A.R.E. A sus 30 años, Susana Pérez sueña con volver a instalarse en su Huelva natal, fuera de la cual lleva ya cuatro años. Ello a pesar de que está viviendo una increíble experiencia en el extranjero, donde ha residido en Brighton y ahora en Lyon. Pero el sentimiento de pertenencia es más fuerte y no sólo quiere regresar ella, también ha conseguido que el sur de España le robe el corazón a su novio, un francés al que ha enseñado a hablar español con acento andaluz.
Pérez estudió de pequeña en el colegio Santo Ángel de la Guarda y luego en el instituto Diego de Guzmán y Quesada. Después estudió Derecho en la Universidad de Huelva a la par que ocupaba gran parte de su tiempo en aprender varios idiomas. Así ha logrado hablar cuatro con fluidez: español, inglés, francés y árabe, unos conocimientos que le permitieron trabajar durante sus veranos de estudiante como intérprete en juzgados de Huelva.
Pero al margen del Derecho, siempre tuvo gran interés por el sector hotelero y el estar de cara al cliente. Muchas de sus vacaciones las pasaba empleada en hoteles de Islantilla, una experiencia que la animó a formarse en este mundo.
Actualmente, Susana vive en Lyon, donde compagina parte de sus estudios en dirección de hoteles y comercio internacional con el trabajo de manager en un hotel de la conocida cadena francesa Mama Shelter. Sus jefes son las creadores de Club Med, que ahora están volcados en este proyecto de espacios increíbles, diseñados por el mismísimo Philipe Starck, con un menú seleccionado por el chef con varias estrellas Michelín Guy Savoy.
Hablamos con la onubense para conocer mejor cómo han sido estos cuatro últimos años viviendo fuera de España:
– ¿Cuánto tiempo llevas fuera de España?
– En total llevo cuatro años, que se dice rápido, pero cada vez me pesan más. Estoy deseando volver y, aunque tenga un buen puesto de trabajo y un buen estatus no es suficiente, todos mis esfuerzos los centro en volver con una buena formación. Estando fuera valoras cosas absurdas para quien jamás las ha perdido.
Es increíble lo que se echa de menos el café de por la tarde con los tuyos, quedar con tus amigos para ver el partido, salir a tomar café y que se haga de día, los consejos de los que te quieren, ese apoyo, la gente sonriente por la calle, el flamenco, las palmas, una guitarra que de pronto suena, cosas tan absurdas como un Cola-Cao, comer con picos de pan, un puchero de mama, el sol… Yo siempre he sido muy friolera pero después de vivir este invierno a -10Cº me rio del frío de Huelva.
– ¿Por qué decidiste irte fuera? ¿Cómo surgió esta oportunidad?
– Pues fue muy espontáneo. Al terminar el verano decidí que necesitaba mejorar mi inglés. Creo que los idiomas son la clave del futuro y que marcan la diferencia a la hora de buscar un empleo. También creo que para aprender bien un idioma necesitas aprender la cultura de la gente que lo habla, convivir con ellos, conocer cómo piensan y sus expresiones, por lo que jamás será lo mismo una academia en Huelva que clases en la misma Inglaterra. Así que compré un billete y me lancé un poco a la aventura.
– Tu primera estancia en el extranjero fue en Reino Unido. Háblame del tiempo que pasaste allí.
– Mi primera estancia fue en Brighton, una ciudad inglesa maravillosa y muy pintoresca, como también lo son sus habitantes. Brighton está llena de colorido, de ambiente, de diversidad cultural. Es mágico cuando estás allí y te das cuenta de que has salido a cenar con tu grupo de amigos y que en la mesa estás con un japonés, un francés, un inglés, un italiano, un saudí y podría seguir… Gracias a mi experiencia en Brighton creo que tengo amigos de todas las nacionales.
Cuando me fui pensaba que hablaba un poco de inglés medio bien incluso. Cuando llegué allí me di cuenta que mi nivel de inglés era horrible. Al principio cuesta adaptar el oído al acento inglés, ya después te acostumbras. Además los ingleses son muy tolerantes y pacientes con los extranjeros y siempre hacen un esfuerzo para entenderte y que no te sientas mal.
– ¿Cómo es Brighton?
– Brighton es una ciudad que me sedujo. Cuando me fui pensaba que me iba para unos meses, el tiempo de hacer el curso de inglés, mejorar mi nivel y volver. Al final me quedé allí dos años y medio. Es una ciudad muy viva, con mucha energía y, sobre todo, divertidísima. Puedes cenar en un restaurante a las tres de la madrugada o ir al gimnasio, incluso hacer la compra.
Siempre pensé que los ingleses eran fríos, pero ¡quá va! Al contrario, son súper acogedores, educados, sociables, les encanta bromear y muy respetuosos y empáticos. Se vuelcan mucho en apoyar movimientos sociales y no son nada individualistas. En Brighton puedes ir con un pijama de Bob Esponja, el pelo tipo arco iris y nadie te va a mirar de manera diferente.
En cuanto al trabajo, si estás motivado no es muy difícil encontrar empleo aunque tu inglés no sea muy bueno.
De Brighton no sólo me llevo la bonita experiencia y el aprendizaje, sino también gente maravillosa que he conocido, entre ella mi pareja. Llevamos cuatro años de novios, es francés pero nos conocimos en Inglaterra.
– ¿Por eso te mudaste luego a Francia?
– Sí, mi pareja es de Burdeos y, aunque entre nosotros hablásemos inglés o español, yo también quería aprender francés, así que una vez perfeccionado el inglés no podía perder la oportunidad de aprender otro idioma, por lo cual organizamos la próxima aventura y partimos rumbo a Francia.
– ¿Cómo fueron tus primeros días allí?
– Aunque en Lyon me acogieron muy bien, no tuve ningún problema para encontrar trabajo, academia, etc., me costó más adaptarme al carácter y mentalidad de esta zona de Francia. Los lyoneses son más fríos y reservados, también los franceses en general tienen un carácter pesimista y nada resolutivo. Yo siempre digo que son muy quejicas, o sea, nada que ver conmigo. También son menos tolerantes que los ingleses con el tema de la lengua, cuando intentaba al principio hablar francés eran muy radicales y, o lo pronunciaba perfectamente, o no me entendían.
Pero con el tiempo te adaptas a todo, incluso a una gran ciudad como Lyon que culturalmente es maravillosa y preciosa. Hay muchas cosas que visitar, eventos a los que acudir, edificios increíblemente bonitos y todo a orillas de dos ríos que atraviesan la ciudad, lo que le da un encanto peculiar.
– ¿Lyon es muy diferente a España?
– Muy diferente, sobre todo la mentalidad, pues tienen un carácter más cerrado, son muy prudentes y menos espontáneos, es todo más planificado y te acostumbras a tener que llevar una agenda. ¡Ya tengo una barbacoa prevista el 8 de diciembre! A mí me parece increíble pensar con tantos meses de anticipación algo tan simple como una barbacoa en casa de unos amigos, en cambio para ellos es normal. Pero una vez que te adaptas, los conoces y se abren es como en todos sitios, encuentras gente maravillosa.
En el día a día, la vida en Lyon es bonita, tienes muchas actividades que hacer, la montaña cerca, paisajes increíbles que conocer. La vida es más casera, la gente hace más planes de cenar en casa de uno o de otro que en la calle, yo creo que eso viene dado por el clima, no es ni comparado al que tenemos allí. En cuanto a la gastronomía, es muy buena, sobre todo la pastelería y el pan son increíbles.
– Con los recientes atentados, ¿la gente está intranquila? ¿Cómo lo estás viviendo tú?
– Yo lo vivo bien, no me asusta, creo que lo que te tenga que tocar te tocará, no importa donde estés. No suelo dejar que esas cosas condicionen mi vida, pero sí es verdad que los franceses están bastante más afectados. Un ejemplo: el pasado 14 de julio, en la Fiesta Nacional, cada vez que alguien tiraba un petardo pude ver como la gente se asustaba. También en el metro escuchas constantemente por el megáfono que si ves una bolsa en el suelo o un objeto sospechoso, contactes con las autoridades. En la salida y entradas de los centros comerciales te registran el bolso y las estaciones de trenes están llenas de soldados armados con metralletas.
También económicamente les ha afectado muchísimo al nivel de turismo, sobre todo en París ha descendido considerablemente por culpa de los atentados.
– ¿Cuáles son tus planes?
– Mi plan, tanto el mío como el de mi pareja, que es ingeniero de frío industrial pero trabaja como técnico de exportación, es instalarnos en Huelva o, como muy lejos, Andalucía. Quiero volver y trabajar en algo relacionado con la exportación internacional, para dar uso a mis idiomas, o en el sector del turismo y atención al cliente.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
– Todo: el ambiente, el calor de su gente, esa manera de vivir la vida, la comida, que por mucho foie grass y fillet mignon que me den aquí yo me quedo con un puchero de mi madre, unos chocos fritos o un plato de jamón y gambas. Echo de menos el cariño de los míos, los abrazos de mi madre, la risa y las bromas de mis amigos, una salida inesperada, la playa. Echo muchísimo de menos el mar, tenerlo cerca, tener un mal día y bajar a la playa a relajarte, el clima, las fiestas en familia… En fin, esa calidad de vida que solo existe allí y que no cuesta nada, ya que está al alcance de cualquiera.
– Por lo que veo eres una apasionada de Huelva…
– Soy una enamorada de mi ciudad, la defiendo allá por donde voy. Recuerdo que cuando llegué a Inglaterra, igualmente en Francia, me enfadaba que la gente no conociese ni si quiera dónde estaba Huelva. Ahora lo veo como una oportunidad de presentarla con amor y con la visión mágica que tengo de ella.
He conseguido enseñar Huelva a gente de todo el mundo y que queden hipnotizados, entre ellos mi novio, que ya reconoce ser andaluz y rociero. Este año ha vivido su primer camino con la Hermandad de Huelva y su primer Rocío y ha prometido no faltar nunca más.
Estoy acostumbrada a viajar desde muy pequeñita. Mi madre, una mujer muy sabia, se encargó de que conociera otras culturas y países, siempre para aprender a respetar cada uno de ellos. A mí, entre otras cosas, me sirvió para valorar mi vida y el paraíso que tenemos. He conocido sitios bellísimos, pero Huelva yo no la definiría por su belleza, sino más por la calidad de vida que ofrece. Huelva es su ambiente, su gente diferente, ese positivismo de cara a la vida que hace que nos tomemos todo con otro humor.
– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
– Claro que lo recomiendo, es una experiencia que te cambia la vida en todos los sentidos. Aprendes muchísimo siempre que te mezcles con alguien de otra cultura diferente a la tuya, aprendes a vivir y adaptarte a todo tipo de situaciones, a valorar qué es lo que de verdad te importa. Es bastante enriquecedor a todos los niveles, también a nivel laboral. Los idiomas te abren muchas puertas y con esta generación tan bien formada, el hablar idiomas marca una gran diferencia.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Que valoren Huelva, tienen un paraíso al alcance de sus manos. Huelva hay que cuidarla y hacerla grande entre todos. Muchas gracias.
– Gracias a ti Susana. ¡Suerte!
1 comentario en «La onubense Susana Pérez trabaja en Lyon, al frente de un hotel de una prestigiosa y vanguardista cadena francesa»
Que sabía eres,que te vaya muy bien.