R. M. «Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”. El onubense Felipe Chaparro alude a esta sentencia del maestro y filósofo chino Confucio transmitiéndonos la satisfacción que siente por vivir de su vocación: la música. «Me considero enormemente afortunado por haber conseguido hacer de mi gran pasión, mi estudio y mi trabajo», explica a Huelva Buenas Noticias.
Músico, productor, compositor y docente, Felipe Chaparro es un artista todoterreno. Natural de Bonares, pueblo al que se siente profundamente vinculado, cuenta con el Grado Profesional de Guitarra Flamenca y Trompa cursado en el Conservatorio Profesional de Música de Huelva ‘Javier Perianes’, asimismo es maestro en la especialidad de Música por la Universidad de Huelva, licenciado en Musicología por el Conservatorio Superior de Sevilla ‘Manuel Castillo, al tiempo que ultima los estudios de Guitarra Flamenca en el Conservatorio Superior de Córdoba ‘Rafael Orozco’. Gracias a esta extensa formación, el músico onubense ejerce como docente en las Escuelas de Música de Lepe y Bonares, así como en la Banda Municipal de Música de esta última localidad. Una experiencia en las aulas que adora, y compagina a la perfección con su trayectoria como artista. De ella nos habla en esta entrevista.
– ¿Cuándo surge tu pasión por la música?
– Es algo que viene desde antes de nacer, ya que mi abuelo Felipe cantaba muy bien, y mi abuelo José siempre ha sido un gran aficionado al flamenco. Ya desde muy pequeño, con apenas un año, mi madre me cuenta que me entusiasmaba oír a la banda de música del pueblo, incluso seguía el ritmo y el pulso con las manos. Siempre quería juguetes relacionados con sonidos, como pequeños teclados, por lo que siempre estuve rodeado de música de forma natural. Creo que el gusto y la predisposición musical es un aspecto innato de cada persona, son capacidades con las que nacemos, y que luego podemos desarrollar o no, estoy convencido. De hecho, gracias a mi trabajo como maestro en diferentes escuelas de música, puedo ver esto de forma muy clara, en niños muy pequeños que afinan perfectamente, de forma natural y otros que no lo hacen, niños que tienen muy buen sentido rítmico, oído musical… Claro que el tener estas capacidades no basta, luego hay que desarrollarlas de forma óptima.
-Has coqueteado con diferentes instrumentos, pero siempre tuviste predilección por la guitarra flamenca, ¿No es así?
-Exacto. Por ejemplo, la trompa. He tocado muchos años con este instrumento en bandas de música, al igual que la tuba, o la percusión. El piano es otra de mis pasiones, instrumento muy importante que todo músico debe conocer, y con el que también compongo y trabajo con diferentes grupos y artistas. Aunque es cierto que me identifico más con la guitarra, con su idiomática, con la técnica. Vivimos en una tierra donde la guitarra es un instrumento muy del pueblo, podemos encontrar una en prácticamente todas las casas, con la riqueza que eso conlleva. Pienso que es un instrumento muy especial, podemos dar una misma nota en diferentes lugares del mastil y cuerdas, podemos interactuar directamente con el material sonoro, lo que da a cada persona un sonido característico. Incluso la forma de sostenerla para tocar, abrazándola, dice mucho de la magia que rodea a este precioso instrumento.
Creo que la música no está en el instrumento, ni en las manos, sino en la cabeza. La música nace en la mente de cada persona, y luego pasa por diferentes filtros como la técnica y el propio instrumento. La técnica es muy importante, por supuesto, con ella podemos expresarnos musicalmente, es el idioma del que nos servimos para contar un mensaje, pero no es el mensaje en sí. Incluso el propio lenguaje musical. Pienso que todo músico debe conocerlo, por supuesto, es el lenguaje con el que nos comunicamos los músicos. Pero el lenguaje no es la música en sí, saber leer solamente no te convierte en poeta. La música es mucho más que su representación en una partitura. Creo que es un gran error confundir estos elementos. Hay grandes músicos que, por la razón que sea, no han tenido la oportunidad de estudiar el lenguaje estándar, y son grandes músicos, nacen siendo músicos, y sin embargo, otras personas que cuentan con estudios musicales que no son músicos, directamente. Por supuesto, nacer con esas capacidades innatas, y poder estudia es lo ideal.
– ¿Cómo recuerdas tus inicios?
– Comencé en la escuela municipal de música de Bonares. Pero recuerdo que antes de dar las primeras clases de niño, ya sabía tocar la melodía de cualquier canción que sacaba con el piano, incluso comenzando en diferentes notas (tonalidades) y utilizando las “teclas negras” (alteraciones) necesarias. En cuanto a la guitarra, fue mi tía María Jesús García Chaparro quien me puso los dedos en los primeros acordes y con quien aprendí a tocar sin necesidad de tener una partitura, por intuición, desarrollando el oído relativo y funcional. Le debo muchísimo. Fue entonces cuando comencé a estudiar en el conservatorio de Huelva con la trompa. Es curioso, pero mientras estudiaba en Huelva, abrieron la especialidad de guitarra flamenca. Fue entonces cuando me dediqué a estudiar de forma más profunda, para poder sacar una nota alta en las pruebas y exámenes de acceso al grado profesional. Las cosas me fueron bien y conseguí la plaza, en la que por cierto, es la primera promoción de guitarra flamenca en el conservatorio de Huelva. A partir de ese momento, me dedique a estudiar académicamente estos instrumentos, junto con magisterio en la Universidad. Conseguí los títulos en Huelva de trompa, de guitarra flamenca y de Magisterio musical y realicé las pruebas para el grado superior en Sevilla para hacer la licenciatura de Musicología. Tras acabar en Sevilla, comencé en el conservatorio superior de Córdoba, la licenciatura de guitarra flamenca. En Huelva tuve la suerte de tener como profesor de Guitarra a José Raúl Llanes, gran músico, y con quien aprendí a aplicar al flamenco armonías cercanas al jazz. Nos animó a componer y a improvisar, a tocar y ver realmente la música, mirándola de frente y no limitarnos a la simple lectura de una partitura. Es un gran profesor, siempre me quedaré corto hablando de él. En Córdoba he estado con Manuel Cera, Daniel Navarro (Niño de Pura), Paco Serrano y Manolo Franco, que decir de ellos, son una autoridad en la guitarra. También he podido nutrirme de las enseñanzas de Rafael Garcés, qué decir de él, músico de primera línea a nivel mundial, instructor de talentos como Lulo Pérez , músico y productor de artistas como Alejandro Sanz.
-Años de trayectoria profesional, ¿Qué destacarías?
– Son muchos años dedicándome a la música, y me ha pasado de todo. Me considero tremendamente afortunado por poder hacer de mi gran pasión mi estudio y mi trabajo. Hay una frase de Confucio que dice “elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida” y describe muy bien lo que quiero decir. A lo largo de los años he podido conocer grandes compañeros músicos, de los que he podido aprender muchísimo, algunos se han convertido en mis amigos. Puedo nombrar a Alberto García, cantautor y músico de Niebla, a quien conocí gracias a la música, y que es a día de hoy un gran amigo. También conocer ciudades nuevas, diferentes acentos, personalidades, incluso la gastronomía, es muy enriquecedor. Por otro lado, está la satisfacción personal cuando realizas un buen trabajo, y la necesidad de mejorar cuando no es así. Este invierno me ocurrió algo curioso y se me ha quedado grabado. Estaba en Bilbao con la gira del grupo Los Rebujitos, y fui con otros compañeros músicos a comprar fruta al supermercado. De repente, un coche se coloca a mi lado, bajan la ventanilla y me preguntan si soy Felipe, para poder sacarse una foto conmigo, es una sensación muy gratificante.
– Has trabajado junto a grandes artistas…
– Es otro de los grandes puntos a favor de esta profesión. Uno de los momentos que puedo destacar fue cuando me llamaron para realizar la gira de Los Rebujitos. Recuerdo el primer ensayo que hicimos, donde quedé muy sorprendido por el empaque de las voces de Yeray y Manuel. Son grandes artistas, y grandes personas. Llevamos un año recorriendo toda España, viajando juntos, y nos une una relación muy estrecha. Con ellos cada viaje y cada concierto son diferentes, nos lo pasamos muy bien juntos. También nombrar a nuestro paisano Álvaro Díaz, quien me sorprendió bastante en los ensayos, oyéndolo frente a mí, sin micrófono ni ningún otro filtro. Con él he vivido momentos especiales, como la participación en el programa de María Teresa Campos de T5. Otro momento especial que recuerdo fue en la Gala del Centenario de la Real Federación Andaluza de Fútbol en Sevilla, celebrada en Fibes, donde además de Álvaro, pude conocer y cenar con otros artistas como Media Azahara, India Martínez o Andy y Lucas. Otro momento que recuerdo con cariño fue la gala de los Inocentes del 2015 con artistas como José Manuel Soto, María de la Colina o el Maní. Asimismo, guardo grandes recuerdos con otros participantes del programa ‘Se Llama Copla’ como Fran Doblas, Joana Jiménez, Jonás Campos, Isabel Mª Gómez Jiménez, Manuel Cribaño, Cintia Merino, entre muchos más.
Por otro lado, he tenido la suerte de poder acompañar o incluso dar clases de guitarra a Rocío Ojuelos, o Curro, del grupo Manguara, con los que he vivido momentos que recuerdo con mucho cariño. Por supuesto otro artista de gran personalidad es José María Coronel ‘el Chavo’, de Bonares, con el que tengo una gran amistad, y de quien podría nombrar innumerables anécdotas y vivencias.
– Además te dedicas a la producción…
– Sí, es un mundo que me fascina. Siempre me ha llamado mucho la atención todo lo relacionado con la producción musical, y creo que todo músico debe conocer para poder crear una imagen de la música desde otra perspectiva, y asimilar otros conceptos. Esta vocación tomó fuerza en 2013 cuando José María Coronel ‘el Chavo’ confió en mí para la elaboración de su primer disco llamado ‘A mi aire’. A partir de ese momento me adentré de lleno en ese enorme universo. Realicé mi propio álbum de guitarra flamenco titulado ‘Un paseo por el río’. Por otro lado, con mi amigo Alberto García hemos grabado dos discos, titulados ‘Siempre libre’ y ‘Efecto secundario’, respectivamente. También realicé el trabajo de Ana Martín ‘Sin palabras’. En esta línea, tengo que dar las gracias a mi amigo Marcos Martínez Bellido, gran músico y productor de Moguer, quien me ha enseñado y ayudado mucho, y con quien colaboro a menudo.
Este mismo mes hemos terminado el disco de Ángel Palacios, formado por 10 temas propios. Gracias a este disco he tenido la oportunidad de trabajar con Fidel Cordero, gran músico y productor de artistas como Merche o Manu Tenorio. También trabajo como guitarrista de sesión con Miguel Linde, gran artista, productor y compositor de artistas como Malú y David Bisbal. Otra colaboración destacada este mismo año ha sido la grabación de guitarras en el disco de Nicolás Capelo, ‘Palabra de mujer 2’. Actualmente me encuentro grabando con una artista de gran sensibilidad, Verónica Orta, de Huelva, participante del programa de La Voz, temas suyos a los que estamos dando forma.
– Con un disco propio en el mercado de guitarra flamenca, ya preparas el siguiente, ¿Qué puedes adelantarnos de él?
– Estoy en pleno proceso de elaboración. El disco anterior fue mi primer trabajo como músico en solitario y en él se condensa toda la música que tenía hasta ese momento, composiciones de años anteriores mezcladas con ideas nuevas. Además, el hecho de ser un trabajo exclusivamente de guitarra fue un reto para mí. La dificultad de realizar un segundo disco es partir prácticamente desde cero. Y no solo eso, pretendo que sea un disco muy diferente al anterior. Va a ser un trabajo influido por mis propias vivencias y experiencias en los últimos años, en el que podremos encontrar una mezcla de estilos, géneros, colores e instrumentos. También estoy trabajando a favor de la globalidad musical, y la variedad. Va a ser un disco de música que quizás no necesariamente atienda a etiquetas o géneros específicos. El concepto que estoy tratando de plasmar es precisamente ese, música sin ataduras, en un camino enfocado a la eliminación de barreras o fronteras, más que a la creación de las mismas. Puedo decir que encontraremos composiciones para diferentes formaciones de instrumentos, voz cantada, y alguna sorpresa más. Y hasta aquí puedo decir.
– Por otro lado, también has compuesto varias marchas de Semana Santa para bandas de música… ¿Qué supone esto para ti el escuchar en la calle tus composiciones?
– Una gran autorrealización. Aunque si digo la verdad, cuando compongo una marcha o una pieza, no lo hago pensando en ello, sino en expresar un cierto sentimiento. Ocurre parecido cuando escucho un tema mío, o un disco de un artista en el que he colaborado. De todas formas, es un sentimiento un tanto contradictorio. Cuando escucho algo mío, a priori me gusta, pero en el momento que reconozco la música como mía, empiezo a pensar en que se podría mejorar, encontrar “fallos”, y ese tipo de cosas, soy muy maniático conmigo mismo.
– En su caso, ¿Es posible vivir de la música?
– Vivir de la música es complicado pero no imposible. Personalmente no me puedo quejar, ya que siempre estoy trabajando, bien en un sentido pedagógico dando clases, como músico, como productor o compositor. Creo que el trabajo llama al trabajo, y hay que intentar dar lo mejor de uno mismo en cada tarea. Hay veces en que desgraciadamente se confunden los papeles, y no se considera a la música como un trabajo propiamente. Y pienso que es todo lo contrario para trabajar en la música se necesitan una serie de capacidades, estudio y dedicación muy grande. Detrás de cada nota hay muchas horas de sacrificio, y es algo que no se ve a simple vista. Los músicos nos encontramos en un barco en el que debemos navegar todos en la misma dirección, apoyándonos unos a otros y respetando siempre lo que hacemos.
– Eres de Bonares, ¿Ha influido tu tierra en tu trayectoria profesional
– Claro que sí. No podemos separarnos del lugar donde nacemos y del que nos nutrimos. Y más en un ámbito como la música. Aprendemos por percepción, y el entorno que nos rodea influye de forma brutal en nuestra personalidad. La participación en coros, tocar el órgano en la Parroquia, ser miembro de la banda, ser alumno y posteriormente profesor en la escuela municipal de música… todo eso está ahí, todo forma parte de mi ADN musical. Además, he tenido la suerte de nacer en un pueblo donde el apoyo y el mimo a la música por parte del Ayuntamiento han sido siempre, y es enorme. Aunque, naturalmente, viajar a otras ciudades y otros países también influyen en ese ADN que he nombrado.
– ¿Cuáles son tus aspiraciones?
– Como he dicho anteriormente, me considero un gran afortunado por poder hacer lo que más me gusta. No obstante, estoy diseñando un proyecto personal, llamado ‘Hi Global Music’, con el que puedo ofrecer un gran abanico de servicios musicales, que abarca desde diferentes formatos de producción, clases de todo tipo, música en vivo, composiciones, arreglos… De hecho, intento cubrir cualquier necesidad musical. Por otro lado, aspiro a seguir trabajando como pianista o guitarrista con diferentes artistas, al tiempo que estoy bastante ilusionado con mi disco propio, realizando lo mejor posible. Asimismo, la enseñanza es otra de mis pasiones, por lo que también me gustaría trabajar en un colegio, instituto o conservatorio, así la preparación de oposiciones es una de mis prioridades más inmediatas. En definitiva, seguir haciendo música, para que no deje de sonar jamás.
– Muchas gracias.