para mí, para conocer la ciudad más a fondo y pasar tiempo con amigos. El primer mes me apunté a unos cursos de inglés que ofrece una academia, ya que eran gratuitos y nunca está de más seguir mejorando el idioma y así poder conocer más gente, pero al final, por tema de horarios y que en Nueva York siempre hay algo que hacer, tuve que dejarlo.
– ¿Cómo es vivir allí? ¿Es muy diferente a España?
– El tipo de vida es totalmente diferente, y más encima si hablamos de Nueva York, ya que es una ciudad que siempre está en movimiento sea la hora que sea, “the city that never sleeps”. Los horarios para comer son diferentes y en invierno anochece mucho más temprano. Es una ciudad con muchísima diversidad, ya que puedes encontrar a gente de todos los rincones del mundo. Yo vivo en el barrio de Hell´s Kitchen, en el centro de Manhattan, y en mi edificio somos la mayoría estudiantes de Europa que venimos a hacer prácticas por un periodo de tiempo, por lo que al final el ritmo de vida que llevamos es más o menos el mismo. Lo bueno que tiene esta zona es que es una zona residencial, pero a dos calles de Times Square, por lo que está muy bien comunicada con toda la ciudad y hay bastantes turistas. Durante el día es una zona muy concurrida y por la noche tiene muy buen ambiente, ya que hay muchísimos restaurantes.
– ¿A qué te ha costado más adaptarte?
– A lo que más me ha costado adaptarme definitivamente es al frío, aunque había estado en Alemania a muy bajas temperaturas. Cuando me coincidió aquí a principios de enero la tormenta de nieve, teníamos una sensación de -30º y fue horrible. Pero a pesar del frío y de la nieve, la ciudad funcionaba con total normalidad, fue algo que me sorprendió muchísimo, y además Central Park estaba precioso. Por otro lado, una cosa que me costó un poco más al principio fue a la hora de conocer gente. Cuando llegué mi objetivo era no juntarme con muchos españoles, pero al ser una ciudad tan grande y tan impersonal al final acabas tirando para casa y gracias al grupo de Facebook de Españoles en Nueva York conocí a mis amigos, los cuales ahora son mi familia aquí.
– Cuéntanos alguna anécdota que te haya ocurrido durante tu estancia
– Debido a que tuve que trabajar en Navidad, me quede aquí en Nueva York para Nochevieja, pero aún así eso no fue una excusa para no celebrarlo. Nos reunimos mi grupo de amigos españoles en casa de uno de ellos para cenar y celebrarlo. Al ser la mayoría españoles teníamos claro que no podían faltar las 12 uvas, por lo que pusimos televisión española y allí que estuvimos todos haciendo las campanadas a las seis de la tarde y enseñándoles la costumbre a amigos extranjeros que también habían venido con nosotros. Fue muy divertido, pues después de las uvas nos fuimos a un bar y allí estábamos ya todos celebrando el año nuevo y la gente nos miraba raro. No entendían nada ya que aún quedaba un buen rato para entrar en el 2018. A las 12 de aquí lo volvimos a celebrar con la bola de Times Square, así que se puede decir que lo celebramos por partida doble.
– ¿Cuáles son tus planes?
– A finales de mayo me toca regresar porque se me acaba el visado, aunque reconozco que me encantaría quedarme más tiempo y poder seguir disfrutando, así que en un futuro volveré o al menos lo intentaré. Aún no tengo claro qué es lo que quiero hacer cuando vuelva, si un máster o buscar trabajo, si puede ser fuera de España. Aunque tenga que volver ahora, en unos meses tengo claro que, por el momento, no me veo mucho tiempo en Huelva. Quiero aprovechar ahora que puedo y buscar en otros sitios, pero nunca se sabe lo que puede pasar o dónde acabaré.
– ¿Qué piensa tu familia de tu aventura?
– Mi familia me apoya muchísimo. Mis padres son los primeros que me animan a que aproveche estas oportunidades. Sí es verdad que yo creo que les gustaría que estuviese más cerca, pero al final entienden que es bueno para mi futuro y que, si es lo que quiero, pues adelante. Es más, sin ellos todo esto no sería posible. Por otro lado, mis amigos son los primeros que me dicen que les doy mucha envidia y son los que más insisten en que vuelva, pero en el fondo sé que se alegran por mí, y además todos quieren venir a visitarme y yo estoy encantada de que vengan.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
– Sin ninguna duda, la comida. Sonará típico pero es la verdad: el jamón, el puchero y el pescado son algo que echo muchísimo de menos. Intento cocinar bastante y me gusta, pero los productos de aquí no son lo mismo. El buen tiempo, el sol, la playa y el estar cerca de todo, pues aquí necesitas coger el metro para ir a cualquier lado, son cosas que también se echan mucho de menos.
– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
– Sí, lo recomiendo a todo el mundo. Es una experiencia que te ayuda mucho profesionalmente, pero sobre todo personalmente. Te sirve para conocerte a ti mismo, diferentes personas e infinitas culturas y estilos de vida. También es verdad que creo que no todo el mundo está preparado para ello, pues si decides irte necesitas tener la mente abierta y facilidad para adaptarte a todo lo que ello conlleva. Hay que entender que no todos los sitios son iguales a España y existen costumbres muy diferentes.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Les animo a que salgan, aunque sea solo por conocer, ya que así valoras mucho más lo que tienes en casa. Huelva al final tiene cosas que no las apreciamos hasta que nos vamos, así que hay que disfrutarlas. Aún no tengo día exacto de vuelta, pero si todo va bien ¡nos vemos en el Rocío!
Muchas gracias Cristina.