Redacción. El próximo 1 de marzo, los astilleros de Punta Umbría acogerán la botadura de la réplica de una de las naves más emblemáticas de la historia: la Nao Santa María, buque insignia de la flota que guió a Colón y a los marinos onubenses en su viaje hacia América y que propició el Encuentro entre dos Mundos. Un hito histórico del que se ha conmemorado, durante 2017, su 525 Aniversario y que tendrá como broche de oro la botadura de esta simbólica embarcación que, una vez inicie su singladura desde el Muelle de Levante, se convertirá en embajadora universal e itinerante de Huelva y su provincia. Así, hará escala en las Islas Canarias y, tras cruzar el Océano Atlántico, visitará Puerto Rico además de una veintena de puertos de la Costa Este de los EE.UU., proyectando la imagen de Huelva y su provincia en cada puerto que visite.
La construcción a escala real de la réplica de la Nao Santa María en los astilleros de Punta Umbría a cargo de la Fundación Nao Victoria, con el apoyo de la Diputación de Huelva y la Fundación Cajasol, afronta durante estos días la fase final de su proceso constructivo, en el que ha intervenido un equipo de trabajo formado por ingenieros, artesanos carpinteros de ribera, cordeleros y rederos, entre otros oficios, con el fin de respetar con precisión y rigor histórico las formas y detalles de la nave original.
Actualmente, la construcción de la embarcación está finalizada en un 95 por ciento, a falta de concluir labores de tematización y ambientación histórica y de habitabilidad de la nave: adecuar aseos, zonas de descanso, dormitorios, cocina y áreas de convivencia, espacios dirigidos al bienestar de los futuros miembros de la tripulación que emprenderán esta travesía por el Atlántico en lo que será un auténtico viaje en el tiempo a bordo de un barco histórico.
Proceso de construcción. La réplica de la Nao Santa María ha sido realizada gracias a un sistema innovador en el sector de la construcción naval de réplicas históricas de estas características que combina la construcción en fibra de vidrio y su posterior recubrimiento en madera. Esta técnica supone un enorme avance en cuanto a impacto ambiental, costes, perdurabilidad y mantenimiento del navío, lo que no afecta a sus formas y aspecto histórico, ni a su navegabilidad y maniobra.
Tras la primera fase de construcción del molde del casco se procedió a colocar “la piel” a base de aplicar capas de fibra de vidrio sobre el molde. Una vez finalizado el revestimiento exterior del casco, se trabajó en los elementos estructurales: los refuerzos longitudinales y los mamparos de la sala de máquinas y de proa, dispuestos a lo largo de la quilla de 10.000 kilogramos de lastre en barras de hierro corrugado. Paralelamente, comenzaron los trabajos de carpintería, dirigidos por un maestro de carpintería de ribera y un grupo de artesanos que han definido y moldeado todos los elementos de madera del barco.
La embarcación final pesará unas 200 toneladas y contará con una eslora máxima total de 28,30 metros y 7,96 metros de manga. Como la original, la réplica de la Santa María va a incorporar tres mástiles y un bauprés, siendo la altura del mástil mayor de casi 25 metros desde la línea de flotación. En la construcción se han empleado cerca de 90 m³ de madera de iroko, 250 m² de velas y unos tres kilómetros de cabos entre su jarcia firme y de labor.