Martínez Navarro. No nació el Matadero como otros barrios onubenses al pie de una iglesia, por lo que tampoco recibió de ninguno de ellos préstamo de nombre, como ocurre en los barrios de San Sebastián o San Pedro. Su bautizo no precisó de ceremonia protocolaria ni de ningún generoso padrino que le prometiera solemne tutoría; no, fue el suyo un bautizo que surgió espontáneamente por parte de todos los onubenses porque en él se asentaba el nuevo Matadero perneo, llamado así porque también se sacrificaban cerdos, que, por cierto, fue el tercero que tuvo nuestra Ciudad, y fue elevado por el arquitecto Manuel Pérez González en 1896. Pero, vayamos sin más dilación a su génesis como núcleo humano.
En la sesión municipal del día 27 de febrero de 1896 se acuerda modificar la construcción de alcantarillas que pasaría por la calle del Matadero (actual Avenida Escultora Whitney):
<<…Se acordó, visto el informe del arquitecto y Comisión de obras, una rectificación en la construcción de alcantarillas y caños de desagüe en la carretera del Matadero…>>.
Uno de los primeros vecinos del barrio del Matadero fue el práctico del puerto de Huelva Francisco Sierra, quien, según el diario “La Provincia” del 28 de noviembre de 1900, fallecía en una de las escasas viviendas de la citada barriada:
<<Anteayer por la mañana, yendo por la calle de las Monjas el práctico de esta ría, Francisco Sierra, sufrió un sincope, dando un fuerte golpe contra el suelo que le produjo algunas contusiones.
Varias personas que en aquellos momentos pasaban por dicha calle, le recogieron y lo llevaron a la Casa de Socorro en donde falleció a los pocos minutos.
De dicho establecimiento fue trasladado a su domicilio, en calle Matadero.
El práctico Francisco Sierra, que contaba unos 58 años de edad, hacía mucho tiempo que desempeñaba dicho cargo, y era muy conocido en Huelva>>.
Si bien había casas levantadas en lo que más tarde sería Barrio del Matadero, es en el verano de 1903 cuando se le da tratamiento de Nuevo Barrio, según leemos en el diario “La Provincia” del miércoles, 26 de agosto de la citada datación y se intenta no caer en los errores de otras construcciones:
<<Nuevo barrio. Son ya varios los escritos presentados al Ayuntamiento en solicitud de licencia para construir en los terrenos colindantes con el Velódromo y paralelos a las carreteras de San Cristóbal y el Matadero.
Según hemos oído decir, y la idea es digna de aplausos, la Alcaldía presentará un modelo de construcción, a fin de que las ochenta y tantas casas que han de levantarse reúnan las condiciones de higiene y ornato indispensables y más aún en terrenos bajos como los citados.
Ahora estamos a tiempo para que no se repita el escandaloso abandono que imperó cuando empezaron a construirse los barrios de Pozo Dulce y Polvorín.
Solo y exclusivamente del Ayuntamiento depende el que este nuevo barrio sea digno de una capital como Huelva.
Nada sabemos aún del proyecto y sí solo que se abrirán tres calles laterales, de a ocho metros, y una transversal, quedando, por consiguiente, formado el barrio de seis manzanas de casas.
Tan pronto conozcamos el proyecto definitivo, lo daremos a conocer a nuestros lectores>>.
En los primeros instantes del nacimiento del barrio, la carretera del Matadero estaba que daba pena. Algunos de sus vecinos no dudaron en elevar sus quejas a la prensa:
<<Varias personas se nos quejan de que la carretera del Matadero, especialmente en su primer tramo, se encuentra intransitable.
La pequeña vereda que suele seguir los peatones tiene varios hoyos y es imposible utilizarla.
De alumbrado en aquellos lugares… a cero.
¿Cuándo se subsanarán estas intolerables deficiencias?>>.
En la sesión municipal del día 6 de octubre de 1905 se comunicaba que se habían rotulado diversas calles. Resulta curioso cómo la actual barriada del Matadero no aparece y sí las calles de ésta quedan incluidas en el barrio del Pozo Dulce:
<<…Leído un oficio del Señor Arquitecto comunicando haberse colocado los títulos de las calles Orense, Ruiz Zorrilla, Cervantes y Echegaray en la barriada del Pozo Dulce no habiéndolo realizado en la de Pi y Margall por no haber en sus esquinas paramento de fachada se acordó se coloque el rótulo en la casa más próxima a la esquina y que en cuanto a la calle de Orense el rótulo de modifique de esta forma: José María Orense…>>.
El barrio del Matadero, según se acredita en las Actas Capitulares del día 1 de diciembre de 1905, era una finca que pertenecía a los alemanes Wetzig y Weidiert. En la citada fecha se les agradecía que cedieran los terrenos de las tres calles que tenía la citada barriada:
<<…Aceptar la cesión a favor del municipio de los terrenos de las tres calles trazadas en el sitio de San Cristóbal en finca propiedad de los señores Wetzig y Weidiert. Que conste en acta un expresivo voto de gracia por dicha cesión y que se levante la oportuna acta de posesión de los terrenos cedidos…>>.
Si estaba claro que la finca pertenecía a los citados alemanes, no lo estaba la propiedad de los terrenos próximos al Matadero-perneo. Para dilucidar en justicia el dueño de los mismos el Sr. Camero Reino promovió un pleito con el Excmo. Ayuntamiento de Huelva. Así en la sesión municipal del día 10 de agosto de 1906 leemos:
<<…Dada lectura a un escrito de don Luis Camero Reino proponiendo una transacción en el pleito promovido a su instancia contra el Excmo. Ayuntamiento sobre propiedad de terrenos próximos al Matadero-perneo, se acordó que el asunto pase a estudio e informe de la Comisión de Gobernación, la que podrá reclamar a su vez los informes que estime del caso…>>.
El Ayuntamiento estaba dispuesto a llegar a la sentencia que dictara el Juzgado (sesión municipal del día 24 de agosto de 1906):
<<…Conforme al dictamen emitido por la Comisión de Gobernación a un escrito de don Luis Camero Reino en el que proponía poner término al juicio ordinario de mayor cuantía que se sigue en este Juzgado a instancia del solicitante contra el Excmo. Ayuntamiento sobre propiedad de terrenos lindante con la carretera del Matadero sometiendo la resolución de la contienda al fallo de dos Letrados, se acordó no haber lugar a lo que solicita y esperar pronunciamiento de la sentencia que se ha de dictar por el Juzgado…>>.
Conozcamos a uno de los más antiguos vecinos de la calle Ruiz Zorrilla. Así en la sesión municipal del día 17 de agosto de 1906 leemos:
<<… Autorizar a don José González para construir de nueva planta una casa de nueva planta en la calle Ruiz Zorrilla con arreglo a los planos presentados y a las condiciones que se fijan por la Comisión…>>.
En la sesión municipal del día 4 de enero de 1907 se decía sobre apertura de las calles de la incipiente barriada del Matadero:
<<…Leído el informe que emite la Comisión de Fomento al proyecto presentado por don Paul Heinze para la construcción de tres calles en terrenos de su propiedad comprendido ente las carreteras del Matadero y San Cristóbal; abierta discusión el señor Ortiz el dictamen de la Comisión expresando su deseo de que sirva de norma para los casos sucesivos, no autorizándose la construcción de edificios fuera del casco de la población sin que los propietarios de los terrenos se obliguen previamente a realizar por su cuenta los de urbanización de los mismos.
El Sr. Vázquez Pérez manifestó parecerle muy gravoso para los propietarios y prematuro al exigir la completa urbanización, creyendo que antes de imponer esas condiciones deberían fijarse los rasantes y las líneas de edificación y que en las Ordenanzas municipales estuvieran reglamentadas esta clase de edificaciones.
El Sr. Toscano defendió el dictamen de la Comisión, diciendo que tenía por fundamento el emitido por el señor Arquitecto municipal, dictamen que la Comisión había aceptado sin vacilación por creerlo razonado y de justicia.
El Sr. Colombo aplaudió los términos del informe diciendo que las urbanizaciones en el extrarradio son un negocio para los particulares dueños de los terrenos y que era lo natural puesto que ellos obtienen el beneficio, sufraguen los gastos consiguientes a la urbanización, cesando de esta manera las anteriores tolerancias que tantos perjuicios han irrogado a los intereses generales.
Rectificaron los señores antes mencionados y se acordó aprobar el informe de la Comisión, con arreglo al cual para que pueda aprobarse el proyecto presentado por el señor Heinze, es necesario que previamente realice la urbanización real y efectiva de los terrenos por su cuenta y cargo, construyendo el pavimento, las alcantarillas y demás servicios urbanos…>>.
En los inicios del año 1910 la lumínica del Barrio estaba en muy mal estado. En la sesión municipal del día 13 de enero de la citada datación se trataba de que mejorase ésta, según informes del inspector de alumbrado:
<<…Se acordó quedar enteradode las observaciones hechas por el gabinete fotométrico en la semana anterior y que de acuerdo con el informe que emite el Señor Inspector del alumbrado se instalen dos nuevas farolas en cada una de las calles de Orense, Ruiz Zorrilla y Pi y Margall o sean en junto seis farolas…>>.
Algunos vecinos, en los primeros años de existencia del barrio, no acataban las ordenanzas municipales. Las quejas de los otros inquilinos se mostraban en el diario “La Provincia” del día 12 de julio de 1910:
<<Varios vecinos del barrio del Matadero nos formulan sus quejas acerca del hecho de que en la mayoría de las casas los inquilinos tengan cerdos, en contra de lo que disponen las ordenanzas municipales y con molestias para el vecindario y peligro para la salud pública.
Trasladamos la queja al alcalde, para que ordene una visita de inspección a aquel barrio, y después de comprobada la denuncia castigue a los infractores>>.
La antigüedad del alemán Bruno Wetzig en el barrio del Matadero lo lleva a ser uno de sus primeros vecinos. Así, en la sesión municipal en la noche del día 12 de mayo de 1911 podemos leer:
<<…A escrito de don Bruno Wetzig para construir un tabique en una casa de su propiedad, sita en la carretera del Matadero…>>.
Poco a poco, conforme lo permitía la débil economía del Cabildo, se fueron empedrando las escasas calles del barrio. Así, en la sesión municipal del día 1 de abril de 1911 se aprueba el proyecto de empedrado de las calles José María Orense, la de Pi y Margall y Ruiz Zorrilla.
En agosto de 1911 el barrio estaba en lamentables condiciones. Así, decía el diario “La Provincia” del día 28 del citado mes:
<<Calle sin nombre. A la calle de Pi y Margall le han arrancado el rótulo que la denominaba no sabemos quién.
Lo cierto es que no lo tiene y lo tenía.
¡Pobre barrio del Matadero!, las casas sin numeración, las calles sin empedrar, el alumbrado deficiente y el poco que hay sin lucir sus mecheros y sin cristales las farolas.
El mejor día se llevan las casas>>.
El día 25 de enero de 1912 un vecino, Emilio Dosel Jiménez, representando a otros de aquellos contornos le envía una carta abierto que va a ser publicada en el apartado “Ecos de la opinión” del diario “La Provincia” dos días más tarde, dirigida al Alcalde de Huelva, una carta abierta que recordaba la mala situación higiénica por la que atravesaban los barrios San Cristóbal y Pozo Dulce:
<<Dispense usía si por breves momentos vamos a molestarle, pero en la imposibilidad de continuar en espera que el digno Ayuntamiento acuerde disponer el arreglo de las calles de la barriada de San Cristóbal y Pozo Dulce, tan necesitado de ello y siendo el caso apremiante, es por lo que recurrimos a usía en la creencia de que seremos atendidos.
No por esto dejamos de comprender los vecinos que no es culpa de usía, por el poco tiempo que lleva al frente del municipio, motivo suficiente para no hacerle responsable del abandono en que nos encontramos, pero sí le rogamos gire una visita ocular y se convencerá de las manifestaciones nuestras.
Interrogue a los doctores don Pedro Seras y don Camilo Bel, sobre si es justa nuestra petición, si es humano e higiénico vivir en perpetuo contacto con los muchos focos de infección que nos rodean, y seguro os podrán iluminar mejor que nosotros en este asunto.
Por si lo expuesto no fuera bastante, la crudeza del tiempo, las continuas aguas caídas, el arreglo de la carretera hecha a la ligera y con barrios poco apropiados para ello, nos tienen casi incomunicados con Huelva, siendo punto menos que imposible ir por la carretera y calles adyacentes, no ya a los infelices humanos que pacientemente lo sufrimos a trueque de una enfermedad, sino también para esos pobres brutos que arrastran pesados vehículos, para transportar a otros más afortunados que nosotros, que disponen de dos pesetas para no enlodarse los pies.
Que no se diga por morosidad del vecindario, por no tributar a su tiempo. No, los pequeños propietarios de esta barriada están cargados de gabelas como el que más, contribuyendo puntualmente a todos los impuestos, y es de extrañar que mientras ellos pagan puntualmente el alto precio de las losas de la acera, el Ayuntamiento haya olvidado el arreglo de las calles…>>.
En el diario “La Provincia” del 11 de marzo de 1912 se hacía ver que la falta de números en las viviendas de las calles complicaba la vida habitual en los barrios del Matadero y Las Colonias:
<<El público en general y en especial los médicos, se lamentan de la falta de numeración de los barrios del Matadero y de Las Colonias, y también de las repeticiones de números en algunas calles, lo que da lugar a enojosas discusiones y aún hasta incidentes desagradables.
Entre otras calles se nos ha hecho presente que existen dichas repeticiones en las de La Rábida, Díaz Quintero, Enmedio y San José. También nos dicen que no se comprende como ya no se ha utilizado, las placas de numeración que se mandaron a hacer cuando el Sr. Amo, era alcalde.
Esta deficiencia es fácil de corregir y seguramente la tendrá en cuenta, el alcalde Sr. García Ortiz>>.
En los primeros días de 1914, todavía estaban sin numerar las casas que se enclavaban en la barriada del Matadero.
Hacía falta agua en el barrio y:
<<…El Sr. Sánchez Díaz, se adhiere, proponiendo también se facilite el desagüe de la fuente instalada frente al Matadero.
Para el relleno de las lagunas, propone se vacíen en ella los escombros procedentes de las edificaciones…. >>.
En verdad, que la barriada del Matadero presentaba muchas anomalías que dificultaban la vida de sus vecinos. Así, en la sesión municipal del viernes, 23 de enero de 1914, se decide que estas adversas condiciones mejoren:
<<…El Sr. Sánchez Hernández explana una moción sobre mejoras en la barriada del Matadero.
Dicho concejal expone la necesidad y urgencia de dichas obras, reclamada por la comodidad y salubridad de aquella populosa barriada, obras que por otra parte, no serán muy gravosas al erario municipal.
Solicita se construya un acerado, bien en las dos márgenes, o sólo en una, de la carretera del Matadero, para facilitar el tránsito del público, que se hace muy penoso a causa de las lluvias.
Igualmente propone se desequen las lagunas del lado derecho de la carretera, las cuales, por ser de aguas estancadas y corrompidas, constituyen un peligro constante para la salud pública, y que se facilite el desagüe de aquella barriada, haciendo para ello las necesarias gestiones para que un caño que existía y que ha sido cegado, sea puesto nuevamente en las debidas condiciones.
Propone también, que con arreglo a la ley de Policía de ferrocarriles, la Compañía de Madrid, Zaragoza y Alicante, coloque barandas que impidan el acceso del público a la vía, a fin de evitar los accidentes que con frecuencia ocurren>>.
En el diario “La Provincia” del viernes, 6 de febrero de 1914, H. P. protestaba nuevamente ante la situación del barrio:
<<Sonsacando a las tifoideas. Las condiciones naturales de Huelva para la salud, son envidiables. La mitad de las gentes mueren por descuido y abandono en la higiene pública y en la privada. Si restáramos a la eterna e implacable guadaña las vidas que ella siega por nuestra ignorancia y desidia, la mortalidad en nuestra capital llamaría la atención por lo pequeña.
Pero lejos de preocuparnos de que la salud y la vida es lo primero que debemos defender, como bien el más estimable y primordial, hacemos todo lo posible por llamar a la Muerte.
Las fiebres palúdicas y las tifoideas, nos visitan de vez en cuando. Pero esto no llena nuestra inconsciente misión de hacer todo lo posible para que lleguen a conocimiento de todo el mundo, el que Huelva es una ciudad insalubre.
Aquí lo que hace falta es una verdadera y formidable epidemia de fiebres de todas clases.
¿Pero cómo sonsacamos a estas coadyuvadoras en la piadosa tarea de aliviar lo más pronto nuestro tránsito por este valle de lágrimas?
Pues muy fácil. No hay sino dejar que se formen pestilentes pantanos en el corazón de populosas barriadas y ya verán ustedes como a esta incitación responderán cortésmente las amables fiebres, quitando de enmedio en poco tiempo a una porción de cristianos.
¿Quién me habla al oído?
— ¡Ah! ¿Es Vd., vecino del barrio del Matadero?
— Sí señor. Y como estoy oyéndole decir que lo que hacen faltas son pantanos corrompidos, debo manifestarle que en el centro de mi barrio los hay que dan el opio… y las calenturas.
— ¡De primera, hombre, de primera! Pues mire Vd., vaya a dar esta buena noticia a las autoridades, sanitarias y locales, y si no le da a Vd. vergüenza, suba también al despacho del Gobernador.
— ¿Y qué voy a decirle a su Excelencia?
— Pues que no se olvide de incluir, como presidente nato de la Junta provincial de Turismo que acaba de formarse, en el programa de asociaciones, las típicas y famosas lagunas del Matadero>>.
Finalizando marzo de 1914 se da un paso adelante para que el barrio tuviese una conformación idónea, una alineación lo más perfecta posible. Así, en la sesión municipal del viernes 27 del citado mes y año se habla de:
<<…Se dio cuenta del informe emitido por la de Fomento en los proyectos de alineación de las calles Alameda Sundheim, Carretera del Matadero, José María Orense, Ruiz Zorrilla y Pi y Margall…>>.
La falta de agua en el barrio del Matadero fue suplida en 1915 con la construcción de un pozo artesiano. Pero, para que éste diera el resultado apetecido se necesitaba que se instalara la tubería hasta el sitio que ocupaba el antiguo Matadero viejo, esto es, en el Punto. En la sesión del día 9 de enero de 1916 se hablaba de esta importante cuestión:
<<…Dada cuenta de la Alcaldía Presidencia exponiendo que no sería eficaz el éxito habido con el pozo artesiano del Matadero si no se dota de medios de distribución el caudal de agua que se obtenga, por lo que ha procurado el medio de conseguir una tubería de conducción desde la fuente de la carretera del Matadero, frente a éste, hasta la escuela pública del Matadero viejo, habiendo obtenido de don Andrés de Mora Claros la proposición de suministrar con dicho fin mil metros de tubería, de los cuales quinientos son de tres pulgadas de diámetro y otros quinientos de dos, de las ventajosas condiciones de un canon o renta anual del 5 % de siete mil pesetas, valor de dicha tubería, con opción para el Municipio de adquirir ésta mediante el pago de dicho precio, solicitando se le autorice a formalizar el oportuno contrato, el Sr. Garrido Perelló dedicó frases de elogios a la presidencia por su iniciativa, reveladora del interés que pone en mejorar los servicios que más afectan a la localidad, y propuso se aprobase la moción, otorgándose un amplio voto de confianza a la Alcaldía para la ejecución de lo propuesto…>>.
Cuatro días más tarde se decía en la sesión municipal con respecto a este pozo artesiano:
<<…Dada cuenta del acta levantada por la Comisión de Fomento en unión del Sr. Arquitecto Municipal y Contratista don Francisco Raggio con motivo de la visita girada a las obras del pozo artesiano del Matadero perneo la cual ha dado por resultado que los aparatos instalados en el mismo son de excelente calidad y que en su consecuencia procede la recepción de los mismos de conformidad con lo solicitado por el citado Contratista y exponiendo además la conveniencia de que en el pozo se realizaran trabajos de una manera constante para que su limpieza, se lleve a efecto en el más breve término pues debido al largo período de tiempo en el que en el mencionado pozo no se han ejecutado obras de ninguna clase se han acumulado en el mismo grandes cantidades de arcilla, las cuales constituyen un tapón que hay necesidad de expulsar, el Sr. Morano sugiere que según sus noticias existe ya un acuerdo por el que se acordó la recepción de los apartados, cuyas manifestaciones corroboraron los señores Vázquez de la Corte y Ramos.
El Sr. Pérez Hernández expuso su criterio de que los trabajos se deben llevar con la mayor rapidez posible a fin de que en plazo breve pueda surtirse de agua el barrio del Matadero de cuyo elemento está muy solicitado. El Sr. Presidente estima de conveniencia el que una Comisión de personas técnicas giraran una visita de inspección con el fin de que informase respecto a si dicho pozo daría agua suficiente para las necesidades del expresado barrio.
Y después de explicar técnicamente el Sr. Vázquez de Zafra el modo de funcionar de los distintos aparatos, se acordó que la citada acta se una a sus antecedentes y que se trabaje de un modo permanente, día y noche, debiendo estos trabajos llevarse a efecto con el auxiliar del mecánico y con otro obrero más al objeto de dar mayor impulso a la limpieza del citado pozo…>
En la sesión municipal del 29 de febrero de 1916 los munícipes comentaban que del pozo artesiano del barrio del Matadero no salía ni una gota:
<<…El Sr. Sánchez Hernández, dijo que según sus noticias el pozo artesiano del Matadero hasta la fecha y a pesar de los trabajos que en el mismo se vienen realizando no da agua alguna exponiendo sus temores de que no pueda darla tampoco más adelante, por lo que rogaba a la Presidencia se sirviera interesar de los Sres. Arquitectos emitieran informe sobre dicho extremo por si con el mismo, a la vista fuera necesario adoptar algunos medios para prevenir cualquier conflicto que pudiera sobrevenir por la falta de agua en la indicada barriada, a cuyo ruego se adhirió el Sr. Martínez Cáceres…>>.
Tras el éxito obtenido en el Matadero, capaz de dar cuatro o cinco metros cúbicos de agua en una hora en forma de surtidor, el Municipio “solicitó que el constructor Sr. Figuerola procediera a la perforación de un nuevo pozo artesiano en la plaza de la Merced…”.