Mari Paz Díaz. La medicina es una profesión en la que se unen vocación y la pasión por formarse constantemente en los nuevos avances que se vayan produciendo. Características que sólo los grandes amantes de este ámbito logran aunar, como así lo demuestra en su día a día la nefróloga onubense Mónica Martín Velázquez, que no dudó en cambiar su vida por dedicarse a aquello que realmente le gustaba. Un ímpetu que le ha permitido ser feliz, ejerciendo su actividad médica en el Hospital Regional Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, donde compagina su atención al paciente con la investigación, puesto que, desde 2015, es Doctora en Medicina por la Universidad de Málaga.
Tal y como nos cuenta la propia Mónica, «la Medicina era algo que siempre me había gustado. Lo tuve claro desde pequeña. A pesar de eso, cuando acabé la Selectividad, empecé Farmacia y, aunque aprobé bien todas las asignaturas, me di cuenta que no me gustaba. Me decanté en principio por esta carrera porque creía que tenía más relación con la clínica de lo que realmente era. Así que, sin pensármelo dos veces, me cambié después de un año a Medicina. Y fue un acierto. Porque, desde que llegué, me encantó. Vi claramente que era lo mío. No tiene nada que ver con Farmacia, que se centra más en el medicamento, sino que, desde el minuto uno, estamos viendo anatomía».
Cuando terminó la carrera en 2006, Mónica Martín se decantó por la especialidad de Nefrología, es decir, por el área que se ocupa de la anatomía, la fisiología y las enfermedades del riñón. En aspecto, reconoce que «no es una especialidad muy habitual. Es más, es el una de las áreas menos preferidas por los mismos médicos, convirtiéndose, de hecho, en una gran desconocida. Sin embargo, a mí me gustaba. Me llamó la atención desde siempre, porque me tocó vivirla en primera persona, ya que mi abuelo paterno estuvo en diálisis y pensé que, quizás, se podía hacer mucho más en este ámbito».
Una decisión con la que se encuentra muy satisfecha, porque, asegura, que, «una vez que la haces, te das cuenta de su gran utilidad dentro de un hospital, siendo, como digo, una gran desconocida. Hay que tener en cuenta que está muy relacionada con múltiples cuestiones, como el riesgo cardiovascular, la hipertensión, la obesidad o la diabetes, entre otros. Es decir, va mucho más allá de la diálisis o los trasplantes, que es lo que se suele pensar. Todo ello hace que seamos especialistas muy solicitados dentro de un centro hospitalario, porque hay que tenerlo muy en cuenta, por ejemplo, a la hora de administrar cualquier fármaco».
En concreto, esta onubense desarrolla su actividad profesional como facultativa en el Área de Nefrología del Hospital Regional Virgen de la Victoria de Málaga, un centro en el que se encuentra trabajando desde el año 2001. Tal y como nos cuenta en esta entrevista, «cuando acabé Medicina en Sevilla, me marché a Oviedo un año entero para prepararme el MIR en una conocida academia de Asturias. Y, una vez que elegí la especialidad, pensé en una ciudad y un hospital donde el Servicio de Nefrología contara con todas las partes de mi especialidad. Así que estudié varias opciones, barajando lugares como Madrid. Pero, al final, me decanté por Málaga, porque es una ciudad en la que se vive muy bien, con mucha calidad de vida, además de contar con centros hospitalarios en los que este área está completa. Fue así cómo me formé en el Hospital Carlos Haya de Málaga, un centro muy conocido, sobre todo, por el ámbito de los trasplantes».
Su determinación fue un acierto, porque, el mismo día que acabó en el Carlos Haya, el 24 de mayo de 2001, la contrataron en el Hospital Virgen de la Victoria de Málaga. Un centro hospitalario en el que, además de ejercer su actividad profesional como médica, está desarrollando una importante labor investigadora. No en vano, en diciembre de 2015, obtenía el Doctorado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga con una nota de Sobresaliente Cum Laude, por un trabajo titulado ‘Terapéutica de la GlomerulonefritisMambranosa’, dirigido por Inmaculada Bellido, del Departamento de Farmacología.
Para desarrollar esta investigación, en 2010, estuvo cuatro meses de estancia en Estados Unidos, con el objetivo de especializarse en patologías glomerulares en el Columbia University Medical Centre, situado en Nueva York, bajo la supervisión del Gerald Appel, una experiencia que, «aunque me fue bien, lo cierto es que estaba deseosa de volver a España. Porque creo que, aunque nos quejemos, el sistema sanitario público español es un modelo, que deberían imitar otros muchos países. No sabemos la suerte que tenemos. El contar con una sanidad universal y de calidad es algo muy loable. Debemos sentirnos orgullosos de ello». Una estancia investigadora que realizó a través de una beca de la Sociedad Española de Nefrología.
Además, Martín Velázquez también es tutora clínico con actividad docente con carácter de práctica clínica en la Licenciatura de Medicina para la asignatura de ‘Enfermedades del aparato digestivo y nefrourinario’, desde el curso académico 2013-2014 hasta la actualidad, además de contar con varios cursos de postgrado, como el Master en Enfermedad aterotrombótica y diagnóstico mediante técnicas no invasivas, realizado en 2013 en la Universidad de Lleida; Master Título Propio Universidad Complutense de Madrid Cardio- Renal, impartido durante el curso 2013-2014; y el Master en Enfermedades lisosomales de la Universidad de Alcalá, finalizado en 2017. Eso, sin olvidar sus publicaciones científicas, participación en congresos, ensayos clínicos y otros cursos. Y es que, esta profesional considera que, «para ser un buen médico, hay que estar estudiando constantemente. Salvo los días que tengo guardia y los fines de semana, suelo dedicar dos horas todas las tardes a estudiar».
Todo ello hace que, a nivel personal y profesional, haga un balance muy positivo de su vida en Málaga, donde ya lleva viviendo casi once años, desde mayo de 2007. «Mi balance de todos estos años es muy positivo, tanto por la ciudad como por el trabajo. Estoy encantada en el hospital. Pienso que es un privilegio trabajar en lo que te gusta y, más, hacerlo en una ciudad como ésta», nos comenta.
A pesar de ello, Mónica continúa siendo una gran enamorada de su ciudad, de Huelva, a la que viene muy a menudo, «porque mi tierra me tira mucho, por lo que, aunque viva en Málaga, al menos, una vez al mes, me voy a Huelva a ver a la familia. Y, en verano, tampoco perdono mi semana de vacaciones en Punta Umbría. Porque las playas onubenses son las mejores, sin hablar de nuestro modo de vida, de relax y descanso. Es maravilloso. Es más, en mi hospital, somos cuatro o cinco especialistas los que procedemos de Huelva y siempre lo hablamos». En general, lo que más echa de menos de Huelva es su familia y sus amigas, porque, aunque su pareja sea malagueño, «continúo con la misma pandilla que tenía desde la infancia. Todas siguen viviendo en Huelva, por lo que nos vemos cada vez que voy. Yo estudié la ESO en Las Esclavas y, luego, el Bachillerato en el Femenino, centros en los que hice mis amigas desde pequeña».
Con todo, no cabe duda de que, en el Día de la Mujer, Mónica es todo un ejemplo. Enhorabuena.