HBN. Queda lejos la serie de televisión que cuando éramos niños nos tenía, si había condescendencia paternal, hasta altas horas de la noche imbuidos en un ambiente especial. Entonces, mediados de los setenta del siglo pasado, no había práctica de artes marciales en Huelva, excepción del Judo. Hoy hay diversos tipos que tienen numerosos adeptos en nuestra provincia. Kung Fu, que era el título de la referida serie televisiva, es el nombre que engloba a las artes marciales chinas y entre las que se encuentra el Tai-Chí, que en Huelva tiene como noticia relevante el que se ha conformado un equipo de competición, concretamente en la variante Tusho, que comienza su andadura en este mes de diciembre, compitiendo en Guadalajara en un encuentro nacional. El equipo está formado por Antonio Toronjo, Humberto Vaz, José Alvarado y David Oliver.
Este equipo se ha creado en la Escuela Tao, que dirige uno de sus miembros, David Oliver, joven onubense de 41 años que desde que era un adolescente comenzó a interesarse por las artes marciales, aprendiendo y evolucionando, nutriéndose de maestros asiáticos, hasta situarse en el escenario que le hace feliz, su escuela que ya lleva 15 años contribuyendo a la salud y el bienestar de muchos onubenses. A punto de finalizar la carrera de Derecho, que comenzó y dejó por dedicarse a otras vertientes, este polifacético deportista ha practicado otras especialidades hasta encontrar el verdadero equilibrio a través de las que practica, fomenta y propicia aprendizaje en su centro Tao.
Nos dice que las artes japonesas (Kárate, Judo) son menos suaves que las chinas. En Tao se practica Tai-Chí además de Bagua Zhan, Wing Chun y Pakmei. De esta última disciplina nos indica que hay tan solo dos escuelas que la enseñan en toda España, una de ellas en Huelva, la suya. Destaca en este sentido que aquí contamos con cierta relevancia en el contexto nacional, dado que hay relación directa con acreditados maestros chinos de la que no gozan la mayoría de los practicantes en España, incluso en Europa.
Si bien el Tai-Chi, como el resto de las artes marciales, tiene su base en conceptos defensivos, de combate, la aplicación más característica de la misma es la búsqueda de la salud a través del movimiento. Cada uno de estos tiene un fundamento de defensa, como explica Oliver, pero así mismo unas consecuencias para la salud incuestionables, que hacen de la disciplina recomendable para todo tipo de personas.
Una característica que David resalta de su escuela, además de que tiene por objetivo que Huelva sea un referente a nivel nacional en artes marciales, es que su formación, su ‘linaje’ proviene directamente de los maestros chinos más acreditados en su país. Así, por ejemplo, Chan Yan Hau, que es una celebridad allí, viene a Huelva, siendo la primera vez en su vida que lo hace de Hong Kong para transmitir sus conocimientos en el exterior, y lo hace precisamente a Huelva, como destaca Oliver. La escuela Tao tiene conexión directa en Tusho -la variante de Tai-Chí en la que va a competir el equipo onubense- también con una escuela de Taiwan del máximo nivel, donde están los maestros más importantes del mundo, Zhuan Kai Jun y Huang Jing Long, que van a venir a Huelva de la mano de este joven maestro onubense.
Las sesiones de Tai-Chi que imparte Oliver duran alrededor de una hora, y la práctica general se concreta en tres sesiones a la semana. Los grupos que tiene no superan las diez personas y se desarrollan con un enfoque y atención muy individual. Al preguntarle por logros, por consecuencias efectivas sobre la salud, nos comenta que, como ejemplo, tiene a dos señores de unos ochenta años, que comenzaron con la práctica hace doce muy carentes de movilidad y flexibilidad al llegar, medicados por abundantes dolores. La práctica del Tai-Chí les ocasionó tal mejoría que abandonaron los medicamentos y hoy mantienen un estado físico similar al que consiguieron hace una década a partir de las sesiones de Tai-Chí.
A la escuela van personas de todas las edades, desde adolescentes. Unos buscan solo mejorar la salud y otros quieren introducirse en el perfil más de lucha de estas disciplinas. Incluso ocurre que los que solo buscaban salud al principio, a medida de que ya notan los resultados empieza a surgirles la curiosidad por avanzar más en las técnicas defensivas.
Oliver nos indica también que esta práctica es muy beneficiosa para la activación de la sangre, y que los resultados van apreciándose gradualmente pero que se alcanzan sin duda. Además de esta relación directa con la salud, las artes marciales en general y el Tai-Chí en particular, para el constituyen un método eficaz de desarrollo personal, una oportunidad de, a través del movimiento, encontrarse a uno mismo.