Redacción. A las 9 de la mañana, la antigua calle de la Amargura, se vió inundada por una lluvia de pétalos, al paso de su Patrona, que recorrió la Avenida del Belén Viviente, hasta la Residencia de ancianos.
Allí, con lágrimas en los ojos e ilusión en la mirada, los abuelos clarineros gritaron vivas a su Virgen con la poca fuerza que les queda en el cuerpo y con toda la fuerza que les nace del corazón.
La Virgen estuvo un rato dentro de la Residencia, y después se encaminó hacia Clarines con una parada obligada en la empresa, santo y seña del pueblo, OLIBEAS, quien ofreció una copa a todos los Romeros.
En los grifos se rezaba El Ángelus, y a continuación, los costaleros subían la cuesta de San Bartolomé con todo el peso de La calor del mediodía, llevando en sus hombros el imponente país de plata que la Hermandad reserva para ocasiones espaciales, como la romería.
Este año, el Ayuntamiento de BEAS, ha rehabilitado la Cruz de San Bartolomé, dotándola de un mejor acceso y de un arena de descanso para los romeros
Sobre las 14 horas, llegaba la Virgen al Santuario, donde los romeros desfilaron en carrozas, cabellos y carretas para gritarle los vivas a la puerta de la ermita
Posteriormente, y entre un mar de corazones, dentro de la ermita, se rezaba la salve, y los romeros tomaron un merecido descanso.
El día 15 de agosto, a las 12 de la mañana tendrá lugar la misa de romeros, y por la noche la Virgen recorrerá algunas calles de la aldea, entre cantes, vivas y muestras de devoción Mariana .
Ya el día 16 de agosto, en un ambiente más íntimo y familiar, se celebrará la misa de despedida, y los beasinos dirán un hasta luego a su Patrona, para encarar, la semana siguiente, las fiestas patronales de San Bartolomé