Bryan L.R. El consumo de Comercio Justo alcanza sus mejores cifras, ya a partir de 2016 alcanzó 40 millones de euros, un 15% más que en el año 2015 según datos de la coordinación Estatal del Comercio Justo. Pese a las mejoras conseguidas, España sigue teniendo un gasto medio de menos de un euro por persona en estos productos, en comparación con otros países europeos que superan el consumo medio de los 13 euros.
A día de hoy existen más de 75 tiendas de comercio justo gestionadas por las organizaciones de la CECJ (coordinadora estatal de comercio justo) en toda España. Estas organizaciones ofrecen gran variedad de productos,productos de alimentación,de decoración o papelería etc. A su vez, estos elementos que se distribuyen dentro del ámbito nacional provienen de más de 40 países, como apoyo a la producción internacional de calidad.
El comercio Justo se ve favorecido por las fechas especiales del calendario, debido al incremento del consumo generalizado de los ciudadanos, sin embargo el objetivo de la coordinadora estatal del comercio justo es el de recordar a los consumidores la importancia de conocer quiénes elaboran los productos que compran, así como las condiciones laborales que hay detrás de laproducción de los mismos.
Desafortunadamente detrás de muchas cadenas textiles o alimentarias a las que podemos acudirfrecuentemente, esconden situaciones de explotación laboral, explotación infantil e incluso poca preocupación por el medio ambiente. Esto ha hecho que la empresa tradicional se interese por el comercio responsable otorgandoa sus productos el sello certificado de comercialización justa. El sello de productos de comercio justo significa para la empresa no solo un instrumento operativo para facilitar su acceso al mercado, sino también poder ofrecer un producto con un valor añadido ético, con gran garantía para el consumidor.
Las empresas que logran acceder al comercio justo garantizan un producto que protege los Derechos Humanos y el medio ambiente; basándose en criterios como la de asegurar unas condiciones laborales dignas para el trabajador donde este perciba un salario adecuado a su trabajo desempeñado, asegura la no explotación infantil y el respeto por el entorno medioambiental. Es una forma de comercio que favorece no solo a la organización sino también al propio consumidor.
La cuestión a todo esto es, si con el comercio justo ofrecemos un producto de mayor calidad y que respeta ciertas cuestiones éticas ¿Por qué resulta tan difícil para una empresa acceder a este comercio?;¿Y el consumidor? ¿Estaría dispuesto a pagar un poco más por un producto con certificación de comercio justo? El modelo de negocio generalizado de explotar la materia prima para la obtención de un beneficio, cuanto más alto mejor, está en desuso, puestoque aumentan las estrategias empresariales con enfoque a la calidad técnica del producto. A pesar de los nuevos enfoques no sabemos hasta qué punto las empresas estarían dispuestas a sacrificar su beneficio por ofrecer un producto con una certificación justa y responsable. De igual forma es difícil definirque todos los consumidores que basan su compra bajo el criterio precio, estén dispuestos a pagar un poco más por el producto si este ofrece una calidad diferenciada, además de una razón social y ética. Muchos consumidores dependen de su poder adquisitivo y economía familiar para tomar esta decisión, pero para muchos otros es solo concienciación social.
¿Es cuestión de poder adquisitivo o de concienciación?
Los ciudadanos somos el hecho de ser y nacer de cualquier organización, por tanto, si demandamos un producto con certificación de calidad, tendremos un producto de calidad.
Los productos de comercio justo hablan de valores éticos, no de un precio como bien define la coordinación estatal. El consumidor debe comparar precios con un producto de calidad, para no caer en el dicho que todos hemos escuchado “lo barato, sale caro”.
Es una cuestión de concienciación del ciudadano y por tanto del consumidor potencial, la persona debe saber porque compra un producto de Comercio Justo, formar parte de la labor social, saber que detrás de ese producto hay un empleo justo de la materia prima y de la producción. El consumidor debe identificarse con el sello, entender que si hoy paga unos céntimos de más por un producto, mañana pueden ser mejoradas sus condiciones laborales, como si de un círculo social se tratase.
El comercio justo resultará siendo una cadena de condiciones necesarias, producción segura, consumo digno y por tanto vida justa.