Rosa Mora. Licenciado en Filología Inglesa, Felipe Menguiano descubrió su vocación docente durante una estancia en Varsovia. El onubense tuvo la oportunidad de residir en la capital de Polonia gracias a una beca para trabajar como profesor de español en una academia de idiomas. Una experiencia muy gratificante la vivida en las aulas de este país del Este que le hizo orientar su carrera hacia la Educación. Con anterioridad, este joven natural de Villanueva de los Castillejos, había además coqueteado con el mundo de la traducción -área que también le fascina- llegando a cursar un Máster en Traducción Audiovisual por la Universidad de Cádiz.
«Cuando empecé la carrera no tenía muy claro cuál sería mi camino en términos laborales, aunque sí sabía que quería viajar y conocer otras culturas«, explica a Huelva Buenas Noticias. Un sueño, el de sumergirse de lleno en otras realidades, que el onubense está cumpliendo. Tanto es así, que Felipe Menguiano ya acumula diversas experiencias en el extranjero, cada una aportándole vivencias tan diferentes como enriquecedoras. En la actualidad residen en Roi Et, una ciudad de Tailandia, a donde llegó en junio de 2016.
– ¿En qué momento y por qué decidiste trasladarte a Tailandia?
– La verdad es que no estaba en mis planes venirme. Sí que me apetecía vivir un año fuera de Europa, así que en junio, justo antes de terminar el máster que estaba cursando, empecé a mandar currículums a varios países que siempre había querido visitar (Australia, Nueva Zelanda, Tailandia…) y casi inmediatamente me llamaron de aquí para hacerme una entrevista. Al día siguiente me mandaron un correo dándome 10 días para incorporarme, así que casi no tuve tiempo de pensarlo; hice mis maletas y me vine.
– Cuéntanos, ¿Dónde trabajas actualmente?
– Soy profesor en un programa bilingüe de un instituto de Secundaria al noreste de Tailandia. Lo chicos tienen la mitad de las asignaturas en tailandés y la otra mitad en inglés. Además, el programa oferta tres lenguas extranjeras: chino, japonés y español, que es la asignatura que yo imparto.
– ¿Estaba en tus planes trabajar fuera de España?
– Sí, casi desde antes de empezar la carrera. En nuestro cuarto año universitario, dos compañeros de carrera y yo decidimos irnos de Erasmus a Birmingham durante un año académico. Fue sin duda un año muy productivo tanto académicamente como en lo personal. A partir de ahí, nunca fue lo mismo. He pasado varias temporadas en el pueblo desde entonces, pero la verdad es que me encanta descubrir sitios nuevos y creo que no es lo mismo ir de viaje a un país que vivir en él durante una temporada.
– ¿Es tu primera experiencia en el extranjero?
– No, además de Birmingham y Varsovia, de 2013 a 2015 viví en Edimburgo. Esta estancia ha sido quizás la que más me ha marcado en lo personal, estoy enamorado de esa ciudad y de su gente. En realidad, fueron dos años donde no estuve haciendo nada relacionado con mi formación académica (trabajaba como dependiente en un establecimiento de productos de Escocia), pero aprendí tanto acerca del país y su cultura que lo que en principio iba a ser un año acabó convirtiéndose en dos. El año que viene me gustaría opositar en España, pero si no hay suerte, volver a Edimburgo es una opción clara.
– Resides en Roi Et, ¿Cómo describirías la ciudad?
– Es una ciudad de la región de Isan. En realidad toda la región en sí es bastante diferente al resto de Tailandia. Es muy similar a Laos y tienen su propia lengua. Además, la comida es distinta y bastante más picante que en el resto del país. El encanto que tiene esta zona es que está fuera del circuito turístico (Bangkok y el sur del país está plagado de españoles mochileros que vienen de visita), con lo que la cultura y las costumbres siguen estando intactas. Casi nadie habla inglés por aquí, no hay transporte público dentro de la ciudad más allá de los famosos tuk tuks (especie de mototaxis típicos de Tailandia) y el precio de las cosas es muy barato en comparación con las zonas más turísticas.
– ¿Algún rincón favorito?
– Lo que más me impresionó al llegar fue la estatua gigante del Buda de pie que está en el centro de la ciudad. De hecho, es el Buda en posición erguida más alto de Tailandia. Tiene una enorme escalera en la parte trasera a través de la cual puedes acceder a una plataforma desde donde puede verse toda la ciudad.
– ¿Cómo es tu día a día?
– Pues me levanto bastante temprano para ir a cole y trabajo hasta las 4 de la tarde. Después salgo a correr o voy al gimnasio. A veces quedo con mis compañeros de trabajo para tomar algo o cocinar juntos. Los fines de semana me escapo siempre que puedo a alguna ciudad de alrededor para seguir explorando la zona.
– ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de la vida en Tailandia?
– Todo, aún hay días en los que despierto y sigo sin creerme que estoy por aquí. Es todo muy distinto: la comida, los olores, los paisajes, el carácter de la gente… Está siendo una experiencia muy enriquecedora a nivel personal.
– ¿Algún aspecto al que te haya sido complicado adaptarte?
– El concepto que tienen de lo privado. Es algo en lo que coincidimos casi todos los compañeros extranjeros que trabajamos en la escuela. Aquí, por ejemplo, es absolutamente normal preguntar a alguien a dónde va, dónde estuvo anoche, con quién y por qué. También es aceptable opinar sobre la personalidad o el físico de alguien positiva o negativamente y decirlo a la cara como algo natural. Sin embargo, son personas más reservadas en el plano físico: tocar la cabeza o el brazo a un Thai es algo bastante irrespetuoso. Pero la mayoría de las veces son pequeños choques culturales sin importancia. Sinceramente, cuando llegué y me di cuenta de que iba a vivir en la “Tailandia profunda” pensé que me costaría bastante más adaptarme.
– Y tu tiempo libre, ¿En qué sueles emplearlo?
– Viajar, viajar y viajar. En abril estuve en Nueva Zelanda y ahora en Octubre tengo casi un mes de vacaciones que quiero a provechar para conocer Vietnam y Cambodia. Ya he visitado Laos, pero me faltan Myanmar, Singapur y Malasia. Espero poder visitarlos antes de volver a España.
– Respecto a tu familia, ¿Qué pensó cuando tomaste la decisión de marcharte?
– Supongo que ya están acostumbrados. Cuando me fui de Erasmus recuerdo que hablábamos por Skype casi todos los días. Ahora estamos ya como en la siguiente fase y la media está en una vez cada dos semanas o así.
– ¿Qué echas más de menos?
– Lo más duro es estar lejos de los que quieres, sobre todo estando en la otra parte del mundo. Cuando tomas una decisión así, tienes que renunciar a algunas cosas y sacrificar muchas otras, sobre todo en lo personal. Si te sientes mal, no puedes coger un avión y plantarte allí en un par de horas como cuando estaba en Europa. La comida también, hay productos que es casi imposible encontrar aquí (y no hablo sólo del jamón, sino de un simple queso o una barra de pan decente). Afortunadamente, la comida tailandesa lo compensa.
– ¿Cuáles son tus aspiraciones?
– Seguir descubriendo lugares, continuar trabajando en lo que me gusta, y en algún momento volver a España para quedarme.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Pues a mi familia y mis amigos les mando un abrazo enorme y que ya pronto nos vemos por allí. Y a todos aquellos que quieran visitar el Sudeste Asiático que no se lo piensen, es una zona impresionante con muchísimo encanto.