Redacción. Arropada por la devoción de su pueblo y conducida por sus fieles costaleros, la Señora abandonaba a las tres de la tarde la iglesia parroquial para iniciar el recorrido que le llevaría de vuelta a su casa chica.
Cientos de personas fueron testigos del emotivo momento en el que los costaleros alzaron al cielo a su Patrona para bajarla del altar mayor y conducirla por las calles del centro.
Si hay algo que ha marcado este año el traslado y ha despertado la curiosidad de los asistentes, ha sido el bellísimo atuendo que ha lucido la Virgen, elegido para la ocasión por el moguereño Antonio Laro para recuperar la vestimenta primitiva de nuestra Patrona. La Manto rojo de flor de Lis, saya de raso adaptada del sudario de un crucificado, joyas antiguas y corona de plata Meneses que ha sido recientemente restaurada. Piezas antiquísimas de gran valor que se han completado con la mantilla de encaje blanco donada por Pepe Moreno, el rosario de corales donado por la reunión de Encarna y Andrés, junto a otros encajes regalados por trabajadores del Ayuntamiento para el rostrillo.
La comitiva que encabezaba el presidente de la Hermandad Matriz José Manuel Alza se detuvo en el Ayuntamiento para que el alcade Gustavo Cuéllar pudiera entregar a la Virgen un ramo de flores, un acto que simboliza el amor y la devoción de todo un pueblo a su Patrona.
El recorrido de despedida por las calles de Moguer se vio engrandecido con la participación de artistas locales, que salieron al paso de su Señora para dedicarle emocionadas letras, que arrancaron los aplausos y los vivas de los asistentes.
En el camino de arena que nos lleva hasta Montemayor una cuadrilla de mujeres se colocó bajos los varales del paso para llevar a su Patrona durante buena parte del trayecto, sintiendo bajo sus hombros la responsabilidad y el orgullo de poder llevarla.
Tras casi cuatro horas de recorrido la Virgen, acompañada también por los Mayordomos y las Filiales de Montemayor, hacía su entrada en la ermita entre los sones del tamboril y la flauta, y los aplausos de los cientos de moguereños que esperaban ansiosos su llegada en la explanada de la ermita.
Antes de cruzar las puertas del templo y siempre mirando de frente a su pueblo, la Virgen fue objeto de nuevas muestras de devoción y cariño, que llegaron a su máxima expresión en el justo momento que los costaleros la llevaron hasta el altar mayor, donde la Patrona de Moguer espera la llegada de la próxima primavera para presidir los actos que se celebren en su honor durante la romería de Montemayor.
Galería gráfica del traslado: