A.R.E. Son muy pocas las personas que a lo largo de su vida reciben un premio internacional. Juan Pérez Segura, natural de Huelva pero afincado en Cartaya desde hace 30 años, es una de ellas. El pasado 6 de octubre, el onubense recibía la Medalla de Oro de los Reyes Católicos que le entregaba el Foro Europa 2001, considerado como uno de los foros de debate más prestigiosos de España y el único con presencia en toda Europa, donde goza de un amplio reconocimiento.
Pérez recogía una distinción que se otorga a personas sobresalientes en ámbitos como la medicina, la ciencia, la cultura o la empresa y que anteriormente han recibido personalidades tan destacadas como el ex ministro de Asuntos Exteriores Josep Piqué; el ex vicepresidente del Congreso de los Diputados, José López de Lerma; el periodista Luis del Olmo; la periodista Teresa Viejo o la escritora Carmen Posadas.
Pero, ¿por qué esta medalla al empresario onubense? Pues por una trayectoria de esfuerzo y también de ayuda a los demás, de manera particular y a través de diferentes asociaciones y entidades sociales. Si bien es cierto que, cuando le notificaron que sería distinguido, Julián pensó que le estaban gastando una broma. «Me llamaron por teléfono y me dijeron soy fulano de tal de la Unión Europea y vamos a darle una medalla. Me creí que era un timo y se lo dije, que aquello era una estafa. Al día siguiente me llegó la notificación postal a casa y entonces llamé para pedir disculpas», cuenta divertido Pérez.
Desde bien joven, este onubense siempre fue una persona trabajadora y emprendedora. Estudió industriales por la rama de electricidad en el Politécnico Madre de Dios, escuela de la que salió gran parte del personal que luego se colocó en el Polo Químico una vez que éste comenzó a funcionar. Sin embargo, Pérez no acabó allí, él entró a trabajar en Tanza (donde ahora está Seat), una fábrica de tableros de aglomerado que había en Huelva capital y donde permaneció hasta que terminó el Servicio Militar, que hizo en el cuerpo de Sanidad en Melilla.
Tras este periplo, fue jefe de taller en una empresa de montaje eléctrico y, con 32 años, esposa y tres hijos en el mundo, pensó que era el momento de establecerse por su cuenta. Puso en marcha en Huelva su propia empresa de montaje eléctrico en baja y media tensión y automatismo, de la que poco más tarde abriría una sede en Cartaya. «Cuando empezamos a funcionar, yo tenía mucho conocimiento de la calle, aunque aún era joven. En la zona de Isla Cristina, Lepe, Ayamonte, etc. nos salían muchos trabajos, así que decidí montar una sucursal en Cartaya y, a final, acabé quedándome allí y cerrando la de Huelva«, explica el reconocido onubense.
Su negocio se hizo muy fuerte en la provincia de Huelva, llegando a emplear a más de medio centenar de personas tras el traslado a la zona costera. Trabajaban en viviendas, edificios, líneas de baja y media tensión, para Sevillana montando equipos de medida tensión… Cada vez aceptaba encargos de mayor envergadura y tenía más personal para llevarlos a cabo. Un negocio próspero creado de la nada del que, desde que Julián se jubiló hace un año, ha tomado las riendas su hijo Rafael.
Pero además de su éxito como empresario, al onubense también le ha sido concedida la Medalla de Oro de los Reyes Católicos por su dedicación a las personas y al arte, calificando su actividad como la de un «mecenas». Y es que, además de haber ayudado económicamente a muchas personas de manera particular y también a través de entidades sociales como Cáritas o Cruz Roja, Julián lleva comprometido con la Hermandad de San Isidro de Cartaya desde el año 1991.
Su enorme disposición y capacidad de servicio lo han llevado a formar parte de la Junta de Gobierno de esta entidad desde entonces, siendo hermano mayor en 2004 y presidente desde 2005. Como Julián explica, «entré en la Hermandad por amistad con compañeros de Cartaya y desde entonces hemos hecho todo lo posible para que la romería sea cada vez mejor. Hemos hecho un estandarte nuevo bordado en oro, una ermita grande para que la gente pueda rezar dentro, un bacalao nuevo, la bóveda de la ermita de San Isidro la ha pintado entera Carrasco Salas, etc. Y hemos puesto en marcha iniciativas como la Feria de la Gamba o la carpa dentro del recinto ferial durante la Feria del Caballo para sacar dinero».
Asimismo, además de su fe en San Isidro, Pérez reconoce que siempre ha sido muy devoto de la Virgen del Rocío, llegando a ser hermano mayor de la Hermandad de Huelva en 2009, un acontecimiento que vivió con emoción y responsabilidad.
Ahora, a pesar de estar jubilado, Julián continúa con su imparable actividad porque, reconoce, «me gusta estar enredado. Voy a Huelva casi todos los días, me doy cuatro vueltas y hago cuatro mandados». Además, como buen abuelo de sus seis nietos, también le toca a veces «llevar a alguno a la guardería».
En relación a la Medalla, Pérez afirma que muchos vecinos de Cartaya lo han felicitado, así como el Ayuntamiento y la Junta de Gobierno de su Hermandad. «Cuando regresé de recoger la distinción, ese domingo nos tocaba limpieza en la ermita, porque ya estamos empezando a abrirla, y me sorprendieron con una placa con el carro y la imagen de San Isidro. Fue un gesto muy bonito y el saber que la gente te aprecia y están contentos contigo hace que te sientas muy afortunado«, afirma el homenajeado.
Por último, Julián reconoce estar muy orgulloso de su trayectoria y de su familia, sentirse un cartayero más a pesar de haber nacido en Huelva, y agradecido a Cartaya y su gente por el cariño que siempre le han brindado. «Esta vez la Medalla me ha tocado a mí y estoy orgulloso de llevarla por mi pueblo, por Huelva, por mis hijos y mi mujer. Gracias a todos», concluye.