Juan C. León Brázquez. La tradición futbolística de Huelva no queda circunscrita al nacimiento, a finales del siglo XIX, del Rio Tinto Foot-ball Club -formado por ingenieros y técnicos británicos- y del considerado decano del balompié español, el Real Club Recreativo (1889) de la capital onubense, sino que aquel nuevo deporte comenzó a extenderse por los límites mineros, siendo que ahora Nerva, en este 2017, celebra el centenario de la practica regulada de este deporte en la mayor población obrera de la zona minera.
El libro “Nerva, 100 años tras un balón”, escrito y coordinado por José Luis Lozano Álvez y prologado por el historiador Juan Manuel Pérez López, que será presentado éste domingo en el Teatro Victoria de Nerva, recoge en sus casi 500 páginas la historia de quienes establecieron su máxima rivalidad futbolística con sus vecinos riotinteños, iniciadores del balompié en España. En la misma página del diario La Provincia, donde se recogía la estancia de Concha Espina en las minas, en mayo de 1917, se constata el primer encuentro de un equipo nervense: “El próximo se jugará un importante partido en el campo de Mesa Pinos, entre los equipos de Nerva y Río Tinto”.
Indudablemente el fútbol empezó antes, pero esta es la primera constancia de un partido ‘organizado’ de un equipo de Nerva, aunque no tuviera un campo de juego como tal. Antonio Granados Valdés, el jugador vivo más antiguo de la población (Nerva, 11 de diciembre de 1917), recuerda cómo cuando empezó a darle patadas a una pelotita de trapo siendo él muchacho, miraban con envidia el campo más cuidado de Ríotinto mientras que en Nerva se tenían que conformar con un irregular llano pedregoso (Marismilla) que, tras la guerra civil se convertiría en el actual campo de futbol de la localidad minera.
Más de quinientas fotografías de todas las épocas ilustran historias humanas y personales de los jugadores que han evolucionado sus vidas con el propio fútbol, narradas por casi una treintena de colaboradores cercanos a quienes a lo largo de estos cien años han contribuido a fomentar la pasión por este deporte en la localidad minera. Antonio Granados Valdés, por ejemplo, no pudo fichar por el Real Betis Balompié de 1942, porque el mismo día que tenía que hacerlo lo detuvo la Guardia Civil para llevarlo a un batallón de castigo por sus antecedentes socialistas; o Juanín, todo un ídolo en el Córdoba donde metió el primer gol del equipo en Primera División; o su hermano Ramoncito que pasó por el Sevilla y el Betis; Antonio Galindo y Antonio Muñiz vistieron la camiseta del Sevilla; Manuel García pasó por el Betis y el Alavés; y por el Recreativo de Huelva pasaron Antonio Segovia y Manolín Bella.
Actualmente, es Fidel Chaves, Fide, quien milita en el Almería y que ha pasado por la primera división con el Elche y estuvo dos temporadas en el Córdoba, el que mantiene su origen nervense en las primera línea futbolística. También una mujer vinculada a Nerva, Silvia Gaviro, se encuentra entre las elegidas, ya que durante tres temporadas fue votada la mejor jugadora nacional, siendo llamada a la Selección Española femenina.
Pero el libro no solo reconoce a quienes llegaron desde un club modesto al más alto nivel competitivo, sino que es un homenaje a toda una sociedad en la que se incrustó el gusanillo de un deporte traído por los ingleses y que impregnó a un mundo mayoritariamente obrero, capaz de romper las barreras de clase de quienes nos enseñaron a dar patadas a un balón. De hecho, no solo hay jugadores que triunfaron más allá de Nerva, sino que hay otros considerados ídolos locales, o gente que en momentos determinados ayudaron a que el balompié ocupará páginas de interés e ilusión en la sociedad nervense. Son, por ejemplo, Manuel Cortés, el Cojo, quien evitó en un momento difícil la desaparición del club, o Bartolomé Torres Boza, el Satu, quien desde su silla de ruedas entrenaba con toda dignidad, a chavales ilusionados por darle al balón. Gente integrada entre su gente, con intensas y conmovedoras historias humanas.
“Hace aproximadamente tres o cuatro años, que unos entusiastas futbolistas organizaron el equipo Nerva F.C. y como no tenían un campo de juego para celebrar los partidos, a pesar de haberles ofrecido la Compañía de Rio Tinto hacerles uno, como se lo había hecho a Riotinto, El Valle, El Campillo, La Dehesa y La Atalaya, fracasaron en su gestión y se hundió el Club. Después de un intervalo de dos años, ha vuelto a surgir este Club, debido a los titánicos esfuerzos de algunos aficionados”. La nota publicada en Huelva Sport, en octubre de 1919, nos sugiere que el fútbol en Nerva es algo más que centenario. Hombres y mujeres de la mina para un deporte convertido hoy, en el deporte rey. El autor del trabajo, José Luis Lozano Álvez, que llevaba varios años tras la historia del balompié nervense, se ha dedicado en cuerpo y alma los últimos nueve meses a éste libro, en homenaje a niños, mujeres y hombres que en Nerva encontraron la pasión por el fútbol. No hay precedentes de un trabajo tan exhaustivo y extenso para una población de las limitadas dimensiones de Nerva.