Redacción. Investigadores del Grupo Control y Robótica de la Universidad de Huelva han patentado un sistema de salvamento con drones para emergencias próximas a la costa que reduce el tiempo de respuesta a segundos. El dispositivo comprende un vehículo robotizado volador, unos prismáticos que identifican la posición del accidente y transmiten el plan de vuelo al avión no tripulado que se traslada al punto preciso, donde libera material de socorro hasta que llega el personal de asistencia.
El sistema permite al dron llegar al punto exacto donde se encuentra la persona en peligro de ahogamiento de forma automática. Allí mantiene el vuelo sobre su posición y lanza el material de emergencia. Los expertos han equipado al vehículo aéreo no tripulado de una cámara de vídeo que envía al puesto de salvamento en tierra imagen y sonido en tiempo real de la persona accidentada desde baja altura.
Este funcionamiento automatizado aporta ventajas como la rapidez y la capacidad de actuación a pesar de las características de la orografía, ya que permite actuar en zonas de difícil acceso. “El tiempo que transcurre desde que un socorrista localiza una persona en peligro de ahogamiento hasta que ésta recibe ayuda en el mar es un factor crítico, ya que de ello depende en muchos casos su supervivencia. Nuestra invención optimiza el tiempo de respuesta mediante el uso de drones que llevan de forma inmediata una primera ayuda en forma de un chaleco salvavidas de inflado automático”, explica a la Fundación Descubre uno de los autores de la patente, Andrés Mejías, investigador de la Universidad de Huelva.
El dispositivo de salvamento consta de tres módulos: el avión no tripulado, el sistema de emergencia y la red de comunicaciones inalámbricas entre ambos. Todo se pone en marca cuando un socorrista situado en su torre de observación avista una emergencia con unos prismáticos específicos. A éstos, los expertos les han incorporado un telémetro láser que marca la posición marcada por GPS y la distancia al puesto base de la persona en peligro.
Estos datos se transmiten vía wifi a un ordenador que genera un plan de vuelo y lo envía al avión no tripulado que arranca de forma automática. “De todos los drones desplegados en la playa detecta el que se encuentra más cerca al accidente. Si está libre, le pasa las instrucciones, por ejemplo, despegar, ir en línea recta y bajar hasta el bañista. Así, se desplaza hasta la persona y marca su posición. Todo esto se produce en segundos”, aclara Mejías.
Una vez que el dron llega a la posición de la persona en peligro de ahogamiento, lanza el material de asistencia. El socorrista puede ver al bañista mediante la videocámara y transmitirle instrucciones mediante voz desde el puesto de observación. “De esta forma, un único centro de control podría gestionar varios vehículos aéreos no tripulados para una gran longitud de costa. El socorrista queda liberado para seguir alerta a nuevas emergencias o para acudir por sus medios a atender a personas en riesgo”, aclara.
Prismáticos y drones. Durante el proceso investigador, los expertos destacan las dificultades para conectar todos los dispositivos. Por un lado, han configurado el sistema electrónico que permite a los prismáticos transmitir los datos al ordenador de control. Por otro lado, han sincronizado éste para que ese sistema coordinador tenga en cuenta qué avión no tripulado esté libre en el momento de la urgencia. “Tiene en cuenta que el vehículo aéreo no esté acometiendo una misión o que tenga la batería cargada al nivel adecuado. Así se garantiza enviar al dron más cercano y más seguro”, especifica Mejías.
Según los expertos, hasta el momento no existía un sistema automatizado de manejo de los drones, sino que se despegan de manera manual. Otra de las novedades que destaca Mejías es la incorporación del vídeo, que permite al dron transmitir en tiempo real hasta el puesto de control y, a la vez, el socorrista cuenta con una visión cenital, con lo que puede elegir con precisión dónde soltar el salvavidas.
El proyecto tiene previsto acometer más vuelos de prueba e incorporar varios drones, ya que hasta el momento se han ejecutado los ensayos con un único avión no tripulado. Unos vehículos robotizados que los investigadores aplican a estudios de termografía o placas solares en otras líneas de actuación.