Claudia Hernández Maturano. Hablar de mí no es fácil, sobre todo porque cada uno tiene una versión distinta de mi vida, algunos humanos creen que tengo 10 años, otros 8; mi edad no importa, aunque si te puedo decir que ya me siento más cansado, últimamente me tiro y me acurruco por la Avenida Italia.
Hace algún tiempo unas personas me abandonaron dejándome a mi suerte, menos mal que un humano bastante resquebrajado por el tiempo se hizo mi amigo y yo que soy bastante listo me hice su compañero inseparable, íbamos a todas partes, a veces se metía a la plaza del mercado y yo desesperado lo buscaba afanosamente con mi fino olfato. Los dos comíamos de las sobras de los contenedores verdes, a mí a veces me caía algún huesito de jamón. Cierto día el hombre mayor desapareció de mi vida y volví a quedarme solito.
De repente me encontré con una pareja a la que solía acompañar también, supongo que su vida de estos humanos tampoco era fácil, la mía menos… pero nos hacíamos compañía.
Durante muchos años dormía en una nave y no en la calle, aunque reconozco que me encanta estar libre y andar de aventurero… sentir el viento en mi cara y ver las estrellas. El caso es que cierto día una mujer joven se hizo cargo de mí y yo me sentí muy a gusto con ella pues me prodigaba mucha compañía y también sentía que me quería y yo aprendí a seguirla y a confiar en ella… esta humana tampoco tiene una vida fácil… por las noches dormía a la intemperie y yo al ladito siempre fiel. Cierto día sin saber porqué vinieron por mí unos hombres que me llevaron a un sitio donde había muchos como yo, algunos más grandes, otros pequeños… yo solo sé que no comprendía el motivo por el cual estaba en ese lugar, iba muy asustado. Me sentí perdido y triste porque los humanos que yo conocía ya no estaban a mi lado. Mis calles y la ciudad que se convirtieron en mi hogar ya no las veía… mi amada Huelva y mi Avenida Italia habían desaparecido… era una pesadilla me dije.
Olvidé contarte que algunas vecinas del barrio me hablaban con mucho cariño se preocupaban por mí y me compraban un montón de bolitas de colores, creo que los humanos les llaman pienso… estuvieron pendientes de mi comida y de mi pastilla por eso de las pulgas… Olivia es la encargada de mi pastilla y las croquetas que tanto ella como Lupe están muy pendientes desde hace años. Existen vecinas anónimas que me ven por el rumbo y les da alegría . Yo solo sé que me hablaban bonito y a veces me traían unas latitas que me encantaban y yo era feliz con eso solamente. En mi vida lo único que he hecho es ser fiel a esos humanos con vidas difíciles. He aprendido en el transcurrir de los años a cruzar las calles… a veces me he salvado de sufrir un atropello. Ahorita sigo con esta parte de mi vida, porque me quedé contándote que me llevaron a un lugar que tiene jaulas y barrotes. Todos los que estaban ahí se quejaban y lloraban… yo también. Aunque existe una pandilla de humanos que nos va a ver una vez a la semana y nos sacan y nos dan algo fundamental para nosotros… ¡cariño!
Los hombres que trabajan ahí me daban bolitas marrones de comida y agua… En ese lugar me sentía perdido. Una noche soñé a Huelva… mis calles, mi avenida Italia… la plaza del mercado, las vecinas que velaban por mí, y muchos otros que se preocuparon de mí… Cristina vio cuando me llevaron…
Nunca entendí porque yo estaba ahí si yo vivía en Huelva y no molestaba a nadie. Me sentí muy triste ahí y perdido. Mis amigos tampoco estaban bien, el espacio es muy reducido. Al día siguiente de estar en ese lugar donde había muchos como yo vi venir a una muchacha que llegaba desde Huelva y me hablaba con mucho cariño nada más para ver como estaba, ¡yo no podía creerlo!, el caso es que volvió otro día con un muchacho y pues no me dejé agarrar para pasear, me zafé y busqué afanosamente escapar… encontré un hoyo y salí huyendo… los humanos que vinieron a verme fueron corriendo tras de mí con todas sus fuerzas… yo solo quería recobrar mi libertad y regresar quien sabe como a mi Huelva… en el camino me encontré espinas… un terreno sin fin… pueblos lejanos, caballos y pájaros que me cantaban y me decían encuentra el camino Tano… estaba completamente perdido, hambriento y con sed….pero mi corazón y todo yo quería volver a donde mis huellas reconocían y lo logré… afortunadamente los coches los pude esquivar y menos mal que no me atropellaron… he pasado muchas penurias en mi aventura de regreso… pero eso no importa.
Ya estoy en casa, llegué saltando de alegría y muy contento… los humanos que me buscaron por varios días se pusieron muy felices y sintieron paz… yo encontré el camino.
Ahora solo quiero pedirte una cosa… ahora soy yo quien te habla… me llamo Tano tengo en mi alma y mi corazón una edad traducida en años de un perro adulto, mi deseo más grande es vivir en Huelva… libre, no le pertenezco a nadie… no le he hecho daño a nadie… viajé muchos kilómetros para estar de nuevo en el único lugar que conozco, este lugar me da seguridad y confianza… déjame vivir aquí no te pido nada, quizás solo amor… mi vida la he dedicado a dar compañía y lealtad, quien escribe esto me dice que me admira. Por favor piensa en lo que me hace feliz… regresar no ha sido fácil… no me lleves a ningún lugar extraño yo pertenezco aquí… yo soy feliz aquí… Huelva está repleta de mis huellas.
Recuerda si quieres compañía llámame (eso sí, mi oficina central está en la Avenida Italia… solo tienes que sentarte en una banca y ahí me encontrarás…), por cierto, no he dejado de pensar en todos esos amigos que se quedaron en ese lugar, espero que encuentren una familia que los quiera para siempre. Hay una parte de mi historia muy triste que ahora no quiero decirte. Aquí vive también mi amiga Lissa, ella al igual que yo llevamos muchos años en este lugar. Mi amiga Currita y la pequeña Luna me hacen compañía día a día… gracias a todos por preocuparse por mí y seguir haciéndolo… si tienes alguna sugerencia para que mi vida sea mejor estoy dispuesto a pensarlo… eso si me encanta tener mucho espacio y correr y estar libre. No dejes de echarme una pata!!!
Gracias humano(a)
Olivia, Lupe, Cristina, Regina, Juanma, Bere, Carolina 1 y Carolina 2, Angela, Antonio, Maria, Sofía, Vicente, Marisa y un montón de vecinos que me conocen .