A.R.E. Cuando de pequeños nos hablaban de los bosques de hadas, siempre nos imaginábamos cientos de pequeños puntos de luz moviéndose de manera caprichosa entre las copas de los árboles y los arbustos con flores. Ese espectáculo es real, pero no lo protagonizan personitas en miniatura con la capacidad de volar, sino un entrañable tipo de escarabajo: la luciérnaga.
A su estudio y documentación se dedican José Ramón Guzmán Álvarez y Raphaël De Cock, dos expertos, amantes de estos insectos, que hace ya una década pusieron en marcha el proyecto Gusanos de Luz. Se trata de un espacio de Internet en el que, gracias a la colaboración ciudadana, recopilan fotografías e información sobre luciérnagas para, posteriormente, investigar, identificar y analizar los ejemplares y aumentar los datos existentes en torno a estas grandes desconocidas, de las que ni siquiera se sabe cuántas especies existen.
Este verano, José Ramón y Raphaël se han desplazado a la provincia de Huelva en busca de una especie concreta de luciérnaga, la Luciola lusitanica, un ejemplar que puede encontrarse en Portugal, pero que no se avistaba en España desde hacía décadas. De hecho, la última referencia en nuestro país corresponde al año 1929, cuando una Luciola lusitanica fue vista en los jardines del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, en Segovia.
A través de la página web Gusanos de Luz, varios colaboradores habían puesto sobre la pista a estos expertos de la presencia de ejemplares de esta especie en el litoral onubense, en zonas como Moguer, Matalascañas y otras más cercanas a la frontera con Portugal, aunque no habían podido fotografiarla.
La Luciola lusitanica es un tipo de insecto muy espectacular, ya que es capaz de emitir luz mientras vuela. Como explica José Ramón Guzmán, «es una luciérnaga muy inusual dentro del abanico de luciérnagas de Andalucía. Normalmente, solo las hembras emiten luz, pero no pueden volar, son como gusanitos luminosos. En la que buscamos, por el contrario, los dos sexos emiten luz y, además, el macho lo hace también mientras vuela». Por tanto, quien tiene la suerte de cruzarse con estas ‘hadas’ de los bosques, no puede menos que sorprenderse ante tan bello espectáculo de la naturaleza.
El objetivo de José Ramón y Raphaël este verano ha sido encontrarlas y registrar el momento en imágenes. Para ello, siguiendo los testimonios de sus colaboradores, viajaron por distintos enclaves de la provincia de Huelva, como la zona de Almonte, aunque al final no pudieron conseguir las ansiadas pruebas gráficas.
La suerte juega un papel destacado en estas incursiones, pero también es importante conocer la época de vuelo de la especie, ya que cada una tiene su ciclo. «En las luciérnagas más normales, especies en las que solo la hembra brilla, la época de vuelo va de la segunda semana de junio a la primera de julio, pero la que buscamos tiene una época más temprana, probablemente de final de mayo a final de junio«, explica el experto.
En este sentido, ambos expertos solicitan la colaboración ciudadana para capturar con la cámara a estas hadas de los bosques. «Cuanta más gente pueda dar el aviso, mejor», admite José Ramón, aunque también es verdad que cada día es más complicado contemplar luciérnagas, por un lado, por el exceso de luz que nos rodea y, por otro, porque la costumbre de pasear de noche por el campo se ha ido perdiendo con el tiempo.
Sin embargo, «a veces se sienten atraídas por las luces y se ponen cerca de donde nos encontramos. Si alguien se percata, con sacar una foto con el móvil bien enfoca y enviárnosla, nos vale», reconoce Guzmán.
De cara a la próxima primavera-verano, fecha aproximada del ciclo de vuelo de la Luciola lusitanica, estén bien atentos y cámara en mano pues, donde menos se lo esperen, podrían ser testigos de que estas ‘hadas’ tan especiales han elegido instalarse en la provincia de Huelva de regreso a tierras españolas.